Reza el refrán “para gustos y colores no han escrito los autores”. Esto significa que cada quien es libre de opinar y de decir lo que guste o desee. Pero no sólo opinar, sino también elegir para su vida personal, familiar, profesional o pública, lo que desee y le haga feliz. Sin embargo, cuando una persona es funcionario público elegido por voto popular, tiene la obligación de abandonar sus “gustos y colores” personalísimos, y dedicarse a trabajar en función del bienestar no solo de sus electores, que pueden ser unos miles o millones, sino, de todos los que integran una nación, así no estén de acuerdo con sus “gustos”.
Por eso, si a Guillermo Bermejo le gusta Venezuela, le encanta Cuba y le apasiona Corea del Norte, pues que agarre sus maletas y se vaya a vivir allá, porque parece que por todos lados ve democracia y no dictadura, ve respeto de derechos humanos y no asesinatos a mansalva, desapariciones forzadas, torturas y más; si le emociona hasta las lágrimas la gestión de Maduro y la pureza “espiritual” de Diosdado Cabello el narcotraficante, pues que se mande mudar en un vuelo sin escalas. Lo mismo deben hacer los inefables María Agüero, la apasionada por Cerrón, Kelly Portalatino, el hermanísimo Waldemar Cerrón y estos impresentables que tenemos medrando en el Congreso de la República
La inconsecuencia de los “madurolovers” se da desde sus propias campañas electorales (con ínfimas cifras de votaciones) quienes jamás le dijeron a sus votantes ni al público en general, que “amaban secretamente” a los dictadores rojos de la región. Una muestra de esa desconexión que hoy los ciudadanos perciben de Maria Agüero, quien manifestó en algún momento que no se sentía arequipeña y denostaba del colegio emblemático Independencia Americana, es la semejante expulsión, nada menos que por los propios alumnos de la “madrastra” de la patria y de los arequipeños, quien tuvo que salir despavorida del Colegio en mención para protegerse de la turba escolar que se prestaba a lincharla. El desprecio de esta mujer por el país, y por los EE.UU., debería costarle el retiro de la visa americana y su respectiva expulsión.
Que no nos vengan a contar cuentos coreanos, cubanos, venezolanos o nicaragüenses quienes mintieron al pueblo y a sus votantes, ocultando su verdadero talante marxista leninista y/o progresista y su agenda secreta de llevar a todos hacia el socialismo (o el socialismo del siglo XXI) y que hoy contribuyen al repudio ciudadano, incluso, con la que se supone que más dinero tiene como Agüero, que ya se convirtió en una sucia “mochasueldos”, como otros. Nada tienen que contarnos y mucho menos lanzarnos al rostro la “moralina madurista” porque hacen mas que el ridículo y enervan más al pueblo peruano.
Por eso se requiere unidad política entre quienes compartimos las verdaderas ideas de la libertad, la paz, la democracia y la vida, ya sean liberales, conservadores, liberales clásicos, entre otros, quienes creemos en la democracia representativa y no en la democracia directa, en el pensamiento crítico y no el pensamiento único, y quienes estamos seguros que no es una democracia lo que se vive en esas malditas dictaduras socialistas, al que toda esta gente rinde hipnótica pleitesía. Debemos seguir bregando por la unidad de la derecha. Sí se puede.