Uno de los fenómenos culturales más llamativos de este siglo XXI, es el fenómeno Woke. Cuando Erick Kauffman, politólogo canadiense publica su libro “Fundamentalismo liberal: Una sociología del despertar”, en el 2020, menciona que en esta corriente se encuentran todos los fundamentos ideológicos del liberalismo de izquierda. La agenda WOKE no solo está adoctrinando a niños, también influye en la política, en movimientos culturales de las minorías, respaldadas por distintas ONG de izquierda, e incluso empresas wokes ya están siendo parte de WOKELANDIA. Y por supuesto, activan un chorro de ideas y narrativas fake como la distorsionada ideología del género.
Cultura Woke: ¿Dónde está su origen?
La cultura woke es una ideología reciente que critica un sistema que, ha otorgado privilegios a blancos frente la gente de color. Y que, por culpa de nuestra Democracia como sistema – no ha funcionado igual para esas minorías de personas. Para justificar este pensamiento, aluden a la historia de los esclavos negros estadounidenses. El término “woke” viene de despertar frente a estas injusticias. A ver, primer error: Que el sistema democrático no haya funcionado igual para todos, no es culpa del sistema, sino de las personas fanfarronas, avaras y corruptas que han entrado en la política a gobernar. Necesitamos mejores y nuevos políticos urgente en este siglo XXI. Caras nuevas por favor.
A mitad del siglo XX, el estallido de la masificación de las universidades, el despegue de la televisión nacional, el consumo de drogas, y la revolución sexual originó una serie de corrientes de pensamientos liberales, tanto de derecha como de izquierda. Pero la identidad liberal fue creciendo entre estudiantes y trabajadores. Grupo favorito de Marx. Entonces, las categorías como raza, género y sexualidad, lideradas por el liberalismo de izquierda, comenzaron a ocupar el centro de atención, desplazando a las nominaciones marxistas de “la clase obrera o clase trabajadora”. Los antiguos marxistas, abrazaron de esta forma las causas de los derechos civiles de los negros, los derechos de los gays y el feminismo. Es decir, las minorías ¿Por qué razón? Porque era la oportunidad para manipularlas. Nadie les había dado voz. Este movimiento descentralizado cala en el tema moral y cultural de la persona. Dos dimensiones antropológicas poderosas que moverían a las minorías manipuladas. Es que claro, esa gente no sabe que la política no está al servicio de los placeres. Pero, así como las religiones que practican rituales, el WOKEISMO también profana el rezo. Han innovado incluso en categorías sacralizadas como LGBTQ+, LatinX y apropiación cultural. Esta es la Nueva Izquierda del siglo XXI, que Herbet Marcuse, filósofo, crítico social y político teórico ligado a la Escuela de Frankfurt, idealizó en 1970. Pero lo curioso es que al igual que las religiones fanáticas, tienden a ser intolerantes, con aquellos que no comulgan con sus ideas.
El nuevo marxismo cultural es el sustrato teórico sobre el que se fundamenta la cultura woke.
Esta lucha de clases que ahora es batalla cultural de las minorías, protestan contra el racismo, la sexualidad y el género. ¿estos temas son valores? No. ¿Y la pobreza? ¿A qué viene tanta furia luchar por la sexualidad? El problema de fondo es el objetivo de este movimiento. ¿Transformar? ¡No! Trastocar la sociedad desde una lucha de distorsión de valores contra el ser humano, la moral, la sexualidad, la familia, el matrimonio y de la misma sociedad. ¿Y si matamos la moral y la ética? Nos volvemos bestias. Se persigue una visión de la realidad en la que no hay diferencias y que sea igualitaria. Buscar el paso de una sociedad inclusiva en la que todos, independientemente de su sexo, tengan igualdad de derechos. Valgan verdades, siempre habrá unos mejores que otros, porque hay algo que se llama esfuerzo y mérito. Y también existen los vivos. ¿Pero a mezclar ser adulto, con pensamiento de gato, para que pienses como mujer y sientas como hombre? Entonces, ¿Eres Trans - género? Yo le llamo a eso. ¡Loco! A nivel de derechos humanos, TODOS, merecemos calidad de vida, educación, trabajo, salud, seguridad, respeto y un largo etc. Pero el mérito o el premio al trabajo bien hecho o al éxito de la vida personal ¡No te lo da el Estado! La buena educación se recibe desde Casa, ¡hombre!
El problema es que no tenemos una inteligencia social de madurez emocional hacia la humanidad. Vivimos en un analfabetismo ético impresionante. Esta cultura del vivo que termina viviéndose del que confía hay que cambiarla. Lo malo no es algo normal.
Entonces, El CÓMO llevan a cabo esta lucha “los progresistas” es lo que debe importarnos saber: Para alcanzar esta sociedad utópica “igualitaria”, consideran lícito hacer activismos con violencia, destruir la democracia, sacando provecho de la polarización extrema. Mezclan la verdad con la mentira, trabajan con muchos simbolismos y narrativas digitales falsas, que caen en confusiones mentales, distorsionando la realidad. Pretenden adoctrinar a los niños en temas de transgéneros, con películas distorsionadas, como las de Disney instruyendo a que aceptemos distintos grados de sexualidad y mezclas de géneros molotov, cuando la realidad es que nacemos hombre o mujer.
El problema es que la crisis de la cultura del trabajo, del esfuerzo, del mérito es una crisis moral, ética y humana. Por ello, hay que rehabilitar la cultura del trabajo, de la familia, de la empatía hacia las personas, basado en esos valores humanos que potencian, y desarrollan la grandeza que existe en todo ser humano. No normalicemos más, vivir en una sociedad que constantemente crítica y se calla ante lo malo.
Tenga cuidado con sus hijos ¿Por qué debería importarnos?
Las redes sociales son el campo preferido para dinamitar en los contenidos basados en información falsa. Es través de narrativas fake y diferentes influencers que la cultura WOKE ha escalado tan rápidamente. ¡Obvio! Distorsionando la sexualidad, generando odio y división, volviendo a la gente sensible que se llega a un punto que no se le puede decir nada. Generación de cristal le llaman. Pero para opinar nadie los filtra Instagram, Twitter o TikTok son el campo de batalla. El problema de las redes es que uno puede sentirse libre participando en diferentes temáticas, pero la red funciona de una manera colectiva, como una red de masas, donde el discurso se va distorsionando y descontextualizando por puras percepciones subjetivas sin fundamentos de conocimientos. Una de las razones por las que debe importarnos la cultura woke es su omnipresencia. Podemos encontrar manifestaciones de esta en prácticamente todos los ámbitos de la sociedad, tanto en el mundo de la empresa y de la publicidad, como en el mundo de la cultura y la política. Formemos mejor el pensamiento y el sentir. No tenemos que ponerme ninguna bandera de colores para respetar a otro ser humano. La sexualidad es un acto íntimo que a nadie le debe interesar.
Estamos frente a una corriente oscura que nos vende posturas basadas en mentiras y medias verdades. El Estado no es el único agente social que debe crear todo bienestar para todos y jamás habrá igualdad absoluta. Están también las empresas, la sociedad civil y el Congreso. Frente a la Ley sí. Pero todos en lo individual – incluso tú que has llegado hasta aquí- eres único e irrepetible y distinto al resto. Todos somos únicos y diferentes. No tenemos que meter violencia u odio para llegar a un entendimiento. Falsear la realidad es traición. Antes de querer ser parte del movimiento Woke, mejor ¡Conócete a ti mismo!Porque esta crisis que vivimos, no es más ¡una crisis de desconexión con nuestro lado humano!