Hace un par de días, mientras los medios de comunicación, prensa radio y TV nos abrumaban mañana, tarde y noche, con el caso “Chibolin” o el escándalo de Cuevita y su pareja, como si se tratasen de temas de importancia nacional, la Asamblea General de la ONU adoptó la denominada “Agenda 2030” para el Desarrollo Sostenible”, también llamada el “Pacto del Futuro”, camino a la Agenda 2045. Supuestamente se trataría de un plan de acción a favor de todas las personas, el planeta y la prosperidad, que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia. Como se puede apreciar, sus objetivos son aparentemente nobles y válidos.
La referida Agenda plantea 17 “Objetivos de Desarrollo Sostenible” (ODS), con 169 metas de carácter integrado e indivisible que abarcan las esferas económica, social y ambiental. Estos 17 ODS son los siguientes: fin de la pobreza; hambre cero; salud y bienestar; educación de calidad; igualdad de género; agua limpia y saneamiento; energía asequible y no contaminante; trabajo decente y crecimiento económico; industria, innovación e infraestructura; reducción de las desigualdades; ciudades y comunidades sostenibles; producción y consumos responsables; acción por el clima; vida submarina; vida de ecosistemas terrestres; paz, justicia e instituciones sólidas; y alianzas para lograr los objetivos.
La nueva estrategia regirá los programas de desarrollo mundiales durante nada menos que los próximos 15 años. Al adoptarla, los Estados se comprometieron a movilizar los “medios necesarios” para su implementación mediante alianzas centradas especialmente en las necesidades de los más pobres y vulnerables. Supuestamente, los Estados “mantendrían soberanía” plena sobre su riqueza, recursos y actividad económica, y cada uno fijará sus propias metas nacionales, apegándose a los ODS. Claro, una soberanía sometida totalmente a los ODS, elaborados por 87 personas que nadie conoce ni eligió.
Mientras los medios nos entretenían con el escándalo Chibolín, el Perú por intermedio de su canciller, suscribía en la Asamblea de la ONU la mencionada Agenda 2030. Efectivamente, el canciller peruano Elmer Schialer, de acuerdo con la presidente Boluarte, suscribió en nombre del Perú, la referida Agenda. Sin ninguna consulta o debate previo con la sociedad civil peruana, el gobierno nos comprometió a todos los peruanos, con una Agenda que es, por decir lo menos, muy discutible. Aparentemente, sus referidos ODS son nobles y aceptables. Sin embargo, hay “gato encerrado” puesto que estos ODS serán claramente manipulados y dirigidos por el globalismo, con toda su parafernalia de izquierda. El canciller peruano -incluyendo a la presidente Boluarte- no tienen la menor idea en qué sancochado han metido al Perú. El canciller, cándidamente declaró que suscribió esto para lograr “un orden mundial más justo”, “Pacto Digital Global” que ¡obligará a las redes sociales a revelar los datos de usuarios! Repito ¿Tendrá una mínima idea de lo que ha firmado y en qué gran problema ha involucrado al Perú? ¿Sabrá el canciller y la presidente que la aprobación del “Pacto Digital Global” por ejemplo obligará a las redes sociales a revelar los datos de todos los usuarios violando su derecho a la privacidad? ¿Sabrá el canciller y la presidente que la “Declaración sobre las Generaciones Futuras” que establece los principios guías, compromisos y estructura multilateral que guiarán la implementación y monitoreo de las políticas nacionales, regionales y globales, violará la soberanía de los Estados?
Si bien el documento busca promover un sistema multilateral que refleje las realidades de hoy y que beneficie a todos,dicho documentono fue aprobado por unanimidad. 143 países, entre los que se encuentran Perú, Estados Unidos, Alemania, Uruguay, Israel, Irlanda, España, Australia, Chile, Brasil, Paraguay, Ecuador e Italia, respaldaron la iniciativa. En contra, hubo siete votos, encabezados por Rusia, Irán y Nicaragua; y nada menos que quince abstenciones, incluyendo la de Cuba, Bolivia e Irak. Mas aún, diversos países no participaron en la votación. Entre estos últimos se encuentra Argentina -escuchen el brillante discurso del presidente Milei ante la Asamblea, en donde dice las cosas claras-, la cual decidió no votar y quedó al lado de toda una lista de países que no participaron en la votación del “Pacto para el Futuro”.
Entonces, ¿Qué es lo que no se nos ha dicho pero que se encuentra implícito en el documento en cuestión? Solo mencionaremos algunos de los discutibles aspectos a los que se ha comprometido el Perú y que los peruanos desconocemos totalmente: a) Se fortalecerán absolutamente todas las formas de gobernanza global, debilitando la soberanía de los Estados–Nación y su margen de acción ante la comunidad internacional. EL Perú se somete irremediablemente a lo que nos señale la OMS, FMI, BM, RF, ONU, CIDH, UE, etc. b) Condiciona todo financiamiento internacional de los países al cumplimiento incondicional de los ODS arriba mencionados. c) Se amplía la ejecución impuesta de los planes de la Agenda 2030 al año 2045. d) Se impone el “Pacto Digital Global” que obliga a los gobiernos a revelar información privada de usuarios en las redes sociales a agencias internacionales, para su posterior “investigación”. e) Se impone medidas sobre tratamiento de reciclaje obligando a los ciudadanos a “cambios en su estilo de vida” (consumo de alimentos, construcción de viviendas, prohibición de autos no eléctricos, imposición de tributos, multas, cuotas por bolsas de desperdicios por familia/habitante, etc.). f) Se exige que todas las inversiones se sometan a los “componentes” de “economía sustentable” que las supranacionales consideren y obliguen a cada gobierno firmante. g) Reducción obligatoria del gasto de las Fuerzas Armadas, de cada uno de los países, para subvencionar políticas de imposición de ideologías de género, propaganda/promoción de políticas ecologistas, sanitarias, sociales, etc. y, h) Se indica que las familias y el derecho al trabajo (demanda laboral) deben ser “supervisados/controlados” por los Estados.
En conclusión y tal como se puede apreciar de esta simple muestra, la clara intención de imponer el globalismo, obviamente de izquierda, con la imposición de un pensamiento único, un gobierno único, una religión única, un concepto de familia único, etc. la imposición de la ideología de género y el claro control por ciertos “Estados” (ya se imaginarán cuáles son) y por ciertos organismos internacionales (también ya se imaginarán cuales son), de los diversos Estados en el mundo, no es otra cosa que un sometimiento de los países que han suscrito este “Pacto del Futuro”, a una especie de gobierno global que impondrá su voluntad y “visión” de futuro a todo el mundo. Es el “gran Hermano” de Orwell en su versión siglo XXI y no “1984”. En este “sistema” controlista globalizado nos ha metido la presidente Boluarte y su dócil canciller. Sin la menor consulta ni el más mínimo debate, faltando el respeto al pueblo peruano. El Congreso debe convocar de inmediato al Canciller y dar paso atrás en la suscripción de esta “camisa de fuerza” a nuestra soberanía, hasta que se debata como debe ser el referido “Pacto del futuro”. De lo contrario, el futuro del Perú estará sometido a los intereses y voluntad de ciertos Estados, y del nefasto globalismo.