La reciente decisión del Ministerio de Salud de Perú de eliminar el Examen Nacional de Medicina (ENAM) como requisito para acceder al Servicio Rural y Urbano Marginal en Salud (SERUMS) ha generado una controversia que va más allá de lo técnico, abriendo un debate más amplio sobre el papel del Estado en la regulación de la vida profesional y académica. Esta medida no solo es cuestionable desde una perspectiva liberal, sino que también representa una peligrosa intromisión del Estado en funciones que no le corresponden, socavando los principios de meritocracia y competencia esenciales para una sociedad libre y justa
El Ministerio de Salud argumenta que la eliminación del ENAM busca simplificar el acceso al SERUMS y reducir barreras para médicos en formación, especialmente en áreas rurales y marginales. Sin embargo, esta decisión ha sido criticada por su falta de un análisis riguroso de sus consecuencias y por no haber consultado adecuadamente con las instituciones involucradas. La medida ha permitido que muchos estudiantes que no cumplen con los estándares mínimos de aprendizaje vuelvan a inscribirse en el examen, lo cual pone en riesgo la salud pública al comprometer la calidad de los médicos que llegan a las zonas más necesitadas. Este hecho distorsiona la información del mercado, ya que el Estado se vanagloria de un aumento en el número de inscritos al examen, cuando en realidad, este incremento se debe a que ahora pueden participar estudiantes que previamente no cumplían con los requisitos mínimos.
Desde una perspectiva liberal, la eliminación del ENAM representa una intromisión innecesaria del Estado en áreas que deberían ser gobernadas por la competencia y la autonomía institucional. John Stuart Mill, pionero del pensamiento liberal, sostenía que "el único propósito por el cual el poder puede ser ejercido legítimamente sobre cualquier miembro de una comunidad civilizada, contra su voluntad, es para prevenir el daño a otros". En este caso, la eliminación del ENAM no sólo potencialmente incrementa el daño al comprometer la calidad de los médicos que atienden a poblaciones vulnerables, sino que también debilita la estructura meritocrática que debería regir la asignación de plazas en el SERUMS.
El ENAM, gestionado por la Asociación Peruana de Facultades de Medicina (Aspefam), ha sido durante años una herramienta fundamental para asegurar que los médicos que ingresan al SERUMS poseen los conocimientos y competencias necesarios para atender a la población en las áreas más necesitadas. Este examen no es un simple trámite burocrático, sino un mecanismo que garantiza que solo aquellos que han demostrado un nivel adecuado de competencia médica puedan ser asignados a estas posiciones cruciales. Al eliminar esta evaluación, el Ministerio de Salud pone en riesgo la calidad de la atención médica en estas zonas y abre la puerta a la politización del proceso de selección, un fenómeno que ha demostrado ser altamente destructivo en otros contextos.
En respuesta a esta medida, algunas de las universidades más prestigiosas de Perú han decidido no participar en el nuevo sistema sin el ENAM. La Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) y la Universidad de San Martín de Porres (USMP) han optado por no adherirse a la política del Ministerio de Salud. Estas universidades han argumentado que el ENAM es crucial para mantener altos estándares en la formación médica y para garantizar que los médicos que se desempeñen en áreas rurales estén adecuadamente capacitados. La decisión de estas instituciones refleja una preocupación compartida por el impacto negativo que la eliminación del examen podría tener en la calidad del servicio médico y en la formación de futuros profesionales de la salud.
La eliminación del ENAM envía un mensaje equivocado a las facultades de medicina y a los estudiantes. La existencia de un examen nacional que evalúa los conocimientos adquiridos durante los años de estudio es un incentivo poderoso para que las universidades mantengan altos estándares académicos y para que los estudiantes se esfuercen en alcanzar un nivel de excelencia. Sin este examen, se corre el riesgo de que los estándares se relajen, lo que podría llevar a una disminución general en la calidad de la educación médica en el país.
La experiencia internacional también ofrece lecciones valiosas. En muchos países desarrollados, los exámenes nacionales para la acreditación de médicos son una práctica común y se consideran esenciales para garantizar la calidad y la seguridad en la atención médica. Por ejemplo, en Estados Unidos, el United States Medical Licensing Examination (USMLE) es un requisito indispensable para ejercer la medicina. Este examen asegura que todos los médicos, independientemente de la universidad en la que se hayan formado, cumplan con un estándar mínimo de competencia. Al eliminar el ENAM, Perú se aleja de esta práctica internacionalmente reconocida y se coloca en una posición vulnerable.
Desde un punto de vista institucional, la decisión del Ministerio de Salud también es preocupante. En una sociedad democrática y liberal, el Estado tiene el deber de garantizar que las instituciones autónomas, como las universidades y las asociaciones profesionales, puedan operar sin interferencias indebidas. La eliminación del ENAM sin un proceso de consulta amplio y sin un análisis riguroso de las consecuencias es una violación de este principio. Friedrich Hayek, en "Camino de servidumbre", advertía que la concentración de poder en el Estado es el primer paso hacia el autoritarismo. La intervención del Estado en áreas que deberían estar regidas por la libertad y la competencia puede expandirse a otras áreas, con consecuencias cada vez más negativas.
En conclusión, la medida del Ministerio de Salud de eliminar el ENAM como requisito para el SERUMS es una decisión que debe ser revertida. No solo compromete la calidad de la atención médica en las zonas más vulnerables del país, sino que también representa una peligrosa expansión del poder del Estado en áreas que deberían estar regidas por la competencia y la autonomía institucional. Los liberales, y todos aquellos que valoran la libertad y la meritocracia, debemos alzar la voz en contra de esta medida y exigir que se restablezca el ENAM como el mecanismo esencial para garantizar que los mejores y más capacitados médicos sean aquellos que se envíen a las áreas donde más se les necesita. Solo así podremos asegurar que el sistema de salud peruano siga avanzando hacia la excelencia y no hacia la mediocridad impuesta desde arriba.