PortadaDomingo, 3 de noviembre de 2024
Una buena semana

Empezó bien noviembre. Ha sido una mala semana para la izquierda nacional. En estos últimos siete días, se han dado varios acontecimientos importantes en la batalla contra la izquierda. En primer lugar, tenemos a siete nuevos miembros de la Junta Nacional de Justicia, la cual, por años, ha sido un órgano utilizado por la izquierda para blindar y perseguir a ciertos actores políticos. Además, también se dará la culminación de la presidencia de Jorge Salas Arenas en el Jurado Nacional de Elecciones, luego de cuatro años de gestión.

Por otra parte, se ha producido la disolución de MOVADEF por sus vínculos con grupos terroristas y el narcotráfico. Durante años, esta organización ha actuado codo a codo con los enemigos de la patria sin que se le fiscalizara o investigara seriamente; incluso, muchos de los congresistas y el propio Pedro Castillo han sido señalados como colaboradores. No obstante, la inacción de la fiscalía era la regla. Es un alivio para la sociedad que se haya desarticulado el MOVADEF, cerrando todos sus locales y centros de operaciones. No se puede permitir la falta de respeto a las víctimas ni los aplausos al grupo terrorista más sanguinario de Sudamérica: Sendero Luminoso.

En tercer lugar, la otra gran noticia de la semana aportó esperanza para el futuro. El Poder Judicial declaró la ilegalidad de la organización política Alianza Nacional de Trabajadores, Agricultores, Universitarios, Reservistas y Obreros (A.N.T.A.U.R.O.), vinculada al asesino de policías Antauro Humala.

Estos sucesos son importantes, sobre todo de cara a las elecciones que se avecinan. La política peruana ha estado golpeada durante muchos años por sectores radicales de izquierda, y desde la derecha no se ha sabido hacer frente a esta situación utilizando las herramientas propias de un Estado de derecho.

En ese sentido, el modus operandi para enfrentar al izquierdismo ha sido el debate o las pugnas personales, lo cual solo apaciguaba el corto plazo, sin romper nunca los tejidos fundacionales que le daban vida. Los nuevos miembros de la JNJ, por ejemplo, han permitido reorganizar un aparato estatal con fuerte injerencia política, quitándoselo de las manos de personajes que han hecho de la justicia un arma política. Este cambio también envía un mensaje importante: la justicia no pertenece a un solo grupo político, sino a la misma justicia.

Justamente en esa misma línea también podemos considerar el reemplazo de la presidencia de la JNE culminando el cargo de Salas Arenas.

No solo es que la izquierda vaya a perder poder; el mensaje es que ni siquiera un órgano creado por Vizcarra puede estar por encima de los valores republicanos. El cierre de MOVADEF es también un mensaje político importante: ponerle fin a la reescritura de la historia. Es marcar una posición clara, sin medias tintas, respecto a los pasajes más oscuros del Perú. Mantener a MOVADEF con vida era darle a la izquierda esa pequeña validación necesaria para argumentar que lo que tuvimos fue un conflicto armado interno o una guerra civil. MOVADEF era esa última piedra que podía hacernos pensar que existe un espacio en la sociedad para pensar como Abimael Guzmán. Eso se acabó. El punto es claro: Sendero Luminoso no puede tener vida política jamás.

El mensaje que nos llega con la inhabilitación del grupo político A.N.T.A.U.R.O. es de aprendizaje. No podemos caer nuevamente en manos de un socialista radical. Pedro Castillo fue un error, no solo del votante, sino de nuestro sistema electoral y jurídico. Eso no se puede repetir con Antauro Humala. Se aprende del error, pero se corrige para que no vuelva a ocurrir; ese es el punto crucial.

Vemos, entonces, una mirada al pasado, poniendo fin a las locuras del marxismo de Sendero, al menos en el plano institucional (otro tema es hablar de las armas y los grupos narcoterroristas). También hay una mirada al presente, con una Junta Nacional de Justicia distinta, ya que la justicia no es de ayer ni de mañana; es de hoy. La justicia impera en la actualidad porque los derechos son atemporales. Y claro, la inhabilitación del partido A.N.T.A.U.R.O. es, después de mucho tiempo, levantar la cabeza y velar por el futuro.

Es verdad que todo esto ha demorado muchísimo y hasta resulta risible que se esté aplaudiendo algo tan básico para el funcionamiento de una sociedad democrática; sin embargo, por más tarde o imperfecto que sea, el mensaje nunca es a destiempo. Todas estas acciones finalmente nos dicen que en el Perú aún existe una pizca de institucionalidad. Hay que protegerla.