Los primeros resultados de las elecciones francesas dan una ventaja positiva para la derecha comandada por Marine Le Pen. Pero, al margen de este resultado aparentemente positivo, lo cierto es que el parlamento francés puede tener diferentes conjunciones. Precisamente, estos posibles ordenamientos han hecho que los mercados financieros se alegren y comiencen a tener una mejor apreciación de cara a los resultados finales.
La prima de riesgo francesa (indicador de la solvencia del Estado y la confianza de sus inversores en su economía) ha caído 2 puntos. Por su parte, la bolsa ha subido.
Pero esto no se debe por el resultado favorable del partido de Le Pen, Agrupación Nacional, sino como comentaba al inicio por las posibilidades de un contexto político sin mayorías y con pocas posibilidades de precisamente ejecutar sus propuestas.
Esto se ve claro en el estudio efectuado de las estimaciones del Banco francés BNP Paribas. En dicho cuadro, el cual lo expone muy bien en un video el economista español, Juan Ramon Rallo, podemos apreciar que los mercados ven más favorable un parlamento dividido y sin coaliciones que uno en donde prime una fuerza política.
Según este estudio, los mercados financieros prefieren un parlamento frágil e incluso ven con mejores ojo a un gobierno reñido e incapaz de someter sus promesas económicas.
Precisamente, una de los contextos más probables de cara a la resolución de estas elecciones sería que el partido de Le Pen no llegue a la mayoría absoluta dado que la centro izquierda y la izquierda podrían armar un esquema de coalición, en donde se manejaría la dialéctica de todos contra la derecha. Incluso, habría la posibilidad de una alianza parcial en donde tampoco lograría ni Macron ni Le Pen esa mayoría.
Ciertamente, el mercado francés ve con malos ojos las políticas económicas que proponen los partidos en disputa, pues con la enorme deuda que carga Francia en estos últimos años (la cual no ha sido tratada) programas como el de la izquierda (Nuevo Frente Popular) que procuran aumentar los impuestos no llevan a generar solvencia económica de ningún tipo. El caso de la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, tampoco es muy diferente, si bien sí ofrece una leve bajada a ciertos impuestos, promueve agrandar el gasto. Ambas propuestas económicas tienen el mismo problema.
La izquierda desea aumentar el gasto con una acalorada subida de impuestos, lo cual debilita el mercado y no supone una reducción del déficit. El partido de la derecha francesa, si bien, como se mencionó, bajará ciertos impuestos igual subirá el gasto, así que el déficit seguirá igual.
Por si fuera poco, Macron tampoco ha hecho mucho, por no decir nada, para tratar el tema central de la economía francesa que en ese sentido es cuadrar los gastos y volver solvente el Estado.
Recordemos que el Estado francés en el 2023 se posicionó como el más grande de toda Europa, en donde casi el 60% de la producción final de Francia pasa por las manos del estado. El problema claramente es la pésima administración del estado, el cual se hunde en deuda y tiene fuertes regulaciones e impuestos que hacen que las inversiones no lleguen volviéndolo un país muy poco atractivo para el comercio.
En definitiva, desde mi punto de vista, considero que Marine Le Pen tiene propuestas atractivas como el tema migratorio, su enfrentamiento radical al progresismo que se impone en las escuelas, mayor seguridad interna y el fortalecimiento de los ideales tradicionales de Europa.
Sin embargo, como pasa principalmente en muchos bloques de la nueva derecha europea tiene un enorme problema a la hora de proponer medidas económicas realizables y necesarias, que ya no pasa por un tema de ideologías, sino de ciencia económica. Si las cuentas no te dan y el Estado pide a gritos respirar un poco, no se puede pretender agrandar el gasto público y aumentar su déficit. El mercado necesita volver a tener cabida.
La gran deuda que tiene la mayoría de la derecha europea es precisamente su gigantesca ignorancia en temas económicos, que a la larga podrían hacer que un montón de propuestas importantes en temas culturales sean totalmente contraproducentes, pues el país seguirá deteriorándose y las nuevas generaciones no podrán gozar de oportunidades reales para resurgir.
Sí. La cultura y el combate al progresismo es una meta importante, pero no es la única. La economía importa y me atrevo a decir que incluso, en países como Francia aún más.