OpiniónDomingo, 21 de julio de 2024
Un padre de familia valiente, por Alfredo Gildemeister

“Siempre he recomendado a todos los fieles mantener una actitud discreta y ser humildes. Pero hoy, con orgullo, quisiera alabar bien alto, delante de todos, a este padre católico que ha dedicado con fe no sólo su propia vida al Señor, sino también a sus hijos, los tres sacerdotes”, declaró Mons. Peter Ding Lingbin, Obispo de Changzhi, en la provincia china de Shanxi, dirigiéndose a los fieles y sacerdotes en la Misa de exequias de un padre de familia de tres sacerdotes, el pasado 5 de junio. ¿Quién era este padre de familia chino, católico, valiente, que se enfrentó a la dictadura comunista de la República Popular China, desafiando la “política del hijo único”?

Se trataba de un humilde padre de familia que siempre se negó a obedecer la “política del hijo único” impuesta desde 1979 por el gobierno comunista chino a la población. Desafiando al orden impuesto, este padre chino tuvo el coraje de tener con su esposa tres hijos, a los cuales criaron y educaron, brindándoles una formación bajo la fe católica, con principios y valores cristianos. En un país en donde el cristianismo no solamente es mal visto por la dictadura comunista, sino perseguida inclusive -basta ver la cantidad de sacerdotes y obispos detenidos, presos y torturados hasta el día de hoy, bajo la dictadura de Pekín, desde la época de Mao-, un cristiano católico es parte de una minoría que arriesga su vida y la de su familia día a día, para vivir su fe. Cabe recordar que el estado comunista chino apoya a la “Asociación Patriótica Católica” o “Iglesia patriótica” creada por católicos comunistas en 1957, independiente del Vaticano -un remedo de Iglesia católica- controlada por el estado chino, para combatir a la verdadera iglesia católica.

La providencia divina quiso que en sus tres hijos naciera la vocación sacerdotal, por lo que los tres hermanos se hicieron sacerdotes católicos. Uno de esos tres hijos es el padre Antonio Gao Ruihu, quien sirve en la Diócesis de Changzhi, el segundo es el padre Gao Huqing, de la Diócesis de Baoding; mientras que el tercero es el padre Francis Gao Ruiqing, de la Diócesis de Hankou/Wuhan.

Cabe mencionar que el gobierno comunista de China impuso la “política del hijo único” entre los años 1979 y 2015, como una forma de control poblacional. Para asegurarse de que cada mujer o pareja cumpliera con esta medida, sometió a millones de mujeres al aborto y a la esterilización forzada. En el 2014, un año antes del fin de la “política del hijo único”, Steven Mosher, presidente del Population Research Institute, escribió un artículo titulado: “Esto es por los niños perdidos de China”, en el que lamentó que, hasta ese momento, 400 millones de niños han muerto por abortos forzados como parte del programa comunista. Mosher, pidió rezar por los niños abortados y “por sus madres, muchas de las cuales fueron llevadas a los centros de salud del Estado a la fuerza o con amenazas, para hacerse los abortos que nunca quisieron y que ahora lamentan profundamente". La República Popular China fue el país con mayor población del mundo hasta el 2023.

Sin embargo, esta nefasta “política del hijo único” comenzó a minar y a afectar seriamente la economía china, puesto que en el país comenzó a crecer aceleradamente la población de adultos mayores y ancianos, bajando notoriamente, por tanto, la mano de obra joven en las industrias y fábricas. El doctor Yi Fuxian, científico de la Universidad de Wisconsin-Madison, en Estados Unidos, declaró que: "La economía de China ha crecido muy rápidamente y muchas industrias en el mundo dependen de China. El alcance del impacto de una disminución de la población sería muy amplio". Cabe agregar que, ello también fue la causa de un grave desequilibrio de género en el país, favoreciéndose el nacimiento de niños sobre las niñas, las cuales en muchos casos eran abortadas.

Todo ello originó que la industria y la producción, entre otras actividades económicas, fueran disminuyendo su ritmo, preocupando tremendamente al gobierno comunista chino, por lo que forzosamente éste modificó su “política poblacional” y permitió que las parejas puedan tener hasta tres hijos. Este cambio en su política de natalidad fue impulsado por el rápido envejecimiento de su población y el desafío social y económico que esto conlleva. A partir del 2015 se permitió que las parejas pudieran tener dos hijos. Sin embargo, ello no logró llevar a un aumento sostenido de nacimientos. De allí que, luego de ver las sucesivas y caídas de la población china en los datos del censo poblacional, a mediados del 2021 se decidió permitir a las parejas tener hasta tres hijos, para evitar otra fuerte caída en las tasas de natalidad. Esta medida fue aprobada por el presidente Xi Jinping, e incluía "medidas de apoyo, que conducirán a mejorar la estructura de la población de nuestro país, cumpliendo con la estrategia de la nación de hacer frente al envejecimiento de la población y mantener la ventajosa dotación de recursos humanos". Sin embargo, nunca se recogieron compromisos concretos sobre las mencionadas acciones de apoyo a las familias.

Somos de la opinión que ningún gobierno o Estado tiene derecho a regular cuántos hijos puede tener una pareja. Esto es un derecho fundamental que pertenece exclusivamente a los padres de familia, a tener los hijos que deseen y a educarlos como a ellos les parezca mejor. En todo caso, está demostrado que una medida de control del número de hijos, ha constituido un fracaso en China. Varias generaciones de chinos han vivido sin hermanos y están acostumbrados a familias pequeñas: la opulencia ha significado una menor necesidad de varios niños para apoyar con su trabajo a la familia, y los jóvenes profesionales dicen que prefieren darle más ventajas a un hijo que distribuir sus ingresos entre varios. A ello hay que agregar que las mujeres en China no quieren tener hijos -en eso ya se parecen a las mujeres europeas occidentales, lo cual viene originando que Europa se haya ido poblando de familias islámicas cada vez más numerosas y en donde en algunos lugares, ya son mayoría-. Una residente de Pekín declaró hace poco a la BBC que quería vivir su vida sin las "preocupaciones constantes" de criar a un hijo.

Volviendo a nuestro valiente padre de familia chino, y, para terminar, debemos decir que su ejemplo es un llamado al valor de la familia y de los hijos, mas aún en un medio como China, en donde la libertad y los derechos fundamentales de las personas no existen o en todo caso, son un saludo a la bandera. Hoy se suele destacar, alabar y admirar a la China comunista, su “gran economía” y su enorme mercado, olvidándose que dicha “gran economía” se encuentra construida a costa de la persona humana, de sus derechos fundamentales y sus libertades, en este caso, para tener los hijos que desee, un derecho fundamental inalienable de los padres de familia.

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