Muy aparte de las consecuencias favorables, macro económicas, que traerá el mega puerto de Chancay para el Perú y la capacidad a gran escala de las exportaciones para el Asia. A nivel de gestión pública y comunicacional con la ciudadanía de Chancay, ¿Se está avanzando con las condiciones adecuadas para avanzar con el desarrollo del proyecto y sensibilizar a la ciudadanía con una comunicación asertiva y estratégica? Hay que analizar también otros factores adicionales que juegan un rol importante en la geopolítica mundial, para que estén alineados a nuestros intereses nacionales, sin que nos afecte el futuro de nuestra soberanía peruana. Cabe recalcar que la soberanía de una Nación es un derecho que el Estado debe proteger mientras se ejerce el poder político. Es un concepto fundamental del Estado de Derecho. Respetando las condiciones humanas, el marco normativo legal del proyecto y por supuesto, protegiendo los beneficios fiscales que este proyecto, trae para el desarrollo del Perú.
Pero no todo es plata.
Los chinos han venido penetrando sus vínculos peruanos, con diferentes obras públicas que han realizado en nuestro país. Es la primera vez en la historia que China construye un puerto de la nada en Perú. En un contexto en el que Estados Unidos comienza a perder liderazgo en el mundo, el gigante asiático comienza a despertar al Dragón en América Latina.
Dina Boluarte ha cedido el control total del puerto de Chancay al régimen de China. El gobierno peruano ha buscado desarrollar infraestructura que mejore la conectividad y la capacidad logística del país, lo cual es clave para su desarrollo económico multiplicador, que despertará trabajo de manera directa e indirecta.
También promoverá el turismo, el desarrollo regional, infraestructura como hoteles, hospedajes, restaurantes, transporte, entre otros negocios. Nadie duda que Chancay traerá el potencial para convertir al Perú en el centro logístico más importante de Sudamérica. Porque seremos el único país que conectará Chile, Bolivia, Brasil y Colombia, impulsando el comercio internacional y regional en Sudamérica.
Nadie da, lo que no conoce.
Hace unos días atrás, el Ministerio de Cultura capacitó a funcionarios públicos y ciudadanos en protección del patrimonio cultural para la protección del patrimonio cultural de su localidad. ¿De qué trató esta capacitación? ¿Qué competencias se desarrollaron? ¿Cuáles fueron los criterios ciudadanos? ¿Fue una capacitación de Marketing estratégico para la gestión pública?
El curso solo sirvió para movilizar, promover, impulsar a la ciudadanía a defender nuestra historia en la localidad, ya que cuenta con un carácter emblemático de legado arqueológico que data de 1452 como el Castillo de Chancay.
Pero, ¿cómo podría tener respaldo un posible activismo ciudadano, en dicha defensa del patrimonio cultural? Si la ley General del Patrimonio de la Nación nos explica que:
“Es el Estado, los titulares de derechos sobre bienes integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación y la ciudadanía en general tienen la responsabilidad común de cumplir y vigilar el debido cumplimiento del régimen legal establecido en la presente Ley. El Estado promoverá la partición activa del sector privado en la conservación, restauración, exhibición y difusión de los bienes integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación y su restitución en los casos de exportación ilegal o cuando se haya vencido el plazo de permanencia fuera del país otorgado por el Estado”.
Sin embargo, hace unos pocos días, el Gobierno de Dina Boluarte ha cedido completamente todo el control al régimen de China y hasta ahora, no hay ningún marco legal, ni competencias, ni comunicación con la población, gobiernos locales, municipales o entidades del entorno que estén dentro de un plan con acciones estratégicas de gestión.
El Ejecutivo debe ponerse las pilas. Porque tienen la responsabilidad de ejecutar estas condiciones para que muevan las tierras, carreteras, infraestructura nueva, etc. Se van a aprobar recién en noviembre. Es decir, un mes antes de que llegue Xi Jinping. Definitivamente, vamos a llegar tarde a la fiesta.
