En medio de la desesperación de todos los sectores por detener la marea negra criminal que acecha a todos los peruanos, se presentan una serie de iniciativas, todas con las mejores intenciones y mirando a un mismo propósito: el detener o acabar con esta racha sangrienta que enluta de manera cotidiana al país. Desde el ministro del interior Juan José Santivañez quien, pese a las turbulencias políticas que lo rodean, se ha dado tiempo no solo para participar en los operativos “amanecer seguro” así como en acciones en beneficio del personal policial, sino también del propio alcalde de Lima Rafael Lopez Aliaga con la compra compulsiva de motos y la conformación de un grupo de inteligencia municipal (GEIM) como se ha llamado al equipo que intentará ayudar en la lucha contra el crimen, liderado por el general José Baella Malca, ex director de la Dircote
La pregunta que nos hacemos es si estas acciones bien intencionadas de las autoridades serán suficientes para detener el crimen transnacional, y, nuestra respuesta inmediata, casi instintiva, es que no. Es decir, no planteamos que estén equivocadas ni mucho menos, sino que si estas no están dentro de un marco estratégico completo y necesario, estas medidas agotan su eficacia momentánea, porque no son sostenibles en el tiempo. Por un lado, de tanto “amanecer seguro” se podría agotar el personal y no habría suficientes efectivos para esta acción, y por el otro, las miles de motos compradas podrían también deteriorarse o generar un gasto de combustible. Lo del GEIM puede tener resultados, pero estos deben ser evaluados en cuanto empiece a funcionar.
Lo que planteamos de manera urgente es un programa mínimo en el aspecto estratégico con la finalidad de dar continuidad a todas esas acciones tácticas que se han puesto en marcha y que su ensamblaje con la realidad y con estas medidas (las estratégicas), tengan sostenibilidad en beneficio de todos los peruanos. Por eso, hemos dicho que bajo las terribles circunstancias necesitamos una urgente Tregua Política primero, para ponernos de acuerdo en que la criminalidad es un fenómeno transversal a todas las posturas ideológicas y que en cualquier momento un familiar, un amigo o un allegado podría ser víctima mientras ellos se concentran en “destruir” al amigo político. Eso debe parar.
Lo otro es un Gabinete de consenso; es decir, que el siguiente gabinete de la presidente Dina Boluarte cuente con la garantía que será apoyado por todas las bancadas. Demás está decir que en este consenso todos deberían poner lo mejor de su vitrina política para garantizar la implementación de medidas reales y permanentes contra el crimen. También hemos dicho que haya una inversión histórica en Inteligencia Operativa Policial para perseguir al criminal sin descanso y una necesaria alianza estratégica con los gremios empresariales para recibir el apoyo económico, logístico, técnico o de gestión para ayudar a todas las plataformas de lucha contra el crimen.
Esta es la ruta estratégica mínima que planteamos para viabilizar una salida a la crisis de inseguridad que hoy vivimos. No esperemos a ser víctimas o a ver el dolor de cerca si el crimen toca nuestras vidas de cualquier manera. Si dejamos que el mal crezca concentrándonos en nuestras diferencias, nos arrepentiremos para siempre el no haber hecho un esfuerzo por hacer las cosas diferentes.
¡Sí se puede!