OpiniónDomingo, 22 de diciembre de 2024
¿Navidad o fiestas de qué?, por Alfredo Gildemeister

Crecí como la mayoría de ustedes, deseándonos siempre ante al advenimiento del 25 de diciembre de cada año, una muy “feliz navidad”. Esto era lo más normal y corriente. Más aún, era costumbre el enviarse entre los amigos y familiares, hermosas tarjetas de navidad deseándose una “feliz navidad” y un próspero año nuevo. Las tarjetas mostraban bellos cuadros del nacimiento de Jesús o de la Sagrada Familia, pintados por famosos pintores. Lo que sí era muy raro recibir una tarjeta de felicitación por navidad con la imagen de un árbol o de un Papa Noel. Nada que ver. A muchos les llamaba la atención cuando recibían algo así. En mi caso, como buen miraflorino, salía a pasear con mis padres y hermanos a la avenida Larco en Miraflores, a ver las tiendas -en especial aquellas donde vendían buenos juguetes importados como Oeschle, por ejemplo- y todo el mundo se deseaba una feliz navidad. Era común contemplar un “nacimiento” en casi todas las tiendas, imágenes de Jesús con Santa María y San José, y no faltaba en la puerta de las tiendas “Monterrey” (así, con dos erres), un Papa Noel medio flacuchento y desgarbado, con el cual los niños que no se asustaban y huían aterrados, se tomaban una fotografía, obviamente en blanco y negro.

De otro lado, la gente acostumbraba -y aún hoy acostumbra- a comprar y comer el famoso panetón que, dicho sea de paso, en aquellos años pesaba un kilo. Al menos el famoso panetón D’Onofrio. Luego bajó a 900 gramos y hoy ha bajado a 880 gramos, si no es menos. Así mismo, debo mencionar que la gente no acostumbraba a comer pavo como lo hace hoy. Las familias comían un buen jamón glaseado, o pollo o algún platillo criollo. En mi casa, mi madre preparaba su famoso asado -que, hasta el día de hoy, no he encontrado a nadie que lo prepare igual- y de postre su famosa leche asada, con doce huevos, a la antigua. Una cena que superaba ampliamente a cualquier pavo o bicho que se le parezca. En cuanto al pavo, al ser un artículo raro y casi de lujo, era en las grandes empresas en donde se solía obsequiar a los ejecutivos y altos directivos, un pavo, y me refiero a un buen pavo de 12 kilos. Esto del pavo, al mejor estilo del “Thanks given day” norteamericano, con el paso de los años, se fue poniendo poco a poco más de moda en el Perú. Obviamente no podía faltar después de cenar, el tomarse una buena taza de chocolate -a mi de niño la verdad no me atraía, hoy me encanta-.

En mi familia, de niño, mis hermanos y yo nos íbamos a dormir temprano -nos hacían dormir temprano- y a la medianoche de la nochebuena, mis padres nos despertaban para ir a la sala, para ver los regalos que nos había traído el Niño Dios y que los había dejado al lado del nacimiento. Pese a que uno estaba medio atontado por el sueño, ese era el momento culmen de la navidad para un niño. No solo el hecho material del regalo hecho realidad, pedido días antes en una cartita al Niño Dios, sino que ese pedido se hiciera realidad de alguna extraña manera y que te lo trajera el mismo Niño Dios. ¡Ahí estaba el milagro!

Sin embargo, hoy todo esto que les narro, ya son cosas del pasado, casi sin darnos cuenta, todo ha cambiado. Lamentablemente, el “milagro de la navidad”, el nacimiento del Niño Dios, Dios hecho hombre por amor a todos, puede decirse que casi ha desaparecido. El Niño Dios, ¡el dueño del santo!, prácticamente hoy es “no habido”. Ha sido reemplazado, arrimado, marginado y casi olvidado. Desplazado por personajes como Papa Noel e, inclusive, por un personaje aterrador como el denominado “Grinch”.

Debo decir que, todo esto no es casualidad, ni cosas de la modernidad o del progresismo. Todo esto es premeditado y calculado, y la gente cae como tonta. El globalismo que busca hacer desaparecer el cristianismo y a la Iglesia Católica de la faz de la Tierra, paganizando algo tan grande como lo es la celebración de la encarnación de Cristo, Dios hecho hombre, el nacimiento de Jesús para la salvación de toda la humanidad, esto es, la navidad, se busca hacer perder en los cristianos el verdadero sentido santo y divino de la navidad, convirtiéndola en una celebración pagana, materialista y consumista, en donde el comer en abundancia como salvajes, vender y comprar cosas, fuera el fin último de la navidad. Un fin comercial y un mero “pasarla bien”. Aunque no se crea, a muchos “incomoda” la navidad. Hasta increíblemente se pretende prohibirla por ser “discriminatoria” y una “falta de respeto” para las demás religiones. ¡Increíble! Al menos en muchos países ya se está promoviendo el prohibirla o en todo caso, el saludarse con un simple “felices fiestas” y no con un “feliz navidad”. A esa ridiculez estamos llegando. inclusive aquí en el Perú. Casi no se oye el desearse una “feliz navidad”, sino “felices fiestas” - ¿De qué fiestas estamos hablando? - e inclusive el “pásenla bien”, “pásenla bonito”, etc. A ello debemos agregar una “voracidad”, por no decir desesperación y angustia comercial en vender por parte de los grandes, medianos y pequeños comercios y, de otro lado, una desesperación angustiante por comprar por parte de los “consumidores”. No se ven nacimientos. Ello ha sido reemplazado por la figura del árbol -de origen pagano- y todo su simbolismo, así como por renos, bolitas y la figura de Papa Noel o Santa Claus. Los niños lamentablemente ya no creen ni conocen al Niño Dios -el dueño del santo, repito- limitándose a reclamar sus regalos y punto. Consumismo absoluto y punto.

En fin, han pasado poco más de dos mil años del nacimiento de Cristo y cada año comprobamos con tristeza que la humanidad va perdiendo cada vez más el sentido profundo de la navidad, pues cada vez entiende menos o ya olvidó lo sucedido en aquella noche tan especial -la nochebuena-, el significado del nacimiento de Cristo, esto es, la navidad. La navidad se va convirtiendo cada vez más, en una celebración pagana más del montón, perdiendo su sentido profundo. ¿Qué fue de Dios hecho hombre, cuyo cumpleaños celebramos en la navidad? Pues que muy pocos o cada vez menos se acuerdan de Él. Pareciera que la navidad es hoy una mera fiesta pagana. Los nacimientos brillan por su ausencia. Abundan los arbolitos, estrellitas, bolitas, renos e imágenes de Papa Noel por doquier, pero del Niño Dios, de José y María, nada de nada.

Que esta navidad sea una navidad especial, diferente para todos ustedes, con Jesús, el Niño Dios. No nos quedemos en el árbol de luces, la cena, los regalos, Papa Noel y sus renos. Que Cristo Jesús nazca en cada uno de sus corazones para que tengan la paz y la alegría de los hijos de Dios, porque, definitivamente… no hay navidad sin Jesús. ¡Feliz navidad con Jesús para todos!

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