OpiniónDomingo, 16 de marzo de 2025
El poder de la "costra caviar", por José Antonio Torres Iriarte
José Antonio Torres Iriarte
Abogado y analista político

La cooperación internacional norteamericana canalizada por USAID desde los años sesenta, se convirtió a lo largo del tiempo en un instrumento de ayuda humanitaria a más de cien países del mundo. En plena Guerra Fría, los Estados Unidos tuvo claro que era indispensable apoyar a los gobiernos de América Latina, ante el avance político de los partidos de izquierda adscritos a la Tercera Internacional o que en su defecto no tenían reparo en aliarse con movimientos de izquierda o que en su defecto observaban con simpatía a los movimientos guerrilleros o insurgentes, que se iban organizando en la región.

USAID fue parte de lo que se llamó Alianza para el Progreso, durante los gobiernos de los demócratas Jhon Kennedy y Lyndon Jhonson. Los fondos fueron canalizados a través de los gobiernos o de asociaciones civiles. En los años noventa cuando ya se había consumado la disolución de la URSS y los países de Europa del Este dejaban atrás la planificación centralizada e impulsaban economías de mercado, se produce un giro en el campo de la cooperación internacional. Estados Unidos, Japón, Canadá, Alemania y otros países desarrollados, procuraban asistir a los países subdesarrollados o del llamado Tercer Mundo.

Las Naciones Unidas aumentan su presencia en todo el mundo, a través de sus diversas agencias. El Banco Mundial elabora informes anuales, enfatizando desde 1990 en la necesidad de reducir la pobreza en todo el mundo. Por su parte, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) dispone de más recursos, canalizando sus desembolsos sobre todo en la ampliación de los proyectos de infraestructura. El Fondo Monetario Internacional como instrumento de ayuda financiera, alentó la puesta en marcha de programas de ajuste, para estabilizar las economías sumidas en procesos inflacionarios y desequilibrios fiscales. El Banco Mundial y el FMI en los años noventa se sumaron a la implementación de las políticas diseñadas por un grupo de expertos en Washington. El llamado "Consenso de Washington" no cabe duda se convirtió en el marco general de las reformas de mercado ejecutadas en varios países de América Latina. La sombra de la "crisis de la deuda" fue superada en el Perú, mientras que el "Plan de Convertibilidad" estalló en Argentina.

Lo cierto es que los cambios políticos ocurridos entre 1989 y 1991 en Europa, fueron determinantes en la configuración de un nuevo escenario internacional. La Unión Europea incorporó como integrantes a países de Europa del Este. La unidad monetaria, la fallida aprobación de la Constitución Europea y la salida del Reino Unido en el 2016, son hitos en la historia de un proceso de integración.

Si la izquierda marxista leninista sufrió un duro revés en Europa y América Latina; sin embargo, debe precisarse que sus cuadros y militantes tuvieron la capacidad de "reinventarse y reciclarse". Los organismos internacionales se convirtieron en objetivos políticos, de tal modo que fueron tomando progresivamente el control de importantes organismos internacionales y a la par se especializaron en la gestión y administración de los fondos de la cooperación internacional.

En el Perú, los ex militantes de la Izquierda Unida que postuló a la presidencia de la República a Alfonso Barrantes Lingán en las Elecciones Generales de 1985, durante los años del fujimorismo, se convirtieron en Directores Ejecutivos de los organismos no gubernamentales establecidos en nuestro país. Desde la Comisión Andina de Juristas, Manuela Ramos, Flora Tristán, la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, el Instituto de Defensa Legal (IDL) y decenas de ong’s, se fue tejiendo una red de organizaciones que pasaron a ser protagonistas de la vida nacional, bajo la denominación de sociedad civil.

Todo este proceso formó parte de una nueva correlación de fuerzas internacionales establecidas en Canadá, Estados Unidos y Europa, en especial. Los representantes de la sociedad civil empezaron a participar en foros, en organismos internacionales y en el Sistema de Naciones Unidas. En el plano académico universitario, se afianza un neomarxismo que empieza a desarrollar nuevos conceptos filosóficos políticos. Este proceso se desarrolla paralelamente al avance de un proceso de globalización y una revolución tecnológica sin precedentes. Surgen en la Unión Europea y los Estados Unidos. en especial, posturas políticas progresistas que influyen cada vez más en partidos históricos, como el Demócrata en los Estados Unidos.

La batalla cultural se libra hoy en los Estados Unidos y Europa. Por su parte en América Latina, Fidel Castro sentó en los años noventa, las bases del "socialismo del siglo XXI". Desde el partido de los Trabajadores en Brasil, se organiza el Foro de Sao Paulo y años después se constituye el "Grupo de Puebla".


En los últimos años, la cooperación internacional gestionada por una red de ong’s, con fondos de USAID, la Unión Europea, Canadá y otros países, impulsa una agenda compatible con la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Las ong’s además influyen en el diseño de políticas públicas, en la dación de leyes en el campo de los derechos reproductivos de la mujer, el aborto, el matrimonio igualitario, el medio ambiente, las posturas feministas y las políticas en favor de la comunidad LGTBQ+. Se gesta de esa forma un nuevo poder influyente políticamente.

Se promueven leyes sobre partidos políticos y sistemas electorales. El Ministerio Público, el Poder Judicial, las Fuerzas Armadas, la PNP y diversos ministerios forman parte del radio de acción y de influencia. Desde la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, durante el gobierno de Alejandro Toledo, se trató de reescribir la historia nacional, llamando "conflicto armado interno" a la acción terrorista desatada por Sendero Luminoso y el MRTA. El Poder Judicial y el Ministerio Público se han ido convirtiendo en instrumentos políticos al servicio de una agenda con claros propósitos políticos. Gustavo Gorriti, Diego García-Sayán, Mirtha Vásquez y decenas de políticos, bajo el ropaje de representantes de la sociedad civil han pretendido erigirse en la reserva moral del país. El Instituto de Defensa Legal y Gustavo Gorriti convertidos en un suprapoder y censores de la vida nacional.

La reciente aprobación del proyecto de ley por parte del Congreso con 82 votos, permitirá mejorar la capacidad de fiscalización de APCI. La ley debe ser promulgada en los próximos días.

Ya se ha iniciado una contraofensiva por parte de las ong’s y todo su aparato político-mediático. Hoy en Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump se está examinando con rigor el papel cumplido por USAID. La Agenda 2030 de Naciones Unidas es vista con reticencia por la administración Trump.

Los supuestos antiimperialistas que lideran las ong’s establecidas en el Perú, se han valido de los generosos recursos transferidos por USAID a lo largo del tiempo. La suspensión o cierre de USAID, no significa el fin de la cooperación internacional hacía el Perú. Existen fuentes diversas y numerosos cooperantes.

Es el momento de fiscalizar y es necesario la rendición de cuentas por parte de las ong’s. APCI e incluso la Unidad de Inteligencia Financiera de la SBS y la SUNAT deben actuar conforme a ley. No es de extrañar, que sólo realizando un control aleatorio, se pueda comprobar la existencia de indicios sobre la comisión de graves ilícitos penales, que constituyan lavado de activos.

No dudo que los afectados por la ley interpondrán todo tipo de acciones legales en el plano nacional e internacional. Más aún se valdrán de gobiernos y organismos internacionales para ejercer presión sobre el gobierno peruano. Se puede afirmar que la red de ong’s en el Perú constituyen fundamentalmente una "costra caviar" ajena a los grandes intereses nacionales.

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