El país se ha convertido en una monumental “torre de Babel” con “lenguajes” diferentes cuando se trata de diagnosticar y dar propuestas de solución a la terrible situación de inseguridad ciudadana que vivimos hoy. El desorden y la variopinta cantidad de propuestas lanzadas desde todas las tiendas políticas, de los “nuevos” analistas y advenedizos “expertos” en seguridad y las medidas torpes y parciales que toma el gobierno, no permiten visualizar la luz al final del túnel que todos esperamos. La gravedad de la situación es solo medida por sus efectos (crímenes, extorsiones, secuestros) y no por sus causas, que muchos perciben, pero no conocen a ciencia cierta. Un perfecto Icberg criminal.
El estado de confusión es tal que ha sido motivo para que grupos de izquierda y los caviares, actuando como “buitres” políticos, hagan de esta penosa circunstancia un motivo de aprovechamiento para “canalizar” las legítimas demandas de las víctimas de la infernal criminalidad, en una asonada política para derrocar el gobierno y crear condiciones para tomar el poder por medio de nuevas elecciones ahora que la calle “está caliente” (y lo seguirá estando por buen tiempo). Sencillamente criminal.
La antiguan frase de Napoleón “jamás interrumpas a tu enemigo cuando se está equivocando”, y sí que lo estamos, calza perfectamente para los criminales quienes avanzan sin pausa ni tregua mientras todos (estado, gobierno, empresarios y ciudadanos), estamos echándonos la culpa sobre la inseguridad y damos manotazos de ahogado, o lo que es peor, manotazos de errores, que abonan a favor de los facinerosos. Esta es la otra tragedia que enfrentamos.
Desde esta tribuna creemos que muchas de las propuestas lanzadas desde todos los sectores son correctas y bien intencionadas; sin embargo, el hecho de no tenerlas concatenadas dentro de una sola estrategia integral y en alianza estratégica Estado-Empresa-Ciudadano, hace que pierdan valor y eficacia, y por qué no, hasta la oportunidad de salir de esta crisis. Nadie tiene la varita mágica, no existe una sola solución, no habrá “mesías”, y mucho peor, no tenemos mucho tiempo para desgastarnos en pleitos intestinos, porque la criminalidad es horizontal y tarde o temprano tocará las puertas de nuestros hogares o trabajos y ocupará nuestros espacios.
Con todo, insistimos que una primera línea de base para tratar de frenar el fenómeno criminal es una tregua política, gestos políticos positivos del gobierno nombrando un nuevo gabinete de consenso para no recibir a la APEC (que ya la tenemos encima) con las calles en llamas, un golpe de timón en la conducción del gobierno de cara la lucha contra el crimen con una inversión histórica en inteligencia policial y una estrategia comunicacional que ayude a liderar desde el gobierno la lucha contra este flagelo. Cualquier cosa fuera de este marco estratégico, lamentablemente solo nos seguirá hundiendo en la arena movediza de la anarquía.
Necesitamos que todos entendamos el fenómeno, conozcamos sus raíces, las causas, la dinámica criminal de Sudamérica y cuáles son las verdaderas proyecciones de estas obre nuestro país. Debemos entender que los objetivos del crimen son el dinero y van tras el aunque venga de sectores informales o formales. Primero los informales y luego las pequeñas, medianas y grandes empresas, ese es su camino, porque así lo vienen haciendo en otros países y así se está implementando en el Perú.
Solo la unidad, la tregua política, los gestos políticos positivos, la tolerancia, estrategias, inteligencia y una verdadera alianza estratégica del Estado-Empresariado-Ciudadanos salvará al país de las garras de la criminalidad transnacional y del pantano de la anarquía.
¡Si se puede!