Cuando aquella mañana del 31 de diciembre de 1905, don Sergio Nicolas Leonidas Yerovi Douat, tuvo en sus manos el primer número del semanario “Monos y Monadas”, revista que había fundado con el dibujante Julio Málaga Grenet, comenzó a ver con mucha alegría y asombro, las diversas caricaturas impresas y no lo podía creer. Empezó a leer algunos textos, pero las caricaturas impresas en la revista de conocidos políticos eran lo mejor, increíblemente buenas, cargadas de fina ironía y detalle. ¡Casi una obra de arte! Se comenzó a reír y no paró de reír hasta que el dibujante Julio – que también no paraba de reír- le convidó una copa con un excelente vino de Rioja, para celebrar el feliz acontecimiento. Notables escritores y artistas de la época y de todo el continente colaborarían en el semanario. Don Leónidas, como le llamaba la mayoría de personas, era muy conocido por su ironía y fino humor en sus artículos publicados en el semanario “Actualidades” y en el diario “La Prensa”, del que fue periodista fundador y donde hizo populares sus columnas “Crónicas alegres” y “Burla burlando”. En cuanto a “Monos y monadas”, dirigió el semanario a lo largo de 108 ediciones, hasta diciembre de 1907, en que lo dejó solo por un tiempo, para fundar otros semanarios como ¿Está Ud. Bien? (1908) y Lléveme Ud. (1909). Además era un conocido colaborador en el diario La Crónica y en casi todas las revistas limeñas de su tiempo comoVariedades. También escribió diversas comedias de teatro como la exitosa obra La de cuatro mil, Álbum Lima o Domingo siete, entre otras.
Don Leónidas se caracterizaba por su gran simpatía y -por qué no decirlo- su gran éxito con las mujeres. Su pasión por la actriz española Ángela Argüelles lamentablemente le sería fatal. El arquitecto chileno Manuel José Sánchez, que también cortejaba a dicha artista, en un arranque de celos, fue al local del diario La Prensa en busca de Yerovi. Enterado de la presencia del chileno, Yerovi salió a la calle para zanjar la disputa, y estando a pocos pasos de la puerta, dio un puñetazo en el rostro a Sánchez, quien reaccionó sacando su revólver y disparando cuatro tiros sobre Yerovi. Don Leónidas fallecería dos horas después a consecuencia de sus heridas a los 35 años de edad, un 15 de febrero de 1917. Nunca imaginaría que setenta años más tarde, su nieto Nicolás, haría renacer ese gran semanario o revista -como se le quiera denominar- llamado “Monos y monadas”. Si bien su hijo, también llamado Leonidas Yerovi mantuvo la revista viva de alguna manera, no fue hasta los años de la dictadura militar de Francisco Morales Bermúdez, en que su nieto, Leonidas Nicolás Ramón Yerovi Díaz -conocido hoy simplemente como Nicolás Yerovi- con el apoyo del poeta Antonio Cisneros, tramitó la autorización para relanzar (¿refundar?) el semanario de humor político denominado “Monos y Monadas”, fundado allá a fines de 1905. El primer número de esta nueva etapa se publicó el 27 de abril de 1978.
Personalmente recuerdo con mucho cariño “Monos y monadas”, en especial sus caricaturas, puesto que, a principios de los ochenta, cuando era estudiante de Letras y luego en la Facultad de Derecho en la universidad Católica, todos los estudiantes comprábamos y leíamos el semanario asiduamente, riéndonos con sus artículos e ingeniosas caricaturas, con sus textos muy bien elaborados, en donde la burla a finales de la dictadura de Morales Bermúdez o al recientemente electo presidente Belaunde, era cosa de todos los días.
