Un cambio de panorama deplorable. Esta semana el gobierno ha demostrado nuevamente, no solo que no tiene una línea política clara, sino que no es capaz de tomar siquiera las decisiones más evidentes. Dentro de un giro, para algunos inesperado, la mandataria Dina Boluarte decidió hacer cambios en diversas carteras de su gabinete. Dentro de ellos, el más llamativo es, sin duda alguna, el del ex canciller González-Olaechea.
El anecdótico, hoy exministro de Relaciones Exteriores, se había ganado la aprobación de un gran número de peruanos después de su reacción al fraude electoral chavista orquestado por Maduro. Si recordamos, el ex canciller fue quien criticó de forma más tajante a la OEA por la abstención de diversos países en la votación para la aprobación de la resolución que pretendía exigir a Venezuela la publicación de las actas de votación. Muchos se mostraron favorables a las contundentes palabras que expresó aquel día, mientras que la cúpula caviar, una vez más, se indignó por su “arrebato”.
Sin embargo, hoy la realidad respecto a ese tema es distinta. Hay un nuevo canciller, Elmer Schialer, y hay una nueva línea respecto al fraude electoral venezolano. Si bien se afirmó que en Venezuela hubo un “flagrante irrespeto a las reglas democráticas”, hubo un cambio respecto a quién reconocen como el verdadero ganador de las elecciones.
El premier, Gustavo Adrianzén, después de este cambio de carteras, declaró que el Perú no reconoce a Edmundo González como presidente electo de Venezuela. Algo que va en contra de lo dispuesto en el último mes.
La pregunta es: ¿entonces a quién reconocen? ¿Hubo un fraude, pero igual Maduro puede ser presidente?
Para variar, nada es claro por parte de este gobierno.
Este cambio de posiciones se alinea, una vez más, con la izquierda internacional que se niega a reconocer que en Venezuela actualmente hay un gobierno de facto. Un cambio que vuelve a resaltar que vivimos en un gobierno de izquierda y no en uno de centro ni mucho menos de derecha, como los caviares quieren que veamos. Grandes contradicciones por parte de un gobierno que no hace ni deshace y que retrocede en decisiones que en realidad son más que evidentes.
Supuestamente, según la jefa de Estado, el Perú no estaría al lado de las dictaduras. ¿Entonces, no reconocer la victoria de Edmundo González qué es? Yo entiendo que, objetivamente hablando, reconocerlo o no como presidente electo no cambia nada en lo absoluto; quien va a seguir sentado gobernando es el dictador Maduro. Sin embargo, siendo prácticos, reconocerlo es lo único que se puede hacer como nación. Y aun así, siquiera eso quiere hacer Boluarte, prefiriendo encontrarse, una vez más, en la ambigüedad.