OpiniónMiércoles, 29 de mayo de 2024
El futuro de Rusia y Ucrania, por Ignacio Urquiaga

El libro “Tiempos Violentos”, publicado en 2022 por Farid Kahatt y Clemente Rodríguez, plantea ideas bastante interesantes con respecto a la actualidad de las relaciones internacionales. Desde las catastróficas consecuencias del COVID-19 hasta la guerra entre Rusia y Ucrania, pasando por la “nueva guerra fría”, y el futuro de potencias como China o Estados Unidos. Particularmente me interesó mucho las proyecciones que hacen acerca de la guerra entre Rusia y Ucrania.

En primer lugar, hay que decir que es evidente que la tensión entre Rusia y Ucrania no nació ayer. Uno puede remontarse a los tiempos soviéticos en el período stalinista y ya existían disputas entre el pueblo ucraniano y las autoridades de la URSS. Sin embargo, viendo la historia reciente desde la caída del muro de Berlín, hay factores que gatillaron los motivos para que explote una guerra como la que se vive en la actualidad y que además implica a más actores que únicamente Rusia y Ucrania.

Detrás de este conflicto se esconde una guerra de mayores proporciones entre la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y Rusia junto con China. Como bien señala Kahhatt, al caer el Muro de Berlín hubo mucha tensión a la hora de definir qué sucedería con las ex repúblicas soviéticas. Por ejemplo, Helmut Kohl, quien en aquel momento era el canciller alemán, buscaba evitar que la OTAN se extendiera hacia los países del este de Europa, controlados por los soviéticos. De hecho, mucho antes de la guerra actual, en el lejano año 2019, el ex embajador de Estados Unidos en Rusia, William Burns, escribió que era una provocación innecesaria plantear la anexión de países como Ucrania o Georgia a Rusia.

La historia le dio la razón. Y es que además se tiene que comprender en qué consiste el paradigma ruso a nivel de política exterior. El paradigma ruso básicamente implica las experiencias de los años 1812 y 1941. La invasión napoleónica y la invasión de Hitler fueron decisivas pues los rusos no tienen otra arma que la defensa en profundidad y esa es la razón de la guerra de Ucrania. Si Ucrania se hubiese unido a la OTAN tendrían tropas estadounidenses en la frontera ruso-ucraniana. Eso es visto como un peligro que no debe aceptarse. Las dos posiciones nacen de una experiencia histórica. No se debe permitir ninguna cesión territorial bajo criterios étnicos. El paradigma ruso necesita una defensa en profundidad porque si no Rusia es vencida.

Dicho esto, se comprende mejor además lo que señala Kahhatt en el texto respecto de que en el año 2008 en la cumbre de Bucarest se dio la bienvenida a dos países aspirantes a formar parte de la OTAN. Se trataba de Ucrania y de Georgia. Por ello no sería una casualidad que los principales conflictos en el último tiempo entre ambos países surjan desde aquel hecho. Putin sintió la amenaza a pesar de que previamente la OTAN ya venía avanzando, adhiriendo a países del este a la OTAN, por ejemplo, varios países del este que antaño eran parte de Yugoslavia.

Un aspecto que quizá le faltó mencionar a Kahhat fue el rol que China juega en la guerra. Y es que mientras Estados Unidos se encuentra enfocado en seguir financiando la guerra en Ucrania junto a los socios europeos, los chinos siguen trabajando para superar aún más a Estados Unidos como potencia económica. Por ejemplo, China actualmente está incrementado sus inversiones en América Latina, quitándole así el monopolio del “patio trasero” a USA. Un ejemplo claro de ello es el puerto de Chancay en Perú, el cual representa una inversión de 3 mil millones de dólares y es propiedad de la empresa estatal china Cosco Shipping. A nivel de extracción de materias primas la situación es similar. China se ha convertido en el principal comprador de cobre del Perú en la actualidad. Estos puntos son importantes pues explican además cómo China se expande geopolíticamente y con la guerra Beijing se ha vuelto el principal comprador de hidrocarburos de Rusia. Es decir, de forma indirecta están involucrados también en la guerra, aunque siendo mucho más cautelosos que los aliados de Ucrania. China no ha cortado relaciones comerciales con Estados Unidos, sin embargo, con un posible gobierno de Donald Trump esto podría cambiar bastante.

A futuro será políticamente muy relevante analizar cómo sigue el crecimiento chino y su vínculo con Rusia, por ello considero que es clave analizar también a China para tener más claro el tablero geopolítico.

Finalmente, considero que es clave hacer énfasis en algo que comenta Kahhat con toda certeza y es que Rusia violó el derecho internacional al invadir a Ucrania, tanto con la anexión de Crimea el año 2014 como en el 2022. Ello dado que, de acuerdo con el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, ningún país puede invadir militarmente a otro por medio de la fuerza. Esta regla fue incumplida por Rusia tanto en el 2014 como en la actualidad.

Lo cierto es que si alguna conclusión nos deja la guerra es que cuando muchos habíamos pensado que el derecho y la diplomacia habían acabado con las guerras y los conflictos bélicos estábamos sumamente equivocados. Actualmente muchos países han aplicado sanciones de todo tipo a Rusia. Además, organizaciones no gubernamentales como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han condenado categóricamente no sólo la invasión a Ucrania sino también los medios con los cuales se ataca de forma permanente al país. Aún es temprano para predecir qué sucederá, sin embargo, algunos medios como la revista Ejército prevén que el conflicto puede terminar congelado. Es decir que continuará, pero con ataques mucho menores y en algún punto la guerra pasará a un conflicto diplomático. Ello debido al agotamiento de las fuerzas militares que afrontarán ambos países. Es una posibilidad, pero lo cierto es que no hay nada cerrado.

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