OpiniónDomingo, 29 de diciembre de 2024
¿Año nuevo u otro año "Wash and Wear"?, por Alfredo Gildemeister

Nos encontramos a punto de celebrar otro año nuevo, esto es, de comenzar un nuevo año, pero… ¿Realmente comenzaremos un nuevo año? Alguien comentará que todos los años parecen iguales o que pasan demasiado rápido, pero… ¿Realmente pasan los años? ¿Transcurre el tiempo? Algunos científicos determinan que el tiempo es una invención del hombre y que pueden existir muchas formas de tiempo. Nosotros vemos el tiempo de modo lineal, como si fuera una línea infinita. Otros ven al tiempo de manera circular, en donde inclusive se podría viajar en el tiempo cruzando a otros puntos del círculo. Un físico genial como Michio Kaku señaló en uno de sus trabajos que viajar en el tiempo es posible, agregando que el tiempo es relativo y cambia en función de la velocidad y la gravedad. En fin, pero volviendo a lo nuestro, ¿qué es esto del año nuevo? ¿Alguien lo inventó o simplemente es una de las formas de medir el transcurso del tiempo?

Históricamente, nosotros utilizamos el calendario cristiano, esto es, el año nuevo es el día en el que comienza un nuevo año calendario y, por tanto, el recuento de años del calendario aumenta en uno. Me refiero al calendario gregoriano, que es el sistema de calendario más utilizado en la actualidad. El año nuevo ocurre el día 1 de enero. Su nombre se debe al Papa Gregorio XIII, el cual instauró el 1 de enero como el primer día del año nuevo en 1582. Este calendario se basó en el tiempo que tarda la Tierra en girar alrededor del sol y tiene 365 días, con un año bisiesto cada cuatro años. Es interesante anotar que Julio César siglos antes, en el año 46 A.C -dos años antes de morir asesinado- ya había creado el denominado calendario Juliano, reformando el calendario romano utilizado hasta entonces, para que el año nuevo comenzara el 1 de enero. Y mucho antes que Julio César, el rey romano, Numa Pompilio, ya había modificado el calendario en el siglo VII a.C. para convertir a enero en el primer mes del año. Este cambio se hizo para rendir honor al dios romano Jano. De allí que, en la antigua Roma, cada mes de enero, los romanos honrarán al dios Jano, una deidad con dos rostros, uno viejo y barbado que miraba hacia atrás representando el pasado, y otro joven que miraba hacia adelante, simbolizando el futuro. Sin embargo, también debemos mencionar que la razón fundamental de establecer el inicio del año en enero, radicaba en que, en la antigua Roma, era en el undécimo mes (enero) cuando los cónsules asumían el nuevo gobierno.

Es interesante mencionar que también en otras culturas se observa su día de año nuevo, tradicional o religioso, de acuerdo con sus propias costumbres, porque usan un calendario lunar o un calendario “luna-solar”. Así tenemos el año nuevo chino, el año nuevo islámico y el año nuevo judío, por solo citar algunos ejemplos. En laIndiaNepal y otros países también celebran el Año Nuevo en fechas de acuerdo con sus propios calendarios, que se pueden así mismo ubicar en el calendario gregoriano. Así, por ejemplo, en el año nuevo chino, es interesante anotar que, pese a que el año nuevo es una celebración prácticamente global, lo cierto es que, para el calendario chino, no existe de manera oficial un día que marque el fin e inicio de un nuevo año. El inicio y término de la celebración varían debido a que el continente asiático se basa en el calendario lunar y no en el solar. Es así que, de acuerdo con la cultura, costumbres y tradiciones en cada país, la celebración del año nuevo tiene matices, pero siempre con el mismo fin: iniciar un nuevo año.

Siempre al ser humano le ha fascinado el tema del tiempo. El registro más antiguo conocido de un año nuevo data aproximadamente del año 2000 a. C. en la ciudad de Babilonia (Mesopotamia), el año nuevo (Akitu) comenzaba con la luna nueva después del equinoccio de primavera, el festival de año nuevo, llamado Akitu, se celebraba en Babilonia con la luna nueva después del equinoccio de primavera. En otras culturas de la antigüedad, como en Asiria, lo celebraban con la luna nueva más cercana al equinoccio de otoño (mediados de setiembre); en Egipto, Fenicia y Persia, el año nuevo comenzaba en el equinoccio de otoño, el 21 de septiembre. En Grecia, el año comenzaba el 21 de diciembre con el solsticio de invierno, por mencionar solo algunos casos, e inclusive, en la Europa cristiana medieval, el año nuevo se celebraba el 25 de diciembre en honor al nacimiento de Jesús, el 1 de marzo al estilo romano antiguo, y el 25 de marzo en honor a la fiesta de la Anunciación, fecha de la concepción de Jesús.

En fin, es un hecho que, en toda cultura, el año nuevo simboliza una renovación y la oportunidad de dejar atrás el pasado y mirar hacia el futuro. Es un momento para reflexionar sobre los logros, los desafíos superados y establecer nuevos propósitos. Surge una esperanza natural en las personas en que el nuevo año sea mejor. Hasta tenemos cierta especie de “ritos” que muchos siguen al pie de la letra, como por ejemplo: comer -por no decir atragantarte- doce uvas metidas debajo de una mesa mientras suenan las doce campanadas de media noche; para poder viajar en el nuevo año, salir corriendo con una o dos maletas en la mano y dar una vuelta a la manzana de tu casa; brindar con una copa de champán invocando que se cumplan los deseos y propósitos para el nuevo año; usar ropa interior u otra prenda de color amarillo para atraer la buena suerte; estrenar ropa y prendas de vestir, para que no falte el dinero en el año; tirar un vaso o un balde de agua hacia afuera de la casa, para evitar derramar lágrimas en el año, simbolizando una limpieza energética para despojarse de todo lo malo; escribir una lista con todas las cosas negativas que acontecieron durante el año anterior y luego quemarla, etc. Como se puede apreciar, todo un bagaje de “tradiciones”, supersticiones o como se las quiera llamar.

En todo caso, la llegada de un nuevo año es para todo cristiano, un motivo de celebración, pero especialmente de agradecimiento a Dios, por el tiempo vivido y por vivir; agradecimiento por tu familia, tu trabajo, por esos momentos tristes y felices que todo año depara, por este tiempo de merecer; así mismo, es motivo de reflexión por todo lo bueno logrado y por lo que está por venir, rezando y pidiendo por nosotros, por nuestras familias, y por esas metas personales y espirituales a alcanzar en el nuevo año. En todo caso, que el nuevo año sea un año de verdad nuevo, en donde seas una mejor persona, mejor hombre, mejor mujer, padre, madre, esposo, esposa, hijo, hija, etc. Que no sea un año más que arrastres o que te arrastre, un año “wash and wear”, esto es, un año de solo “lavar y usar”, un año más; que no sea un año en donde solo busques egoístamente el simple pasarla bien, divertirte y evitar las responsabilidades y punto. Todo lo contrario: que el próximo año sea un año en que te vuelques generosamente a tu familia, a tus hijos, a tus padres, a tu país, que te acerques más a Dios; que sea un año en que busques lo transcendental y esencial de la vida, en donde lo material y lo placentero no prime; que sea un año en que generosamente busques lo mejor para tu prójimo, para todos. ¡Les deseo a todos un muy feliz año 2025!

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