Ya empezó la carrera política y con ello también se ve la intensión de muchos en querer entrar a la contienda. Es este contexto ya vemos perfiles conocidos para nuestra sociedad, perfiles que no son el significado de simples políticos, sino de expresidentes que quieren retomar sus funciones.
Pero ustedes dirán, ¿Cuál es el problema de que expresidentes pretendan volver a gobernar? Simple, para empezar, el problema no es que exmandatarios retomen el poder, si qué ex jefes de Estado están en pretendiendo regresar a la presidencia de la República.
Empecemos con el lagarto Martín Vizcarra, quien a toda costa ha intentado seguir viviendo de la política, lo intentó para el Congreso y como no se le permitió, ahora intentará llegar a la presidencia, esta vez mediante el voto popular; pero recordemos un poco su gestión que se caracterizó por, principalmente, el mal manejo de la pandemia por la COVID-19.
Vizcarra ha significado una de las gestiones más críticas para el país, porque, pese a los fallecidos de Covid, debido la mala administración en la crisis sanitaria, esto se complementó con su vacunación irregular que fue para lo que se le llama “salvarse el pellejo”. Y ahora él se jacta de haber desarrollado una impoluta gestión, sin duda alguna, si él recibe el respaldo de la población, se confirma el dicho “no hay peor ciego que el que no quiere ver”.
Por otro lado, tenemos a Sagasti, quien, pese a no haber hablado sobre su candidatura, el Partido Morado, de la mano de Mesías Guevara, anunció que está a la espera de su decisión para iniciar la carrera presidencial, asegurando que el candidato del partido caviar es Sagasti.
El gobierno de este político, no solo fue la continuidad de Vizcarra y su ola de corrupción y mentiras, sino de ser un gobierno que favorecía los intereses caviares. Sumándole además que hubo un mal manejo de la comunicación en con la población en plena segunda ola del coronavirus.
Sin embargo, eso no fue todo, pues durante la época de turbulencia social a raíz del paro agrario, Francisco Sagasti es responsable de por lo menos 4 muertos en estas protestas porque no tuvo una capacidad de negociación para dialogar con los agricultores, poniendo así su gobierno contra la pared.
Frente a esos dos expresidentes, hay uno más que significa lo más vergonzoso de panorama electoral de cara al 2026, y sí no referimos a Pedro Castillo, quien ahora se encuentra preso por haber intentado dar un golpe de Estado, sin embargo, él jura que saldrá de prisión y podrá ser candidato a la presidencia.
Esto si es como para jalarse los pelos, pues Castillo ha significado el emblema de la vergüenza internacional, es el sinónimo de la podredumbre política a la que estamos condenados a vivir por esta frase “el mal menor” que tanto ha sonado en las elecciones de nuestro país.
La administración de Castillo pasó de ser la esperanza de muchos que votaron por él, a uno de los peores gobiernos de la historia del país. Esto porque la gestión del chotano estaba plagado de corrupción, mentiras, personajes que llamaban a la estatización y el comunismo; y para culminar, hacer lo que tanto criticaban estos rojos, el intento de golpe de Estado, vulnerado la Constitución Política y el orden institucional.
Es acaso una condena que debemos vivir los peruanos o es que simplemente no aprenden ellos que son detonantes para el país y la verdadera democracia. Lo más crítico es que solo la decisión está en nuestras manos, pero nuestras manos, en muchos aspectos, son muy fáciles de manipular y eso es lo que entristece.