OpiniónMiércoles, 19 de junio de 2024
Eterno segundon, por Patricio Krateil
Patricio Krateil
Comunicador

Inició la Eurocopa y uno de los grandes candidatos a llevarse el torneo es Francia. Una selección que disputó la final contra Argentina en el último mundial además de haberlo ganado en la edición del 2018. En ese sentido, una de las figuras de este seleccionado francés es Kylian Mbappe, quien hace unos días previo a su participación en la Eurocopa, señaló en una conferencia de prensa de forma sutil que estaba en contra de los extremos, refiriéndose ligeramente a Marine Le Pen. Además, recalcó que al igual que su compañero Thuram (quien abiertamente llamó a no votar por Le Pen) siguen los mismos valores de tolerancia y diversidad, acentuando que estos son los que hacen a Francia lo que es.

Esto es un fenómeno que últimamente sucede bastante, las grandes figuras, no solo del deporte, cada día se dan más licencias, amparadas en su libertad de expresión, para hacer llamados políticos y que en muchos casos terminan siendo a favor de la izquierda progresista.

Asimismo, como no podía ser de otra forma, en la Argentina del libertario Javier Milei, muchos grupos kirchneristas han armado un desenfreno en redes sociales alabando a Mbappe y desdeñando contra su capitán, Lionel Messi. Muchos de estos usuarios sostienen que Messi es un vendido al poder o que sencillamente no tiene conciencia de clase. Algunos otros, han hecho alusión a compararlo con Maradona y afirmando que Messi jamás podrá llegar a ser lo que el Diego fue.

Es interesante, pues Messi y toda la selección argentina, desde hace un tiempo que han evadido hablar de política. Incluso, cuando en la campaña de Milei un periodista (posiblemente peronista) le trató de sacar unas palabras a Scaloni sobre el actual mandatario argentino, el entrenador de la escaloneta, rápidamente se puso serio y dejó claro que él no está para hablar de política.

También luego de ganar la preciada copa del mundo, Messi, Di María y todos los demás jugadores se rehusaron a ir a la casa rosada para tomarse fotos con el socialista Alberto Fernández. Además, por si fuera poco, se negaron a que el estado kirchnerista les diera un paseo en helicóptero.

La selección argentina de la mano de su capitán Lionel Andres Messi han hecho bien en mantener la distancia entre el deporte y la política. No se han querido manchar la boca, pues posiblemente comprenden, a diferencia de Mbappe, que ese tipo de declaraciones siempre generan polémica y polarización social.

El deporte está hecho para unir una sociedad, no para dividir y crear rencores.

El futbolista, puede tener su opinión y tiene todo el derecho de decirla, sin embargo, el mantener eso en la privacidad enaltece su enorme valor de comprender que ellos representan a un país, no a un sector determinado ni a una bandera ideológica.

El honor de representar a tu país recae precisamente en comprender que, pese a cualquier disputa ideológica, todos los que viven dentro de los límites de una nación están siendo totalmente representados y la victoria tanto de la Copa América como del Mundial que logró Argentina, son de todos los argentinos, no únicamente de unos cuantos.

Mbappe demuestra cierta petulancia nuevamente, de pretender una vez más como cuando dijo que la Eurocopa es más difícil que el mundial o que la copa América no era nada difícil, esta vez desde su torre de marfil nuevamente se considera el dueño de la razón y la moral.

Primero, Mbappe tiene que aprender a saber que sus palabras pueden condicionar a muchas personas, sobre todo jóvenes, y que este no tiene realmente los atributos de un analista político, por lo que puede ser peligroso que las personas se guíen únicamente porque la famosa estrella lo dijo.

Y segundo, Francia.

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