Durante el Foro Económico Mundial en Davos, Javier Milei confrontó abiertamente las ideas del foro y de las organizaciones internacionales, tachando el impulso de la agenda global en las últimas décadas. Expuso una crítica al "wokismo", expansión del Estado y lo que llamó manipulación ideológica de conceptos fundamentales de Occidente.
Describió al wokismo como “ideología que coloniza las instituciones en Occidente”, partidos políticos, universidades, medios de comunicación y foros internacionales como Davos. Según su visión, esta ideología distorsiona valores fundacionales de nuestra civilización, promoviendo una agenda autoritaria y colectivista. "El wokismo es el cáncer que hay que extirpar", ideología que invierte valores, reemplazando los derechos negativos –libertad, vida y propiedad– por derechos positivos artificiales como el acceso gratuito a bienes y servicios financiados por el Estado, expandiéndolo ilimitadamente.
Reivindicó principios fundacionales tradicionales, herencia donde el capitalismo basado en el respeto a la vida, libertad y propiedad privada fue el motor que permitió un crecimiento económico sin precedentes, superando la trampa malthusiana que afirmaba que los recursos crecen más lentamente que la población. "Occidente representa el pico de la especie humana, tierra fértil con herencia grecorromana, sus valores judeocristianos y la revolución del capitalismo rompieron las cadenas de la escasez, multiplicando la riqueza global". Afirma que estas interpretaciones desvirtúan valores para justificar el colectivismo.
Milei acusó a Davos y organismos supranacionales, ideólogos y promotores de la agenda woke, modelo de pensamiento único impuesto, penalizando el disenso con la “cultura de la cancelación”. "Han rendido culto por décadas a una ideología siniestra y asesina”. Denunció sus políticas por generar desigualdad y pobreza, consolidando una casta privilegiada convertida en árbitro del sistema.
Propuso la "drástica reducción" del tamaño del Estado y los organismos supranacionales, argumentando que la intervención estatal causa distorsiones económicas y sociales: "Las funciones del Estado deben limitarse a la defensa del derecho a la vida, la libertad y la propiedad." Sostuvo que este “sistema perverso” sólo podrá frenarse devolviendo al individuo el control de sus recursos.
El wokismo se apropia de causas legítimas distorsionándolas, justificando la expansión estatal, censurando el pensamiento crítico con feminismo, ecologismo, inmigración y derechos LGBT. “El wokismo ha llegado al extremo de dañar irreversiblemente a niños sanos mediante tratamientos hormonales y mutilaciones, como si un menor de cinco años pudiera prestar su consentimiento… Estos experimentos, realizados en nombre de esta ideología criminal, serán condenados en el futuro”. Sobre el cambio climático: "ambientalismo fanático donde los seres humanos somos un cáncer que debe ser eliminado".
Milei llamó a los líderes globales a abandonar la actual agenda rescatando los principios del liberalismo clásico, mirando al pasado para retomar el rumbo: "El guión de los últimos 40 años se ha agotado y cuando un sistema se agota la historia se abre". Invitó a Occidente a recuperar su grandeza, inspirándose en la experiencia de Argentina bajo su liderazgo.
El discurso de Milei marca un punto de inflexión como crítico del status quo mundial, defendiendo el liberalismo económico y valores tradicionales occidentales. Rechazó aquello que intenta posicionarse como “políticamente correcto”, para reconstruir la civilización occidental sobre sus bases históricas, desafiando al foro y líderes globales.
Estar o no de acuerdo con estas ideas no es el punto; pero las actuales tendencias políticas y económicas mundiales señalan que algo debe cambiar, reflexionando sobre la necesidad de un nuevo rumbo que garantice prosperidad y libertad.