¿Se pelean entre todos? Ha pasado casi un mes desde que Maduro “ganó” fraudulentamente las elecciones en Venezuela, y por más que ha inventado mil y una historias para que los países de la región lo reconozcan como presidente legítimo, su plan de convencimiento internacional no ha funcionado. Algunas relaciones diplomáticas se han roto, como con Perú o Argentina, pero hasta ahí quedó.
Hace ya unos años que mencioné por primera vez un invento irónico de la región llamado la Unión de Repúblicas Socialistas Sudamericanas, la URSS de occidente. En aquel entonces el continente estaba teñido de rojo, con presidentes como Castillo, Boric, Arce, Fernández con el kirchnerismo, la dictadura de Maduro, y de ahí aparecieron los nuevos “jales” como Petro o Lula da Silva quienes son dos de los grandes responsables de que la OEA no haya podido declarar a Maduro, formalmente, como un dictador.
Las cosas han cambiado desde aquel entonces. Cayó Castillo (pero el socialismo se quedó con Dina), surgió Milei, que le está cambiando la cara a Argentina, que poco a poco se va alejando de aquel terrible apodo que se le comenzó a poner en el continente, como “Venezuela 2.0”.
Desde entonces, la idea de la susodicha URSS se ha ido congelando, pero nunca desplomando. ¿Hasta ahora?
El Tribunal Supremo de Venezuela ha ratificado la victoria de Maduro. Sin embargo, varios países le dan la espalda al dictador. Nadie cree ese cuento.
Ni los más socialistas, como Petro o Lula, pueden contener lo que está sucediendo en Venezuela. Le dieron a Maduro su espaldarazo en la OEA, pero desde ello las relaciones han entrado en un territorio gélido. Primero, ambos mandatarios, traidores de la democracia, pidieron nuevas elecciones para Venezuela, como si Maduro no fuese a volver a deslegitimar el sufragio internacional, para que se pueda corroborar la victoria del dictador.
Una solicitud que no fue para nada bien recibida por la tiranía chavista. Mientras tanto, ambos países se quedan en silencio tras el comunicado del Tribunal Supremo. Aun así, comienzan a salir las injerencias desde Colombia, de que pronto Petro reconocerá a Maduro como presidente legítimo, y quién sabe si luego Lula no repetirá el plato. ¿Lo harán o su silencio será el inicio de la fragmentación de los bastiones de la URSS?
No obstante, el resto del continente, Bolivia aparte, repudian la situación que se está viviendo. Ecuador, Chile, Argentina, Perú, Paraguay, Uruguay y otros países del centro y norte de América ya se pronunciaron tajantemente en contra de la decisión tomada por el Tribunal Supremo. Se sigue pidiendo transparencia, que se realice debidamente el conteo de votos, y que se realice una auditoría para ver este tema de las elecciones venezolanas.
El que nada debe nada teme, pero Maduro mucho debe y un dictador jamás invoca a la transparencia.
La región, mientras tanto, se está dividiendo ante esta problemática. Están los abanderados de la República y de la democracia que se rehúsan a reconocer a Maduro e insisten con que se legitime a González como jefe de Estado. Mientras que, al otro bando, aferrándose a la URSS, están quienes respaldan a Maduro, como Arce, y quienes mantienen su silencio y su tibieza, sabiendo que el robo ha sido flagrante e indignante, pero que no tienen, parece, pretensión alguna de deslindarse de Maduro y compañía.