OpiniónDomingo, 5 de enero de 2025
Pronósticos y acontecimientos, por Víctor Andrés Belaunde Gutiérrez

El político conservador y Primer Ministro británico de la post guerra, Harold Macmillan nos regaló una cita estupenda sobre los desafíos de los estadistas, señalando que el mayor de estos son los acontecimientos (Events, dear boy, events).

Nuevos hechos, nuevas circunstancias, inesperadas, cambian radicalmente la situación. Pueden tratarse de terremotos, bombasos periodísticos, decisiones de rivales, eventos climáticos como El Niño. Esta es una de las razones por las que la política es impredecible, un pronóstico acertado exige el dominio de todos los factores. Incluso con un conocimiento perfecto de toda la información relevante, lo mejor que puede lograrse es una aproximación o un rango de probabilidades. Esto además tiene la categoría de hecho físico, como la mecánica cuántica comprueba.

En el caso de Macmillan la caída de su gobierno y el ascenso de los laboristas ocurrió precisamente por un inesperado acontecimiento: La prensa reveló que el entonces Ministro de la Defensa, John Profumo, compartía amante con el jefe local de la KGB. Este simple hecho, su imprudencia de compartir amantes o levantes, fue suficiente para liquidar al régimen.

Hace veinte años, en las elecciones del 2004 en España, el PP fue derrotado en unas elecciones que parecían seguras. La razón fue el atentado terrorista ocurrido en la víspera en la estación de tren de Atocha en Madrid. Aunque se tejen muchas teorías conspirativas al respecto, el hecho concreto es que en el atentado no sólo se asesinó a decenas de víctimas, también cambió el destino de un país, con consecuencias que perviven hasta ahora.

Hecha está gran salvedad me aventuro, en base a los indicios existentes a predecir, más que eventos, algunas tendencias para este 2025 que recién empieza.

En el Perú, el gobierno de la Presidente continuará dando tumbos, con la medianía a la que nos tiene acostumbrados. También persistirán los intentos de la progresía de vacarla, con este pretexto u otro. Para que esta pretensión progre prospere tendrían que conocerse nuevos hechos trascendentales o suceder algo inesperado. Imposible, ciertamente no, pero improbable, sí.

Aunque el gobierno seguirá siendo impopular y quizá se logré en el Perú un fenómeno estadístico único: Unanimidad, la progresía continuará en su acelerada carrera hacia delante, que conduce a su propio desprestigio y que pretende, por sus ambiciones desmedidas, arrastrar al país al abismo. Las características del gobierno son conocidas por todos, la desaprobación supera el 90%, pero eso no quiere decir que los vacadores sean políticos admirados o prestigiosos. Todo lo contrario. La fatuidad de sus pretextos y de cada una de sus campañas es evidente. Que persona seria en el mundo puede sostener que una rinoplastia no declarada justifica que se destituya de su puesto a la Presidente de la República. Para que decir más.

Volviendo a Inglaterra, la encontramos conmocionada. Gracias en buena medida a la liberación de la plataforma Twitter y la valentía de algunos denunciantes, se ha descubierto la existencia de miles de violaciones y abuso de niñas y adolescentes, perpetrados por hombres de origen pakistaní y de religión islámica respecto de las cuáles la fiscalía se dedicó a encubrir y minimizar. El escándalo compromete personalmente al Primer Ministro. El gobierno continuará, la bancada laborista buscará proteger a su líder como sea, pero las consecuencias de mediano y largo plazo serán enormes. No sabemos cuándo ni la manera en que se manifestarán, todo depende de los nuevos eventos que ocurran y de los acontecimientos viejos que se descubran.

Rusia querrá prolongar su aventura bélica, pero existe demasiada incertidumbre para predecir cuanto más durará la guerra. Es improbable que Trump desee rescatar a Putin de las honduras en que se encuentra, aunque si es evidente que desea congelar el conflicto. Los ucranianos podrán decir que esto es insuficiente y sólo augura la reanudación de la guerra más adelante, lo cual puede ser cierto. El problema para ellos que su capacidad de continuar y mantener al oso ruso a raya depende de un apoyo externo que puede extinguirse. Además, el congelamiento de la guerra, si es que este es posible (problema aparte), importa también una grave derrota y humillación para Moscú y su autócrata actual.

Respecto de Trump, tanto se ha dicho y son tan terribles algunas de las predicciones sobre su inminente gobierno que la más probable ocurrencia es un respiro de alivio de la mayoría de la población. Por lo pronto, la ola woke debería retroceder, al principio con lentitud, más adelante con ferocidad. Los promotores de esa religión laica y farsante olvidarán su militancia, de la misma apasionada manera que en el Perú antiguos fujimoristas niegan y desconocen sus antiguas adhesiones.

La supervivencia del régimen iraní está seriamente en duda. Aquí pueden pasar muchas cosas y el principal problema es que los Ayatolás de Teherán son como una fiera herida y acorralada, peligrosos, torpes e impredecibles. Pueden intentar concretar su arma nuclear, lo que muy probablemente desencadenaría un ataque militar. Hasta los operadores del actual gobierno gringo han filtrado planes en el sentido de atacar si los iraníes intentan este saldo hacia delante.

En Sudamérica la deriva asesina de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello continuará. Mientras exista un aparato represor que obedezca órdenes, seguirán asesinando y empujando a sus opositores al exilio. ¿Qué cosa podría poner término al régimen? Una actitud mucho más agresiva de Washington, quizá, pero dificulto que sea suficiente. Se necesitaría de algo mucho más audaz, como una operación para decapitar al gobierno matando a sus cabezas, una intervención sin precedentes en la política contemporánea. No me aventuro a calificar demasiado este escenario.

Desde Bolivia continúa viva una grave amenaza a la estabilidad democrática y unidad nacional del Perú. Evo Morales es un enemigo de nuestra patria y sueña con una gran Bolivia bajo su mando y sustentada en la economía gris del narcotráfico, la minería ilegal de oro y el soporte geopolítico de Pekín y Moscú.Morales seguirá con sus sueños de opio, pero no debemos menospreciar el daño que puede hacer a la gobernabilidad de nuestro país y su desarrollo. Un gran acontecimiento para la democracia regional sería la defenestración de su partido del poder. Ojalá que eso ocurra.

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