OpiniónJueves, 30 de mayo de 2024
No es maltrato, por Patricio Krateil
Patricio Krateil
Comunicador

El Congreso colombiano prohibirá las corridas de toros y otros espectáculos similares bajo la concepción de maltrato animal a partir de 2027, una decisión que quedará grabada, pues Colombia es uno de los países de mayor tradición taurina de Hispanoamérica.

Sin embargo, esta noticia tiene diferentes puntos de análisis, puntualmente en relación a la concepción de maltrato animal acuñada a las corridas de toros.

En primer lugar, habría que definir qué es un maltrato animal y por qué en todo caso este debería ser prohibido o penado legalmente.

Maltrato animal se define como el abuso del ser humano sobre la criatura a modo tal que este le ejerza un tipo de sufrimiento o malestar. En otras palabras, es identificar al animal como portador de una consideración moral por parte de las personas de tal manera se le limiten ciertas acciones que le producen sufrimiento.

Esto nos hace pensar un poco. Entonces las carnes y toda la industria ganadera deberían bajo dicha consideración también ser prohibidas, dado que, de igual forma, por más cuidados que seamos, para poder sacarle carne al vacuno sí o sí este tendrá que sufrir. Ya sea en la matanza misma o en la forma en la que estos son criados o tratados.

Es ahí donde surge una nueva condicional por parte del animalismo. La idea de la utilidad que se le dé al animal. En otras palabras, si es que el animal es víctima de maltrato o muerte, ello solo sería permitido en caso la razón de dichos actos sean para algo necesario, importante o útil.

Vemos en ese punto un argumento algo subjetivo. Si es que es para alimentarnos, es válida la producción animal y por ende el maltrato, pero en el caso que no lo sea es inmoral y debería ser sancionada.

¿Pero qué determina que todos los alimentos sean útiles y más importantes que una corrida? ¿McDonalds es importante para que las personas no mueran de hambre?

¿Y qué hay de la economía detrás de las corridas de toros que mantiene a muchas personas empleadas haciendo que puedan sustentar a sus familias?

Es como en la pandemia que por “salvar” a la población hicieron que miles de negocios se rompieran y miles de personas pasan hambruna. La economía es vital para la sustentación del humano.

Además, cabe resaltar que la carne del toro, una vez derrotado en el ruedo es llevada a mercados mayoristas. La carne del toro se come. La vaca principalmente es para producir lácteos, no para comerse. Entonces, ¿por qué razones un vacuno en cautiverio únicamente para producir carne es moralmente aceptado, pero uno de lidia que está en el ruedo no?

Para añadir, también habría que recalcar que el trato que se le da al toro de lidia es mucho más amigable y natural que los que se dan en los mataderos. O sea, no solo es utilizado como alimento (algo que los animalistas consideran aceptable) sino que, además, los procesos previos (dado que tiene que estar en óptimas condiciones para el ruedo) son mucho menos dolorosos y represivos que en las industrias ganaderas.

Para culminar, hay que tener en consideración que detrás de la tauromaquia hay familias y un sector económico que depende de esta industria. Prohibirla afectaría a muchísimas personas. Por razones utilitarias y humanistas, el cese de este negocio no puede darse, pues no se puede anteponer a los animales a la vida de las personas. Más aún, cuando los procesos de crianza son mejores que los de las industrias de carnes e incluso, el toro cumple con la razón “social” de alimentar en última instancia.

Queda pendiente para otra entrega desmontar al animalismo conceptualmente.

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