Hace una semana salieron al aire los nuevos indicadores de pobreza en el Perú, los cuales son alarmantes y muestran un deterioro progresivo de nuestra macroeconomía.
Según los resultados del INEI, la cantidad de pobres en el 2023 ha aumentado en comparación con el 2022, superando los 9 millones de personas (29%) que no pueden cubrir con sus ingresos la canasta básica de consumo.
Por su parte, la pobreza extrema sube a 5.7%. Es decir 249,000 compatriotas se sumaron al grupo de peruanos en extrema pobreza que no superan ingresos mensuales de S/ 251. A diferencia del año 2022, que a pesar de la pandemia, se situaba en 5,0%, estas cifras continuaron por encima de los niveles pre pandemia.
Es la primera vez en 20 años que la pobreza extrema se incrementa por segundo año consecutivo, y es la primera vez en 30 años que tenemos una recesión de -0.6%, según detalló Sandro Stapleton en Diario Expreso.
El economista Hans Rothgeisser aseveró para El Reporte que estas cifras no son únicamente la responsabilidad del gobierno del golpista Pedro Castillo y que esta crisis económica viene desde los 2000 en adelante. Resaltó que quien intentó frenar la caída fue el segundo gobierno de Alan García con la creación de empleos y generando inversiones.
“No es solo culpa del gobierno de Castillo. Desde hace mucho tiempo se sabe que las reformas económicas de los 90s harían que se disparara la economía generando más empleo e inversión. Pero no hubo una segunda ola de reformas (…) Alan, fue el único que trató de seguir esa línea e inició una reforma educativa pero que rápidamente fue saboteada por el gobierno de Ollanta Humala”, especificó Hans Rothgiesser.
“Si uno ve las tasas de reducción de pobreza desde el gobierno de Ollanta Humala, se puede apreciar que las tasas de crecimiento son menores. Es decir, si bien seguimos creciendo, no lo hacemos con la misma contundencia que antes”, agregó.
Del mismo modo detalló que el gobierno de Dina Boluarte no ha hecho nada para intentar salir de esta crisis, además declaró que la solución para esto es hacer reformas urgentes para que la inversión sea “apetecible”.
“Al gobierno de Dina no se le puede acusar de algún desastre económico, porque no ha hecho nada. Ni bueno ni malo. Solamente ha incrementado el gasto público, pero sin reformas para hacer atractiva la inversión privada. Lo que necesitamos es una fuerte ola de reformas urgentes para que la inversión sea apetecible”, dijo el economista para El Reporte.
En ese sentido, también increpó que el Ministerio de Economía es una vergüenza y que antiguamente era un institución de status. Reclamó que ahora solo se incrementa el gasto.
“En el MEF o hay muchas personas ignorantes que realmente ni han acabado sus carreras o sencillamente hay un cinismo tal que al país ya les dejó de importar. No veo otra forma de explicar la incompetencia”, increpó el economista.
Estas cifras son una alerta de urgencia para todos los ciudadanos. Si bien Perú aún se mantiene como un ejemplo de saneamiento económico y de política monetaria gracias al amparo de la constitución de 1993, no debemos desatender los tropiezos e irresponsabilidades de los funcionarios públicos.
Las nuevas directrices del gobierno, heredadas desde Humala como señaló Rothgeisser, se basan en la pretensión de la reactivación económica a base de gasto público, con lo cual al estos no equipar a los ingresos recibidos, la solución que el gobierno ofrece es incrementar o crear más impuestos.
“Únicamente nuestros políticos por años se enfocan en incrementar el gasto y ni siquiera ponen límites presupuestarios a otros ministerios. Eso sumado a la creación de nuevos impuestos que todos sabemos que es diametralmente opuesto a una política de reactivación económica. Algo que cualquier estudiante de economía de pregrado lo tiene claro”, resaltó Hans Rothgeisser.
Esperemos que pronto el déficit se comience a recortar y que se de marcha a un paquete de reformas que incentiven la inversión y en consecuencia, la empleabilidad, pues es la única forma de crear riqueza.
En un país abatido por las inestabilidades políticas y un poder judicial sometido a pugnas internas por alcanzar mayor poder, urge aún más recuperar la estabilidad económica. Pues de cara a las próximas elecciones, puede posicionarse nuevamente un radical antisistema amparado en la idea de un supuesto fracaso del modelo, cuando no es el modelo sino los políticos y burócratas de turno los que nos están arrastrando a una nueva crisis.
La incompetencia y la ambición de nuestros gobernantes podría costarnos una vuelta de 180 grados sin retorno.