¡Una Cajita Feliz y un cuarto de libra, presidente! Identificarse con un candidato presidencial y empatizar con él es difícil, más aún si eres un magnate multimillonario. Aún así, Donald Trump logró romper todos los esquemas, dándole un estruendoso golpe a su oposición demócrata al atender un Drive Thru de McDonald 's la semana pasada.
La curiosa y llamativa historia del expresidente con la cadena de comida más conocida en el mundo ha causado furor en redes, y esto debemos agradecérselo, sin duda alguna a la vicepresidenta americana Kamala Harris. La hoy candidata a la presidencia por el partido demócrata había señalado, en un episodio de humildad, que había trabajado en la cadena del payaso durante su época universitaria.
Trump intuyó las mentiras de Harris y hoy puede decir que él trabajó más tiempo en un McDonald 's que ella. Un episodio que le ha hecho bastante daño a la campaña demócrata. Tanto es así que han intentado, de la forma que sea, que Trump no siga ganando popularidad con esta publicidad. Han dicho que la multimillonaria franquicia nunca le dió autorización al exmandatario para trabajar en uno de sus locales, han hecho que Yelp no deje poner reseñas de la atención de Trump en ese establecimiento, Tim Walz salió a decir que era una falta de respeto para los trabajadores del local (quienes estaban más que contentos de tener al republicano con ellos) y más jugadas que solo han ido de fracaso en fracaso.
Trump mientras tanto ha creado un episodio histórico de su campaña, similar a lo que hizo Bill Clinton en 1992, al parar a comprar unas hamburguesas en el local del payaso.
Para muchos este acontecimiento ha influido bastante para que hoy por hoy Trump lidere con un 49% sobre un 38% de Harris en la intención de voto latino en Estados Unidos. El 20% de los trabajadores de las cadenas de “fast food” son justamente latinos, según Census Bureau, así que es innegable que la estrategia de Trump ha sido magistral.
Y mientras Trump gana candidatos, Harris los pierde. A la vicepresidenta le han llovido críticas por mofarse de Jesús en uno de sus últimos rallys, alejando así al voto católico y cristiano. Parece que Kamala solo se preocupa por los votos liberales ateos y de los musulmanes, dado que el voto judío tampoco lo tiene, mucho menos después del pasado 7 de octubre.
La caída de votos de Harris ha generado que tenga que otra vez recurrir al populismo para buscar engatusar a votantes ignorantes, pidiéndole apoyo a distintos artistas americanos. Bruce Springsteen, “The Boss” se ha vuelto “The Loss” después de arremeter contra Trump y de llamar al pueblo a votar por el azul en las próximas elecciones. Beyonce (pobre Kamala si no se lo agradece) también ha salido a apoyar al partido demócrata mientras siguen perdiendo gente.
El New York Times hace eco a Kamala señalando a los “republicanos moderados” que voten por ella y no por Trump. CNN, The New Yorker y otros medios más siguen apoyando a Kamala e incluso continúan -de manera indirecta- llamando a Trump un fascista, mientras The New York Post y The Economist condenan dicha estrategia.
Es evidente que el partido demócrata se encuentra en un momento de caos absoluto, y que empeora después de que Jeff Bezos vetase al Washington Post de apoyar a Kamala. Todo se sigue alineando, por el momento, a favor del republicano.
¿Sabrá aprovechar su momento?
Estas elecciones son cruciales para el futuro de Estados Unidos. El gobierno de Joe Biden puede considerarse, sin duda alguna, como uno de los peores en la historia americana y necesitarán un drástico revés si pretenden cambiar la situación. Pero si el pueblo decide mantener la misma línea que los últimos cuatro años, podría ser el inicio del fin para los Estados Unidos.