Cuando hace un par de días pude ver en la televisión a nuestro canciller Javier González-Olaechea, dirigiéndose al presidente y al Consejo Permanente de la OEA, con total indignación y firmeza, en relación al descarado fraude electoral ocurrido en Venezuela el pasado domingo 28, no pude dejar de sentirme orgulloso por su valentía y sus palabras, dirigidas a un foro en donde lo políticamente correcto suele ser la regla por lo que los discursos de los oradores suelen ser tibios, moderados, acomodaticios, timoratos y sosos. Su actitud y firmeza me hicieron recordar la excelente película de 1939 dirigida por Frank Capra, “Caballero sin espada” (“Mr. Smith Goes to Washington”), protagonizada por James Stewart. En la mencionada película, un joven e idealista senador recién elegido, Jefferson Smith (Stewart), aparentemente fácil de manipular, asume el cargo de senador y debe de enfrentarse con políticos corruptos y empresarios mafiosos, que con su vil accionar, irán afectando la fe del nuevo senador en el estado de derecho, el sistema democrático y las leyes. Sin embargo, gracias a una guapa periodista (Jean Arthur), que en un primer momento quiso embaucarlo para una nota sensacionalista, termina enamorándose de Jefferson y motivándolo para que no se rinda ante los políticos corruptos y continúe luchando contra éstos. En el clímax de la película, el nuevo senador sorprende a todos, proclamando un largo discurso el cual no puede concluir, pues de hacerlo, perdería la opción de volver a hacer el uso de la palabra y vencer a la mafia corrupta que ha presentado un proyecto de ley que cuida los intereses de éstos. De allí que el discurso dura horas de horas y finalmente tiene éxito en su propósito. Se trata de un discurso muy directo en el que el joven senador dice las cosas claras y pone el dedo en la llaga, acusando a quienes haya que acusar y diciendo la verdad abiertamente sin temor alguno, hablando sin parar, hasta caer desmayado, agotado en pleno hemiciclo.
A la referida película me hizo recordar el brillante discurso de nuestro canciller ante el Consejo Permanente de la OEA, en donde defendió a capa y espada, los verdaderos resultados en las pasadas elecciones en Venezuela, expresando su solidaridad con Edmundo González, verdadero ganador de las elecciones. Así mismo, cuestionó que por once abstenciones no se aprobara la exigencia a Venezuela para publicar las actas electorales correspondientes. Efectivamente, el canciller González-Olaechea defendió los verdaderos resultados de las elecciones en Venezuela, solidarizándose con el candidato presidencial de la oposición Edmundo González Urrutia, así como con la líder María Corina Machado y con todo el pueblo venezolano en general. El canciller declaró: “Deseo manifestar mi plena, irrestricta e incondicional, así como de mi país, solidaridad con los señores Edmundo González, María Corina Machado y con los millones de venezolanos, abrumadoramente mayoritarios en Venezuela y fuera de Venezuela, que ruegan, que aspiran por vivir en libertad y no bajo el oprobio de un régimen que tiene 25 años, reitero 25 años en el poder y casi 15 o 13 años al señor Maduro y una cúpula que lo acompaña”. Más claro y directo imposible. Adicionalmente cuestionó a aquellos países que se abstuvieron cobardemente y no tomaron una firme posición para que la OEA apruebe una resolución, que exija al organismo electoral de Venezuela publicar las actas electorales y permitir que sean verificadas por misiones internacionales totalmente neutrales. Valientemente afirmó lo siguiente: “Ha habido 17 votos a favor, no hemos alcanzado siquiera mayoría, 11 abstenciones y si nos falla el cálculo 5 ausentes. ¿Qué significa abstenerse? En el fondo no tener la suficiente voluntad de expresar que están a favor de la verificación de los votos que asignan, en teoría la victoria del señor Maduro. Pero aún es peor por quienes no se han apersonado siquiera por la vía electrónica o internet, cinco miembros de este organismo internacional”. Cabe mencionar que entre los once países que vergonzosamente se abstuvieron, estuvieron Brasil y Colombia. Así mismo, los 17 países que votaron a favor de la resolución del Consejo Permanente fueron: Argentina, Canadá, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Guyana, Haití, Jamaica, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Surinam y Uruguay.
El canciller dijo lo que nadie dijo, con total claridad, la verdad sobre el escandaloso proceso electoral en Venezuela: “Este proceso nació fraudulento. Desde el primer día se vetó la candidatura de María Corina. Tuvo que esperar la agrupación que integra, tres minutos antes de la ley electoral para inscribir a Edmundo Gonzáles y no darle tiempo a la dictadura para vetarlo igual que a ella, por el tribunal supremo de Justicia”. De otro lado, señaló directamente al dictador Maduro, el cual no ha podido ni podrá demostrar su victoria pues fue proclamado ganador de las elecciones sin haber presentado ninguna acta y es imposible aceptar que ahora diga que las presentará, 72 horas después.
De otro lado, el canciller fue muy firme al remarcar que los 17 países que votaron a favor de la resolución de la OEA no serán responsables de lo que ocurra a partir de mañana. Advirtió de lo que se vendrá luego de este fraude: “¿Qué va a pasar mañana? Se va aumentar la presión en las calles, va haber más muertos, se va a interpretar políticamente como una victoria del régimen. Y de esos muertos, los 17 que votamos, no somos responsables, de esas persecuciones, del aumento de esas encarcelaciones y deportados no somos responsables. Que cada uno en su conciencia asuma sus responsabilidades”.
Finalmente, se refirió a los jóvenes que ven este panorama tan contradictorio e incoherente, de países supuestamente demócratas, en una institución que supuestamente defiende el estado de derecho y la democracia, pero que apoya con su silencio a dictaduras como la de Cuba, Venezuela o Nicaragua, absteniéndose cobardemente de pronunciarse como debe ser, condenando a una dictadura que ya va por los 25 años. Indicó que por decisiones o posiciones como estas es que la población, y en especial los jóvenes, no creen en los políticos ni representantes porque no son coherentes con lo que dicen y hacen: “Los jóvenes nos repudian porque no somos coherentes, decimos una cosa y venimos acá y nos abstuvimos (…) de esos muertos, los 17 que votamos no somos responsables, que cada uno en su conciencia asuma”.
Llama la atención hoy en día ver a un político “con pantalones”, que dice las cosas claras, sin atenuantes ni medias tintas para quedar bien con todos. Salvando las distancias, en la historia tenemos casos, entre otros, como el de Cicerón denunciando valientemente a Catilina ante el senado romano o el de Santo Tomas Moro, canciller del Reino de Inglaterra, oponiéndose a los caprichos y deseos de Enrique VIII, lo que le costó el martirio y la vida. Pocos son los valientes en política, muchos los acomodados, cobardes o timoratos, que solo velan por sus intereses personales, olvidando el bien común y al pueblo que representan. El canciller González-Olaechea nos a dado un ejemplo de valentía y coraje a todos los peruanos concluyendo a la clase tan desgastada y corrupta clase política peruana, y a todos los países de América y del mundo, demostrando que, desde su tribuna, también se puede ser un caballero sin espada, y defender la democracia y el estado de derecho.