Soltaré una opinión impopular entre la derecha: Alberto Fujimori no debería poder ser un candidato a las elecciones del 2026. Si bien el expresidente podría ser una de las figuras más sólidas para derrotar a la izquierda en las próximas elecciones, considero inaudito que tanto él como otros personajes aspiren a la presidencia del Perú.
No pretendo ser malinterpretado. Considero que el país vivió de sus mejores gobiernos cuando Fujimori se encontraba en el poder. No creo el relato izquierdista que busca minimizar sus logros vendiéndonos la idea de que el éxito de su gobierno, que acabó con la hiperinflación y que venció a Sendero Luminoso y al MRTA, fue por méritos ajenos y no del expresidente.
Probablemente, sin Fujimori, la hiperinflación nunca se hubiera controlado y Abimael Guzmán y su cúpula de terror habrían seguido azotando a los peruanos, al menos durante mucho más tiempo. Sin embargo, hay algo que, aunque nos desagrade, debemos reconocer: Fujimori quebrantó el orden democrático en el país. Y alguien que ha quebrantado el Estado de Derecho no debería aspirar a gobernar. Quien no cree en la democracia no puede pretender gobernar gracias a ella.
Aquel que quebranta el orden constitucional, el orden democrático del país, debería estar imposibilitado de ejercer cargos públicos nuevamente. Así de sencillo.
Con esto no solo me refiero a Fujimori, sino también a los otros dos golpistas: Martín Vizcarra y Pedro Castillo.
Vizcarra cerró el Congreso de manera inconstitucional. Esto no es una opinión, es un hecho, confirmado por el Tribunal Constitucional. Manipuló la Constitución y la vulneró con su invento de la “denegación fáctica”. Gobernó por decretos como todo dictador y terminó convocando a elecciones parlamentarias. Violó el Estado de Derecho y no fue sancionado por ello. Realizó un autogolpe, aunque sin tanques. ¿Y aún así puede aspirar a gobernar? Actualmente está inhabilitado, pero nuestro sistema de justicia, influenciado por los caviares, pretende levantar dicha inhabilitación. Basta ver cómo el Ministerio Público ya lo exoneró del escándalo de las pruebas rápidas.
Pedro Castillo también pretende ser presidente. ¿Pero en qué mundo? El golpista chotano, que fracasó en su intento de golpe de Estado en 2022, intentó romper el orden constitucional en el país. Además, quiso convocar a una Asamblea Constituyente, cerrar el Tribunal Constitucional y desarmar a todos los peruanos para que nadie pudiera rebelarse. Pero ni siquiera su golpe lo ejecutó bien. No obstante, su abogado ya anunció que Castillo pretende postular a la presidencia, a pesar de que la Constitución se lo prohíbe. Aunque ya no es presidente, seguimos en el período de su mandato constitucional, por lo que una eventual postulación suya sería un intento de reelección.
Debemos instar al Congreso a promover que aquellos que quebrantaron el orden tanto constitucional como democrático y que atentaron contra el Estado de Derecho no puedan siquiera anhelar un cargo público. Es necesario poner más filtros a quienes intentan gobernar el país. Permitir que cualquiera postule es uno de los factores que tanto daño nos ha hecho. Quien no cree en la democracia no puede llegar al poder mediante ella, sea de derecha o de izquierda.