OpiniónLunes, 22 de julio de 2024
Sale Biden, entra…, por José Luis Gil
José Luis Gil
Analista político y ex GEIN

Con poca sorpresa los estadounidenses y la comunidad internacional, recibieron la noticia de la renuncia del presidente Joe Biden a la candidatura presidencial para un segundo mandato. El fracaso absoluto en el debate con Donald Trump, así como las reiteradas y evidentes actitudes del presidente Biden que revelaban estragos de su avanzada edad, así como la pérdida del sentido del espacio, errores en reconocer personas u olvidar nombres, entre otros, motivaron su caída.

Los demócratas están ahora sumergidos en una compleja elección del reemplazo de Biden a la candidatura, para que enfrenten al torbellino llamado Donald Trump, quien ha salido favorecido con el último y mortal episodio que sufrió, el ataque de un joven que casi le costó la vida hace pocos días. La elección de un nuevo candidato debería darse en una Convención Nacional de emergencia y, posteriormente, deben armar una campaña casi a la volada. Candidatos hay, pero ¿serán los apropiados?, ¿garantizan vencer a D. Trump? Veremos.

La primera en lanzarse a la “piscina” ofreciéndose como candidata de reemplazo, es la vicepresidente Kamala Harris, una política que no necesariamente genera emociones favorables, tanto así que en un tuit del ex presidente Barack Obama (demócrata también), decía que se debe elegir a alguien “extraordinario”, evitando avalar a Harris. Por otro lado también han salido a la palestra nombres como el de Michelle Obama, quien tiene prestigio en un gran sector demócrata, pero serias resistencias por su inclinación al aborto y a la agenda progresista. Hilary Clinton también suena fuerte en estas horas, pero como diría un americano “tiene muchos muertos en su closet”. La elección del candidato no garantiza ganarle a Trump, pero al menos, piensan en que no deben perder el control de las cámaras del congreso.

Sin embargo, Donald Trump, si bien tiene un discurso duro contra la guerra en Ucrania y sus relaciones con Rusia o China, se caracteriza por su postura radical contra los inmigrantes. Ha dicho Trump que en su primer día de gobierno expulsará a cuanto inmigrante pueda. Esto, como es obvio, inquieta a quienes provienen de la inmigración o tienen familiares en pleno proceso de regularizar su situación legal, al margen de ser, en realidad, la mano de obra que sostiene buena parte de los negocios populares en el país del norte. Menos radicalismo, o en todo caso, un discurso más selectivo para con inmigrantes con antecedentes criminales, pondrían paños fríos al tema si Trump no quiere perder votos.

Por otro lado, los ataques al presidente Nayib Bukele de El Salvador, que al inicio parecían solo palabras usuales, son en realidad ataques directos y conscientes sobre la política de Bukele y las consecuencias de esta (migración de las maras a EEUU). Esto le puede restar puntos con la comunidad latina en EEUU al candidato Trump si no mide bien a sus adversarios y no conoce a sus aliados.

En ambos casos, la migración y el tema de Bukele, podrían pasarle factura a Trump que, hoy por hoy, lleva las de ganar frente a la debilidad de los demócratas con la caída de Biden y la designación de un nuevo candidato. Si Mr. Trump no envía un mensaje de unidad o explica con exactitud que sus posturas serán selectivas con los inmigrantes criminales, podría sentir el remesón ciudadano y perder la elección. Que no olvide el señor Trump que “el pan se quema en la puerta del horno”, y los caminos de la libertad no pueden ni deben arriesgarse por improntus o medidas poco meditadas teniendo ya terreno ganado. Sí se puede.

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