OpiniónDomingo, 2 de marzo de 2025
Cisjordania: situación crítica, por Juan Pablo de la Guerra
Juan Pablo de la Guerra
Representante de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada

En Gaza se respira una paz frágil, pero en Cisjordania la situación para los cristianos sigue siendo crítica. Una delegación de la Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) visitó recientemente la región y constató que los desafíos no hacen más que aumentar. Lejos de mejorar, las condiciones de vida para esta comunidad han empeorado tras el alto el fuego en Gaza, sumiendo a muchos en un sentimiento de aislamiento, desesperanza y vulnerabilidad.

El padre Louis Salman, responsable de la Capellanía de la Juventud en Cisjordania, Gaza y Jerusalén, describe las dificultades diarias de los palestinos católicos como parte de una "nueva normalidad". Desde restricciones de viaje hasta controles en carretera, la vida cotidiana se ha vuelto cada vez más complicada. Como ejemplo, los 85 jóvenes cristianos que planean viajar a Roma para el Jubileo de los jóvenes este verano deberán tomar un largo y costoso desvío a través de Jordania, pues tienen prohibido usar el aeropuerto de Ben Gurión.

“Las restricciones para viajar hacen que la gente se sienta aislada y atrapada. La falta de oportunidades laborales y la constante exposición a la violencia solo agravan el trauma”, señala el padre Louis. Aunque el alto el fuego en Gaza podría parecer una señal de alivio, para los católicos de Cisjordania ha traído más dificultades. “Desde el alto el fuego, se han cerrado más carreteras y los trayectos son el doble de largos. Además, la liberación de prisioneros palestinos ha provocado un refuerzo de la seguridad, aumentando los puestos de control”, explica el sacerdote.

El cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén, coincide con esta evaluación: "Sin duda alguna, las cosas en Cisjordania han empeorado. El inicio del alto el fuego en Gaza marcó el comienzo de nuevas operaciones militares en Cisjordania, con un aumento significativo de los controles y las intervenciones militares, especialmente en Yenín". Como resultado, miles de personas han sido desalojadas de campos de refugiados, y Cisjordania está cada vez más fragmentada, con más de 900 puestos de control y 185 puntos de entrada.

El director general del Patriarcado Latino de Jerusalén, Sami El-Yousef, añade que estas medidas no solo afectan físicamente a las comunidades, sino que también las sumen en un abandono internacional: “La atención global se ha centrado en Gaza, dejando a Cisjordania en un segundo plano, a pesar de las graves violaciones que aquí ocurren”.

A pesar de la adversidad, la Iglesia sigue siendo un pilar de esperanza para los cristianos de la región. Sami El-Yousef destaca cómo han mantenido y expandido sus servicios en las comunidades más afectadas por el conflicto, como Gaza y Cisjordania. Por ejemplo, lograron asegurar el suministro de frutas y verduras para la población de Gaza durante meses.

“Hasta el día de hoy, la gente aquí habla de cómo la Iglesia los ha apoyado. Estamos muy orgullosos de haber extendido nuestra generosidad a nuestros vecinos”, comenta El-Yousef, quien agradece profundamente la ayuda recibida de organizaciones como ACN. Esta labor no solo proporciona apoyo material, sino también esperanza y resiliencia frente a la crisis.

El padre Louis Salman trabaja incansablemente para alentar a los jóvenes cristianos a participar en actividades internacionales, como el próximo Jubileo en Roma. “Tras un año de guerra, la mayor parte de nuestros jóvenes están desesperados. Quiero levantarles el ánimo y mostrarles que hay una esperanza que no viene de la política, sino de Jesús”, explica.

El tema del Jubileo de este año es precisamente la esperanza, un concepto que muchos jóvenes palestinos apenas logran vislumbrar. Desde la sede de la organización ‘Juventud de la Patria de Jesús’, renovada con la ayuda de ACN, el padre Louis busca guiar a los jóvenes hacia una esperanza espiritual, para que comprendan el valor de quedarse y perseverar en la tierra donde Jesús vivió, murió y resucitó.

La situación en Cisjordania y Gaza exige nuestra atención y acción. Ante el sufrimiento de tantos hermanos y hermanas en Tierra Santa, es momento de actuar. Invitemos a todos los lectores a unirse en oración por la paz en esta región y por el fortalecimiento de las comunidades cristianas que enfrentan tantos desafíos.

Además, consideremos cómo podemos colaborar: ya sea apoyando a organizaciones como ACN o ayudando a difundir la realidad que viven estas comunidades. En medio de la oscuridad, cada gesto de solidaridad se convierte en una luz de esperanza. Hoy más que nunca, los cristianos de Tierra Santa necesitan saber que no están solos.

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