OpiniónLunes, 12 de agosto de 2024
¿Quién eres cuando nadie te ve?, por Juan Carlos Lynch
Juan Carlos Lynch
Comunicador y redactor

¿Qué harías si tuvieras el poder de ser invisible? Actuarías igual. O, tus decisiones serían diferentes por no tener temor sobre las consecuencias.

Platón explicará esta cuestión en su libro “La República”. La historia comienza con Giges, un humilde pastor que servía al rey de Lidia. Un día, tras un gran terremoto, Giges encuentra una grieta en la tierra y, en su interior, un antiguo sepulcro. Dentro del sepulcro, descubre el cadáver de un gigante, portando un anillo dorado en su dedo. Giges, curioso, toma el anillo y lo guarda, sin saber aún el poder que posee.

Poco después, Giges descubre que, al girar el anillo sobre su dedo, puede volverse invisible. La capacidad de hacer cualquier cosa sin ser visto. Giges no tardó en probar su nueva habilidad. Con el anillo, accedió al palacio, sedujo a la reina y, finalmente, conspiró para matar al rey y tomar el trono. El poder absoluto del anillo lo llevó a actuar sin escrúpulos.

Platón utiliza esta historia para plantear una pregunta esencial: ¿Somos buenos por naturaleza o simplemente porque tememos ser castigados? Según Platón, si a una persona se le diera el poder de hacer cualquier cosa sin consecuencias, es probable que sus verdaderos deseos y naturaleza emerjan, desatando la injusticia.

Esta historia, aunque siendo “La República” un libro con fecha aproximada del 315 a.C., tiene relevancia e influencia hoy en día. Con el anonimato que a veces ofrece la tecnología, como en las redes sociales, ¿actuamos de manera diferente a como lo haríamos si estuviéramos cara a cara con alguien? ¿Cómo afecta esto a nuestra moralidad y comportamiento en la sociedad?

La invisibilidad que nos otorga la tecnología actúa en demérito de los demás, cuando los individuos postulan actuar con malicia, insultos y violencia verbal. Aflora toda esa condición del hombre que parece no ser presa de sus consecuencias, lo que inhibe, lamentablemente, la cuestión moral. Parece ser que, sin la sujeción del castigo, todo el lícito. ¿Es acaso el hombre solo impulso para lo malo? ¿Dónde está el hombre que piensa las consecuencias de sus actos?

La ética clásica nos pregunta: ¿en quién quieres convertirte? Porque cada decisión que tomas te va transformando en alguien. Cuidado con lo que decides. Piensa lo que haces.

La historia de Giges nos invita a cuestionarnos: ¿Qué haríamos si nadie nos viera? Y más importante, ¿qué dice eso de quiénes somos realmente?

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