OpiniónMiércoles, 19 de junio de 2024
El futuro del Perú podría mejorar a corto plazo, por Eduardo Ponce Vivanco

Mientras Milei es recibido por el G-7 y le toman fotos con sus líderes, el Congreso argentino aprueba la vasta legislación que propuso para realizar las políticas de la revolución libertaria que lo llevaron al poder y profundizar las transformaciones que echan raíces en una de las tres principales potencias latinoamericanas.

Con ese fin ha anunciado la creación de un Ministerio de la Modernización. La revolución en curso busca desplazar al Estado, poniendo énfasis en la competencia, la libertad de mercado y la trascendencia de la vanguardia tecnológica que encarnan empresas tan poderosas como Tesla, inspirada por la batuta de innovadores como Elon Musk.

Descolocando a la “casta política” honra las esperanzas de la juventud argentina que votó masivamente por él y abre una ruta en el escenario regional que nos aleja de las vetustas prédicas de “foros” izquierdistas como los de Sao Paulo y Puebla.

La Argentina presidida por un economista valiente, tenaz y exuberante está reconfigurando el mapa político regional.

Uno de sus primeros efectos ha sido despintar al anacrónico Lula, cuyo peso en el Atlántico Sur se desvanece y debilita a sus protegidos de Venezuela y sus parientes ideológicos, al extremo de haber provocado la ostentosa presencia de la flota rusa en Cuba.

La mayor gravitación geoeconómica de Sudamérica gracias a la inminente inauguración del mega puerto de Chancay y la futura concreción de un proyecto aún más ambicioso en Corío, embarcan al subcontinente en una dinámica que confluye con la atracción magnética de los inmensos mercados de China, Asia y la India. Esperemos que Corío pueda concretarse con la participación de inversionistas norteamericanos y occidentales para contrapesar la fuerza de las empresas chinas. Solo así evitarían que se identifique a EEUU con el “perro del hortelano”, que no come ni deja comer.

El conflicto diplomático suscitado por la reacción de Noboa al no respetar el asilo otorgado por la Embajada de México en Quito para proteger al corrupto exvicepresidente del gobierno de Correa en Ecuador disparó la popularidad del Presidente por encima del 80/100. Es él quien encabeza el grupo de mandatarios sudamericanos con mayor aceptación con sus colegas de Argentina, Uruguay y Paraguay, en un duro contraste con los niveles inmisericordes de Maduro, Petro, Arce, Boric y Boluarte. Es alentador comprobar que este conjunto de hechos está reconfigurando el balance político y económico en el subcontinente.

Esperemos que el voto de los peruanos en las elecciones de 2026 nos aleje de las locuras que encumbraron a Perú Libre, el Bloque Magisterial y las otras formaciones izquierdistas que ensombrecen el Congreso y pugnan por volver al Ejecutivo presidido por la pareja Castillo-Boluarte.

Solo la fortaleza macroeconómica forjada por el Banco Central de Reserva y los gobiernos que favorecieron el libre mercado ha podido defendernos de la embestida socialista. El electorado nacional debe comprender que sería funesto retroceder en el camino que hemos emprendido hacia el desarrollo y la derrota de la pobreza.

Puede ser que los efectos de grandes obras como las de Chancay, el gran Aeropuerto de Lima, la dinamización del cabotaje marítimo y los proyectos para mejorar nuestra infraestructura vial y la gestión de nuestra pobre capacidad logística nos acerquen al gran futuro que el Perú merece.

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