¿Sientes que te observan? En la obra de George Orwell, 1984, el escritor describe la omnisciencia del Gran Hermano, una presencia que todo lo ve. Es decir, existe un control -arbitrario- sobre los ciudadanos. Una imposición política para “asegurar” el orden.
Michel Foucault desarrollaría esta teoría panóptica del concepto de Jeremy Bentham, quien consiguió un modelo de presión ideado para la supervisión y control perfecto, bajo el mismo nombre. En la obra de Foucault “Vigilar y Castigar”, ahondará en la cuestión del panoptismo con tres elementos: control, disciplina y corrección. Él habla de una sociedad disciplinaria, que controla a sus miembros a través de la vigilancia. Es por ello que el poder político busca actuar mediante el control, la vigilancia y la corrección del comportamiento.
“Se trataba de una construcción circular y en el centro figuraba una torre que ubicaba un único vigilante. Esta estructura opaca se desarrolló con el fin de que los presos jamás pudieran saber si había un vigilante observándoles”, Artes y Humanidades, Universidad Oberta de Catalunya”.
Autogestión (controlada)
Se puede modular, como en la cárcel, el comportamiento de la masa. La corrección es castigo, la observación es la ética suprema, se busca una homogeneidad del actuar (inclusive de pensamiento). El individuo debe subsumirse a la norma, no porque quiera, sino porque debe.
El poder, a su vez, se presenta como omnisciente (como el Gran Hermano), es invisible. Y como se regula el actuar con el castigo, el individuo no sabes cuánto es observado o no, pero por temor a la represalia, evita obrar mal. Así, el vigilante podría no estar viendo. El dominio es existente desde la idea de observación.
¿Quién me ve?
El Gran Hermano hoy se ha alojado en nuestros dispositivos móviles. Como comenta Zygmunt Bauman en su libro “La Globalización”, la modernidad nos mantiene a todos siendo parte de un todo a través de las plataformas sociales que poseen todos nuestros datos. La esfera digital sabe más de nosotros, que nosotros mismos. Y, como comenta, a partir de ello nos dice qué y cómo actuar.
Imagina los bancos, los cuales poseen todo tu récord crediticio, tus ingresos, gastos, deudas. A partir de ello, te brindan una categoría: “sí estás apto para este nuevo préstamo”. Ordenan, según tus datos, quién eres y cómo debes de sobrellevar tu vida económica. Si decides salir de ese sistema, no existes. Has roto la regla. No eres parte. No hay beneficios.
Pregunta final: ¿eres libre?