La “justicia” americana ha declarado culpable de todos los cargos al expresidente americano Donald Trump, por supuestamente haber falsificado registros comerciales para ocultar un pago “secreto” de 130 mil dólares a la estrella de cine para adultos Stormy Daniels. Según se reportó, Trump le habría pagado por su silencio durante las elecciones presidenciales del 2016.
Sin embargo, ser declarado culpable, no significa que el exmandatario americano vaya a ir preso. Esa será una decisión que será comunicada el 11 de julio cuando se emita su sentencia condenatoria. Trump podría no ir preso, como también podría ir preso semanas, meses, hasta un plazo de 4 años, siendo esa la máxima pena.
Según el especialista Norm Eisen, abogado penalista, solo el 10% de los casos de este tipo resultaron en prisión efectiva, y considerando la edad del magnate americano, sería atípico que se le envíe a prisión. Sin embargo, no se puede descartar nada.
No hay que descartar ninguna opción, porque el juicio a Trump ha sido bastante inusual. El ex jefe de Estado americano señaló que el juez Juan Merchán es un corrupto, tras señalar su inocencia.
Razones no le faltan al republicano. En agosto del 2022 efectivos del FBI allanaron el domicilio de Trump, el complejo de hoteles Mar-a-Lago, sin precedente alguno, sin una razón oficial dictada en el momento, y según el candidato presidencial, tampoco se le notificó previamente del allanamiento. Irregularidades que no pasarían si fuese un candidato demócrata.
No sorprende, además, que el juez a cargo del caso es nada más que un donante de campaña de Biden. ¿El juez era imparcial? ¿Si fuese al revés, a Biden le pondrían un juez donante de campaña de Trump? Los republicanos se quejaron en su momento, pero la justicia americana no quiso hacer nada. Al parecer, la idoneidad del juez no era un factor a considerar. Sin mencionar que el fiscal era, para variar, un liberal más.
La justicia americana está buscando arrestar al candidato opositor de turno, el cual, además, parece ser el favorito para las próximas elecciones.
¿Estamos hablando de Estados Unidos?¿El país de la justicia y de la libertad? ¿O estamos hablando de Nicaragua o de Venezuela?
Porque esa es una típica jugada de Maduro, que persigue a cada uno de sus rivales, metiéndolos presos, o inhabilitándolos políticamente. Sino preguntémosle a Machado o a Capriles. O el mismo Daniel Ortega, que, aparte de perseguir a católicos y a sacerdotes en Nicaragua, también persigue a su oposición política.
No le bastó a Biden con censurar las ideas conservadoras de las redes sociales durante la pandemia. El caso llamado “Facebook Files” denunciado por el diputado Jim Jordan, que acusó que Meta y el gobierno americano “coludían” para evitar que las ideas conservadoras se esparzan en las redes sociales. Ni mencionar lo que era Twitter previo a Elon Musk.
Persiguen a Trump, buscando dañar al Partido Republicano, porque saben que el próximo 5 de noviembre, fecha de las próximas elecciones, no les es una fecha favorable. Mucho menos con un candidato senil como Joe Biden. Buscan encarcelar a Trump, para buscar luego evitar su candidatura, pese a que la Constitución de Estados Unidos no impide que un condenado postule a la presidencia. Nomás veamos el caso del socialista Eugene Debs, quien, desde la prisión, en 1920 postuló a la presidencia obteniendo cerca de un millón de votos.
Mientras esta persecución política sigue en desarrollo, el veredicto del jurado de Nueva York ha generado que ingresen miles de miles de dólares según los últimos reportes. De igual manera, muchos señalan que este resultado podría terminar favoreciendo a Trump, consolidando la idea de que la justicia americana ha sido politizada por los demócratas. No obstante, habrá que ver los números, las encuestas y las apuestas en los próximos días, para ver cómo afectará esta situación a la voluntad americana.
Este es, sin duda alguna, un caso sin precedentes. Todos contra Trump, desde que se postuló para la presidencia en el 2016. Un hombre que nunca había sido investigado penalmente hasta que decidió ser presidente. El futuro de la democracia americana está en riesgo, esperemos que no caiga.