Mientras que la derecha entra en una encrucijada para ver quiénes podrían ser sus posibles candidatos a la presidencia y mientras los fujimoristas deciden si quieren matar o no a Alberto Fujimori, haciéndolo vivir una nueva campaña electoral, surgen indicios de lo que podría ser la nueva estrategia del sector izquierdista nacional para las próximas elecciones.
Históricamente, la izquierda peruana nunca ha sido unida. El hambre por el poder genera que se fragmenten en diversos partidos, lo que en varias ocasiones los ha llevado a perder. Más aún en estos tiempos, donde entre ellos mismos se atacan y se subdividen en grupos, como la izquierda campesina, la izquierda progresista, la izquierda caviar, la izquierda marxista y demás. Por lo que es muy fácil hipotetizar que para el 2026 las cosas no cambiarán.
Sin embargo, esta vez, al menos para un sector de la izquierda, esta fragmentación y esta pluralidad de candidatos podría tener un fin ideal para sus planes.
Pedro Castillo, el golpista fallido que se encuentra en prisión, anunció esta semana su afiliación al partido “Todo con el Pueblo”. Anunció que mueve los corazones de los deficientes castillistas. En lo personal, considero que a ese carro también se subirá Aníbal Torres, quien podría ser, en efecto, el actual candidato presidenciable de este partido.
Asimismo, para un sector caviar, tenemos a Veronika Mendoza, que seguramente será la candidata de su partido “Nuevo Perú”, yendo por su tercera elección sin siquiera llegar a segunda vuelta. Sin mencionar a los caviares barranquinos de “Lo Justo”, anexado a “Primero la Gente” con Susel Paredes.
En ese sentido, luego estarían los más radicales, así como Aníbal Torres. Entre ellos nos encontraríamos a Alfonso López-Chau, rector de la UNI, quien ya anunció su postulación. Un izquierdista que albergó en la Universidad Nacional de Ingeniería a los subversivos protestantes a inicios del 2023 y que anhela una Asamblea Constituyente.
Ya se comienzan a ver los carteles y las paredes pintadas con “Guido Bellido presidente” con el partido “Pueblo Consciente”. Y no podemos descartar a Perú Libre que, si bien no podrá contar con el prófugo Cerrón, algún otro marxista buscará lanzar.
Antauro Humala es el extremo más preocupante entre los radicales. El asesino sigue con aspiraciones a la presidencia después de que los fujimoristas sabotearan el proyecto de ley para definir la idoneidad de los candidatos. Y hasta que ese proyecto no se defina, Antauro puede ser el serio contendiente de la izquierda extremista.
El plan de la izquierda es que cualquiera de estos gane la popularidad suficiente como para asustar, no tanto a la derecha, sino a los “apolíticos” del centro, los moraditos y los que “votan, aunque no les interese la política”. El hombre perfecto para ello es Antauro, el mata policías. No por nada, las bancadas de izquierda no están preocupadas por la idoneidad de los candidatos.
Una vez que el centro y parte también de la izquierda progresista se vean asustados por una posibilidad real de Antauro, será que aparecerá el salvador: Martín Vizcarra.
El lagarto, que ya cuenta con un partido político, “Perú Primero”, ha mantenido su proselitismo en diversos sectores de la capital, y cuando lo dejan salir de esta, donde caiga también. El poder caviar, ese que está enquistado en las instituciones del Estado, está impulsando que se remueva la inhabilitación del amado expresidente de la República. El Fiscal de la Nación, Villena, ya lo salvó injusta e irregularmente del proceso por las pruebas rápidas contra el Covid y en las sombras ya se está articulando el plan para absolver de lo necesario para que su inhabilitación se levante y pueda ser candidato presidencial.
Para así tener al expresidente influencer de candidato, haciendo campaña en tiktok y regalando lagartos de peluche. Los caviares utilizarán a los radicales como chivos expiatorios para impulsar a Vizcarra, quien hoy ocupa los primeros puestos en diversas encuestas.
Vizcarra será la opción contra el asesino, que la izquierda promoverá como la opción más democrática. Poético considerando que, el expresidente, es un golpista. Y mientras la derecha piensa en Porky, el PPC, Cillóniz o el mismo Fujimori, la izquierda ya teje su telaraña para que cuando llegue el momento, ya sea muy tarde para su oposición. Ganando la batalla, una vez más.