Los peruanos no aprendemos las lecciones del pasado. Sucedió con la captura de Abimael Guzmán Reinoso (a) “presidente Gonzalo” en 1992, quien había puesto al Perú al filo del abismo, por el terrorismo salvaje que perpetraron para “tomar el poder”. Lejos de hacer un relevo generacional, crear una “política de Estado” contra el terrorismo y tomar el control de la educación, nos dedicamos a “disfrutar” con un triunfalismo brutal, que nos duró por muchos años.
Mientras tanto, en las cárceles, los terroristas de SL y el MRTA se “reentrenaron” y se prepararon con directivas de sus cabecillas (Guzmán y Polay) para que cuando recuperen su libertad puedan implementar nuevas estrategias y perseguir el mismo objetivo, “tomar el poder”, y así fue. Pedro Castillo fue su globo de ensayo y entraron en “circulación” en la política peruana. Los caviares, funcionales como siempre, se infiltraron en el gobierno de Castillo para arrebatarles el poder, pero fracasaron. Al final, todos perdieron porque Castillo y compañía terminaron presos o fugados (incluido Cerrón) y los caviares perdieron “soga y cabra”.
En medio de todo, la potente narrativa caviar contra la derecha, especialmente contra el APRA y el fujimorismo, ha calado brutalmente en las mentes de la mayoría de los peruanos. Esta estrategia de manipulación mental bien montada desde sus plataformas en el sector educativo, el sistema judicial, el sistema mediático y en el plano internacional, ahora les rinden sus frutos cuando vemos que los votantes de derecha “odian” a sus propios candidatos o a todo aquel que aparezca como una opción o creen que todos los partidos son “organizaciones criminales”. La ignorancia y la manipulación están jugando a favor del caviarismo y muchos, sin darse cuenta, contribuyen al despropósito.
Si no veamos cómo desde los predios de la derecha conservadora, liberal, libertaria o capitalista, se prestan a atacar a Rafael López Aliaga, Roque Benavides, Carlos Añaños y otros que aparecen como posibles candidatos para ayudar al país, sin importar que estos ataques nos van restando a los peruanos la oportunidad de equilibrar las posiciones políticas frente al extremismo de izquierda o al caviarismo salvaje que nos acecha. Estamos en la “derecha” pero en la parte “zurda” de manera involuntaria, como zombis guiados por el odio que la progresía nos ha enseñado a sentir. No basta ni siquiera las noticias que cada vez con más crudeza nos revela que, por ejemplo, Alan García fue cercado por la mafia caviar para inducirlo al suicidio y tomado por un “triunfo” por quienes nos quieren destruir.
No dudamos que existan políticos corruptos e impresentables en la derecha peruana, pero tampoco dudamos que esta postura cainita de muchos que se dicen de derecha, le hacen daño al país al atacar a quienes aparecen con su experiencia profesional, empresarial, sin necesidades económicas ni otros intereses, sin antecedentes de corrupción o de delitos para tratar de salvar al país. Decídanse, ubíquense, concéntrense en lo que los une y no en lo que los desune, porque la patria está en peligro.
No permitamos que la izquierda esté en los primeros lugares de las encuestas, al contrario, ayudemos a que todos aquellos de la derecha que están dispuestos a servir al país, lideren las encuestas, porque eso nos daría una oportunidad de que sea el candidato que elijamos quien gane en primera vuelta, o la segunda vuelta sea entre dos de la derecha. Esa debe ser una de las opciones para salvar al país. Dejen de ser el “lado zurdo” de la derecha. Sí se puede.