Un tema en el que hay mucha controversia (en realidad, sin necesidad) es el de los impuestos. La ignorancia en este tema es tal, que los impuestos siempre se consideran “buenos”. Si no son para uno, por supuesto.
Para un gran grupo de la sociedad pagar impuestos se considera un acto de “justicia social” porque se tiene la creencia que el Estado es una suerte de Robin Hood: Robar al rico para darle al pobre. Nada más alejado de la verdad. Una sociedad requiere capital para hacer inversiones y producir ese capital viene de “los ricos” y el segmento que posee los medios para invertir no lo hará en un lugar donde su inversión no dé frutos o donde dichos frutos le sean esquilmados a través de impuestos. Además de ser técnicamente incorrecto (pues aleja las inversiones), es también moralmente reprobable la envidia y el resentimiento que guían el deseo de gravar a otros con impuestos simplemente porque ”tienen”.
Los impuestos se llaman así porque se imponen. Nadie paga voluntariamente ni con agrado impuestos, pero se entiende que son necesarios para cubrir los costos que demanda el Estado para proveer los servicios públicos que son su obligación: Seguridad, defensa y justicia. Concedo que pueda haber educación y salud públicas, y en eso debería quedar lo que el Estado provee, pero el problema es que se ha hecho creer a la población que el Estado es una suerte de padre benévolo que debe proveer de todo lo que se le ocurra a cualquier grupo de interés, por considerarse estratégico o para calmar las aguas de alguna turba cuando sale a hacer escándalo y vandalismo.
Aunque mucha gente ponga el grito en el cielo y se rasgue las vestiduras, digo que concedo lo de Salud y Educación porque se trata de bienes económicos y por ese motivo tengo que quitarle el dinero a algunos para dárselo a otros (con los impuestos que pagan algunos se financia Educación o Salud). Esa es la labor redistributiva de los impuestos, pero ¿Qué ocurre cuando la educación cae en manos de un sindicato al que le interesan más sus privilegios que el objeto propio de su labor que es dar una educación que sirva como factor de movilidad social a niños y jóvenes de escasos recursos? Lo mismo ocurre con la Salud que, como hemos visto, no cuenta con suficientes profesionales y a la que pretenden (por el interés de un grupo de universidades poco serias) bajarle la valla para que “haya más médicos”. ¡Por favor! Ni un centavo de los impuestos pagados debería ir en eso.
La Educación debe estar en manos de privados, contratada por el Estado con el sistema de cupones por el que por mérito académico se pueda escalar a una mejor educación, es decir, meritocracia pura enseñada desde niños. Lo mismo en Salud, servicios médicos dados por privados, pero contratados por el Estado. Obviamente todo mensurable con métricas muy afinadas y licitado a través de procesos transparentes con el beneficio adicional de que no habría que realizar inversiones en infraestructura ni gastos en su mantenimiento. En el sector privado el profesor que no enseña o lo hace mal se va a su casa, no acaba como presidente liderando una pandilla de delincuentes que expolian las arcas del Estado. Además, nada de adoctrinamiento de mentes jóvenes maleables y manipulables.
¿Obra pública? A través de concesiones o APP 's, en cualquier sector. El Estado se debe ceñir a sus funciones básicas y de esa forma requerirá menos ingresos y los ciudadanos pagarán menos impuestos.
Me preguntan, ¿Por qué te arañas pidiendo menos impuestos? En primer lugar, espero menos impuestos porque amo a mi país: más impuestos en un país como el nuestro terminan en más informalidad, desempleo y pobreza.
Segundo, porque los fondos se van a utilizar para financiar planillas de un estado hipertrofiado, hiperreglamentado, nepotista, pero sobre todo: incapaz.
¿Qué afán de aumentar los impuestos cuando el Estado ni siquiera tiene la capacidad de gastar todo su presupuesto? Todos los años se devuelven cientos de millones de soles al Tesoro Público porque los gobiernos regionales, los gobiernos locales o instituciones del gobierno central son incapaces de ejecutar el gasto asignado para inversión pública. ¿Queremos entonces más impuestos para financiar bonos, subsidios y cosas por el estilo que distorsionan la actividad económica y no contribuyen a generar riqueza?
Los impuestos son un mecanismo redistributivo, lo cual se evidencia en que al que tiene se le quita parte de su riqueza para darle al que no tiene (digamos que hasta ahí todo bien), pero si consideramos que en una economía hay una cantidad de dinero fija, digamos 1,000, y parte de ese dinero se confisca (legalmente, a través de impuestos) para financiar obras de infraestructura vial, de salud, educación o de otro tipo, la misma cantidad de dinero circula en la economía y no hay problema. El problema surge cuando el gasto no es eficiente. Va a ocurrir, por ejemplo, que se emprende una obra de 1,000, pero muerden o “desaparecen” 50, eso significa que en la economía ya no va a haber 1,000 si no va a haber 950 y esa "esterilización" de medios de pago hace que la actividad económica sea menor. Peor aún cuando (asumamos que no se muerde) el dinero se va a la planilla de un Estado ineficiente que tiene montones de empleados cuya productividad es una fracción de la de un empleado del sector privado y es gasto en vano. Conversando con mi padre, que trabajó en una institución pública hace muchos años, llegamos intuitivamente a la conclusión que si se reduce a la mitad la planilla del Estado la calidad de los servicios no se afectaría, de lo malos que son.
Es por eso que el Estado debería usar mecanismos como las asociaciones público privadas (APP´s) y concesiones para no tener que financiar obra pública y mantenerla (también servicios públicos, no solo infraestructura), y por ende tener que recaudar más y de esa forma brindar a través del sector privado servicios eficientes a la población. Esto ya ocurre con empresas de telefonía, energéticas, de salud, etc. ¿Nadie se ha dado cuenta que el sector privado opera mejor que el público?
¿Por qué entonces no lo hace el gobierno? Porque si deja en manos de alguien o de alguna institución eficiente las compras estatales, la creación de infraestructura o servicios como salud, educación, defensa o seguridad, las autoridades encargadas de las compras simplemente no van a tener "ingresos extraordinarios", es decir coimas. Si el Estado no tiene capacidad de gasto entonces ¿para qué quiere más impuestos? Resulta incomprensible desde un punto de vista lógico o racional, pero desde el punto de vista de la izquierda (en todo su amplio espectro) es muy lógico: a más instituciones públicas tiene agencias de empleo para más camaradas, puede pagar favores y sobre todo puede robar descaradamente.
Como último punto y retomando el tema de los incentivos para realizar cualquier actividad, el pueblo debe sentir en qué se gastan sus impuestos. Un asalariado que está en planilla y gana un sueldo al que le descuentan impuesto a la renta de quinta categoría y servicios de salud, al ver que en el hospital la cita se la dan para dentro de 3 meses y que el Estado no es capaz de ponerle una pista asfaltada frente a su casa se siente muy poco incentivado a pagar impuestos y, peor aún, ve en las noticias que la carretera, la represa, el puente, los colegios y demás obra pública tiene vestigios o evidencia de corrupción. ¡Así nadie quiere pagar impuestos!