El Ministerio de Transporte y Comunicaciones confirmó ayer, 2 de julio, que se está re evaluando el tipo de servicios que se brinda en las actividades portuarias. Sin embargo, la empresa Cosco Shipping se ha visto sorprendida ya que al parecer estos tenían la exclusividad de los servicios en el Megapuerto de Chancay. Se le suma que, además, durante la estadía de la presidenta Dina Boluarte expresó su interés en replicar el modelo de desarrollo de la ciudad de Shenzhen. Esta controversia ha despertado un enredo entre las autoridades portuarias, ya que no queda claro cuáles serán las funciones secundadas de nuestras entidades públicas como Ositran, Indecopi,y la Autoridad Portuaria Nacional (APN).
¿Y la competencia adecuada?
Toda comercialización que pase por nuestro territorio marítimo soberano o nuestro piso, exige beneficios fiscales que estas inversiones extranjeras traen. Sin embargo, el Estado parece no estar muy alineado a ello o no son temas que se estén tratando en la Comisión Especial. Más bien todo lo contrario, hay una preocupación sensata porque no estamos gestionando lo elemental de las responsabilidades ante los gobiernos locales, municipales, habitantes, terrenos. Pensemos en las personas de esa localidad, pescadores, estudiantes, comerciantes que no están siendo sensibilizados de una manera adecuada. Es clave una comisión de comunicadores con visión de gestión pública, para preparar el terreno.
Mientras que la presidenta sigue en China y el control completo está en manos del régimen de China, ¿estamos haciéndonos “los locos” para que China abuse de nosotros?
¿Y las normas? ¿Vamos a dejar percibir impuestos, por ejemplo, que podrían servir para el valor público del desarrollo de la ciudadanía de Huaral /Chancay, porque el Estado ha regalado un proyecto con todo el control y la soberanía de nuestro territorio?
La presión del gobierno asiático por parte de la empresa Cosco por tener el puerto listo para noviembre es enfática. Debido a que el presidente de China, Xi Jinping, llegará a nuestro territorio en diciembre del 2024. Y el Perú estará con los pantalones en el suelo.
El hub de Chancay, que será el más importante de Sudamérica, puede ser también escenario de tensión y de guerra.
Algo que no estamos considerando es que, en este contexto internacional, además de no tener ninguna seguridad de la autonomía o la jurisdicción del puerto, no conocemos los límites, ni normas legales con las que se van a regular las operaciones y el impacto del valor público. Muy por encima que la soberanía peruana se pone en cuestionamiento, si esta intervención no cuenta con un acuerdo o marco regulatorio legal jurídico marítimo, estaríamos regalándonos a ojos cerrados, todo beneficio y control a China. Lo más peligroso no es solo esto.
Hay un contexto internacional que ya para el mundo es evidente. China desea tener un régimen global y ser el líder en este siglo XXI. ¿Qué significa esto?
Mientras China y la India están invirtiendo mucho dinero en la construcción de sus flotas, y Chile, se queja y reclama que Chancay afectará su capacidad de producción porque serán secundados con la ventaja de la velocidad que trae la interconexión de la ruta de la seda, recordemos que, en nuestro litoral peruano, hay una gran cantidad de flota americana que está presente. ¿Debemos hacernos los sordos y mudos? No lo creo.
¿Qué otras sorpresas traerá el hub Chancay más importante de Sudamérica?
Es fundamental que cualquier proyecto de inversión extranjera se evalúe cuidadosamente en términos de beneficios económicos, sociales y ambientales para el país receptor, se asegure la transparencia y la sostenibilidad a gran escala. Ver el territorio del proyecto con visión competitiva y que todos los actores humanos, gubernamentales, económicos, factores y criterios que forman de su viabilidad con orientación al valor público. En definitiva, un planeamiento integrado y estratégico de carácter público, privado y político. En beneficio de asegurar su viabilidad, eficiencia operativa, sostenibilidad y beneficio para la economía y la comunidad, ubicación estratégica, rutas comerciales, estado de buques, carreteras, poblaciones, factores ambientales, entre otros. Un nivel de competitividad que lamentablemente no tiene el Perú.
Déjame que te cuente limeño que este hub portuario no tiene visión de desarrollar al Perú.