Lamentablemente, el pasado domingo 19 de enero falleció Nicolas Yerovi a los 73 años. En su última entrevista otorgada al diario El Comercio, Nicolas, conocido por su permanente sonrisa y esa risa medio asmática tan contagiosa, nos contaba sobre su abuelo don Leónidas y su padre: “Tanto mi abuelo como mi padre se dedican como un salvavidas a cultivar la gracia, la sátira, el ingenio y a reírse de las cosas. Cuando a mi padre por una venganza política le roban el automóvil, él por las ondas de la radio se dirigía al ladrón y le decía: estimado señor ratero, quizá usted no lo sepa, pero se ha llevado una joya. No es un automóvil del año, pero es una máquina noble, no deje usted de cuidarla con esmero señor ratero. La verdad, me daría mucha pena que usted maltrate un artículo que ha sido de tanta utilidad. Y así, ante el dolor se burlaba, se reía”. Esta anécdota revela como siempre los Yerovi trataron con fino humor a los políticos más torpes, incapaces o corruptos, hasta las más grandes desgracias.
Es curioso como en el Perú, hasta el día de hoy y desde siempre, el humor ha formado parte fundamental del quehacer político nacional. Se les toma el pelo a los presidentes, ministros, alcaldes y demás funcionarios públicos, en base a un humor muy fino y de nivel, sin vulgaridades ni groserías, sino como muy bien declaraba Nicolas Yerovi, “con inteligencia”. Efectivamente, Yerovi decía: “Sin sentido del humor, el Perú no existiría. Es la única explicación de que hayamos sobrevivido”. Y comentando de los últimos desastrosos gobiernos afirmaba que: “En Perú no hay ciudadanos, hay sobrevivientes”.
De otro lado, Yerovi justificaba y defendía el humor en la política cuando señalaba con toda razón que: “El gusto por cultivar la ironía, el humor y la gracia en un país como el nuestro es necesario. Sin ello, nuestra vida sería aún más difícil. El culto por la risa es incluso terapéutico, lo que hace imprescindible esta inventiva. De lo contrario, estaríamos completamente perdidos”. El ingenio del peruano es alto nato. Siempre surge el chiste, la ironía, el “meme” hoy en la era digital, etc. “Monos y Monadas” constituyó toda una institución en donde el fino humor nos ayudaba a tomar precisamente con humor, las desgracias y malas noticias del quehacer político nacional día a día: “Nos podemos dar cuenta de que en las últimas décadas el sentido del humor se ha vuelto primitivo, elemental incluso. No es ninguna novedad ver eso cuando, ni siquiera teniendo un maestro como presidente, pudimos pasar las pruebas PISA”, declara entre risas Nicolas Yerovi.
Justificando la razón de ser de publicaciones como “Monos y monadas”, Yerovi lo sustentaba diciendo que: “Estas publicaciones también fungen como un espejo de la vida de los peruanos, una mirada más amable de todas las vivencias y ocurrencias que se suscitaron en nuestra sociedad. Siempre vistas con ese optimismo característico que los Yerovi buscamos darle”. Totalmente cierto, leyendo los ejemplares del semanario, uno puede repasar la historia de nuestro complicado país desde su refundación en abril de 1978, apreciar con humor lo sucedido en los gobiernos de Morales Bermúdez, Belaúnde, García, etc.
La reciente edición conmemorativa de “Monos y monadas – La sonrisa perdurable” -que obviamente recomiendo leer-, preparada con mucho cariño por Nicolas Yerovi, a modo de despedida, nos muestra precisamente una síntesis de lo mejor del semanario y constituye un repaso con fino humor, de los últimos 47 años de la historia de nuestra patria. Para Yerovi, en el Perú no existe un tema que no pueda ser tomado con sentido del humor. Desde el fútbol, la política, la economía, etc., todo es materia de fino humor, con inteligencia, sin caer en lo vulgar o en lo soez, como lamentablemente también se observa a veces hoy. Como bien señala Yerovi: “Es importante ver con humor muchas cosas y también denunciar a través de él. Mi familia, con cuatro generaciones de escritores humorísticos, ha enfrentado la censura en forma de cartas, afrentas, bombas o llamadas… pero con un poco de humor, podemos situar a personajes deleznables en un lugar mejor del que están: el basurero de la historia”.
Vayan estas simples líneas en homenaje a Nicolas Yerovi, que nos dejó un legado de fino humor, con inteligencia y clase. No olvidaremos su risa contagiosa y asmática, esto es… su “sonrisa perdurable”.