OpiniónDomingo, 6 de octubre de 2024
Entre la meritocracia y la incompetencia, por Berit Knudsen
Berit Knudsen
Analista en comunicaciones

Julio Velarde, presidente del Banco Central de Reserva (BCR) desde 2006, es una figura destacada en el ámbito económico, reconocido internacionalmente por The Banker y Global Finance como Banquero Central del Año en 2015, 2020 y 2021. Velarde ha demostrado una notable capacidad para mantener la estabilidad monetaria del país. A lo largo de 18 años, ha sobrevivido a ocho Presidentes de la República, controlando la inflación y asegurando una moneda fuerte frente al dólar, posicionando al sol peruano como referente en América.

De acuerdo con la Constitución de 1993, el BCR regula la moneda y el crédito del sistema financiero, emite billetes, administra las reservas internacionales, informando sobre las finanzas nacionales. En teoría, todo congresista debería conocer estas funciones, pero parece no ser así.

Es preocupante observar la incapacidad de muchos en el Congreso, pero es alarmante que los miembros de la Comisión de Presupuesto de la República ignoren temas económicos básicos. Por ello el déficit fiscal sigue incrementándose de 2.6% a 4% en 2024, mientras el Congreso aprueba presupuestos que siguen creciendo.

Congresistas de Perú Libre, como Wilson Quispe, María Antonieta Agüero y Alfredo Pariona, miembros de la comisión de presupuesto, evidencian desinterés, desconocimiento, pero también impertinencia hacia una institución modelo de gestión económica. Wilson Quispe preguntó: “Aparte de ganar s/.41 mil, señor Velarde, ¿cuáles han sido las obligaciones legales o iniciativas del BCR para apoyar el empleo en la población?”. Pregunta impertinente, desvinculada de asuntos del BCR, entidad autónoma que maneja los recursos con eficiencia y profesionalismo.

Por su parte, María Antonieta Agüero, conocida por su desinterés en la labor congresal, preguntó: “¿Qué rol debe jugar el BCR para impulsar una política que no solo genere empleo, sino que garantice que este sea digno, con salarios justos y con derechos laborales plenos?”. Aunque las preguntas fueron leídas, parecían más una formalidad que una intención genuina y constructiva.

El parlamentario Alfredo Pariona planteó: “El país pide préstamos internacionales, a altos intereses, pero nos manifiestan que el BCR tiene US$ 82 mil millones (…) ¿Realmente existen o no existen? ¿Y por qué acudimos a los préstamos, a tantos intereses?”. Esto refleja desconocimiento sobre qué son las reservas internacionales, el rol del BCR y la gestión económica del país, vergonzosa pregunta en una comisión de presupuesto.

El BCR, caracterizado por su meritocracia, compuesto por los más destacados profesionales y analistas del mundo financiero, enfrenta la frustración de Julio Velarde al intentar responder preguntas absurdas. “No somos el Gobierno. No soy el presidente del Ministerio de Economía ni Produce. Es un banco central cuya tarea es informar de la economía y controlar la inflación, no hay otra tarea (…) No puedo meterme al Ministerio de Trabajo y decirle cómo hacer las cosas (…) Yo no acepto que el Ministerio de Economía se meta en el BCR (...). No me corresponde a mí estar dictando qué hace el Ejecutivo”, declaró Velarde con evidente impaciencia. Lo más lamentable es que los congresistas se retiraron sin escuchar la respuesta de Velarde.

Es evidente la ignorancia de estos integrantes de la Comisión de Presupuesto. ¿Pero dónde están sus asesores quienes deberían subsanar sus deficiencias? Más allá de este lamentable episodio, el BCR es un modelo que demuestra que la meritocracia es un ingrediente fundamental para una buena gestión. La educación y profesionalismo pueden permitirnos luchar contra la corrupción, mediocridad y egoísmo imperante en el entorno político; solo así nuestro país podrá salir adelante.

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