Durante años hemos visto que la Corte Interamericana de Derechos Humanos se ha inmiscuido en temas nacionales, circunstancias de carácter político que denotan la postura que este organismo tiene en cuanto a los gobiernos.
En muchos aspectos, este órgano internacional se ha puesto en contra de diversos gobiernos y ha exhortado a retroceder en decisiones como si ellos fueran los mandamases de toda República.
Lo curioso de todo esto es que las decisiones que ellos toman son en contra de gobiernos o gestiones que no les agradó para sus intereses políticos, siempre usando el discurso de la violación de derechos humanos.
Lo más reciente ocurrido con nuestro país es la obligación de que el Congreso desista del proyecto de ley de lesa humanidad.
Bajo esa premisa, el premier Gustavo Adrianzén se mostró indignado bajo la resolución que este órgano emitió en contra de un proyecto que aún no es ley, sin embargo, ya los vemos metiendo su cuchara en asuntos que no son de incumbencia.
Esta Corte habla mucho sobre la defensa de los derechos humanos y las libertades, sin embargo, tiene una gran contradicción, pues cuando se trata de delincuentes que violan los derechos se sus víctimas, ahí si los defienden, tal es caso de terroristas, asesinos y violadores.
Y esto, en lo personal es lo más indignante, pues muchas veces hemos visto casos de violaciones a menores de edad que han quedado en el limbo y no se ha hecho nada más que apresar (si se logra la captura) a los agresores.
Sobre este tema, se ha discutido infinidad de veces la salida de esta corte, esto debido a que por ellos, en el país no se aprueba la pena de muerte para delitos como los que hemos señalado.
Esta corte se ha dedicado a defender a violadores, asesinos y terroristas que han dejado a varias familias incompletas, sin embargo, esto no ha significado nada para ellos; al parecer, solo tienen en su agenda destruir a gobiernos y gobernantes que no van con sus intereses políticos.
En conclusión, lo más sano para el país es salir de este organismo y encargarnos nosotros mismo de las políticas internas que hay en nuestro país, así como también la justicia que muchas veces se ve limitada por esta Corte que dice defender los derechos humanos. Sin embargo, solo defiende a los verdaderos violadores de estos.