Los dramas golpistas no sorprenden en el escenario andino de Bolivia. Es extraño que casi nunca hayan surgido en su rica y enorme región oriental (Santa Cruz, Pando, Beni, Cochabamba, Chuquisaca y Tarija). Solo en las tierras cruceñas se genera el 31/100 del PBI del país, al que se suma el de los otros departamentos. Intriga que la vigorosa Santa Cruz, vecina del Brasil, Argentina y Paraguay, se haya mantenido casi al margen de las revoluciones y los enredos de la política serrana que ha sufrido tantos sacudones militares como el Perú.
Desde que Evo Morales fue elegido Presidente de la República en la primera de las tres veces que nuestros vecinos votaron masivamente por él, la política boliviana ha estado dominada por su egolatría y el convencimiento de que el origen aimara, la pobreza y su arraigo en los vastos cocales del Chapare le conferían una indiscutible representatividad.
Contó con la inseparable compañía de su maestro y amigo Álvaro García Linera, extremista teórico del marxismo-leninismo, que fue su eterno Vicepresidente.
Tuvo como Ministro de Economía al actual mandatario Arce Catacora (economista formado en la Universidad de Warwick y autor de varias publicaciones), a quien llevó a su gabinete.
Son ellos quienes ahora disputan acremente el liderazgo del MAS, el Movimiento al Socialismo que los encumbró.
Eficaz manipulador de todas las instituciones gubernamentales fue gestor de la Constitución que implantó el “Estado Plurinacional de Bolivia”, así llamado para reconocer el protagonismo político de los pueblos originarios y etnias indígenas.
Morales deifica a la telúrica Pachamama, reivindica la coca y promueve la refundación de los Estados latinoamericanos a través de RUNASUR, la organización transnacional para transformar la región que trató de fundar en el Cuzco, la capital del Tahuantinsuyo. Buscaba una suerte de fusión con Puno y una influencia decisiva en el sur del Perú. Su alianza con Pedro Castillo, Vladimir Cerrón y Perú Libre provocó que el Congreso lo haya declarado “persona no grata”, y que tenga prohibido cruzar libremente la frontera para seguir entrando al Perú como si fuera su casa.
Su febril alianza con el chavismo de Maduro y con el comunismo cubano se expresó en dos fases célebres: “Yo vi…en Cuba hay la mejor democracia, ¿qué dictadura?” y “En Venezuela yo he visto…hay libertad de expresión, ¿no?”.
Pocos años atrás una misión parlamentaria de la oposición brasileña verificó que los gobiernos del MAS tenían 200 presos políticos, incluyendo a la expresidenta Jeanine Áñez y al ex gobernador de Santa Cruz Luis Fernando Camacho. Ambos siguen en la cárcel.
Es lamentable pues, que cuando el gobierno de Dina Boluarte condenó la sospechosa intentona golpista del Ejército boliviano (dicen que el mismo Arce la fraguó para levantar su imagen) no haya aprovechado para condenar también la prolongada prisión que sufren Añez y Camacho.
Evo Morales es un estratégico alfil del comunismo beligerante que lideran Cuba, Venezuela y Nicaragua. Un político y sindicalista turbulento que ya lanzó su candidatura presidencial para las elecciones de agosto de 2025, a pesar de estar inhabilitado por sentencia del Tribunal Constitucional boliviano. Sería un vecino tormentoso por su inclaudicable pretensión de influir y entrometerse en los asuntos internos del Perú.
También sería peligroso para América Latina por su activismo político, el apoyo de la izquierda regional liderada por Lula y el fuerte padrinazgo que le asegura México, donde se asiló cuando fugó de su país. AMLO, Sheinbaum y MORENA serán sus mejores padrinos.
Es significativo que Rusia e Irán cooperen activamente con Bolivia en la operación del reactor nuclear instalado el 2023 en El Alto de la Paz, al lado de Puno. El uranio y el litio bolivianos acentuaron el interés del Presidente Putin que hace dos semanas firmó importantes acuerdos con el Presidente Arce en San Petersburgo.
No cabe duda que la Realpolitik debe estar en el núcleo de las políticas exterior y de defensa del Perú.