PortadaDomingo, 6 de abril de 2025
¿Otro Capricho progresista?

Una nueva polémica sacude al Congreso de la República, esta vez protagonizada por la legisladora Susel Paredes, quien —tras llegar al Parlamento de la mano del Partido Morado— parece decidida a hacer del recinto legislativo un laboratorio de ensayo ideológico. El último episodio: permitir que personas nacidas varones, pero que se identifican como mujeres, utilicen los baños destinados exclusivamente a congresistas mujeres.

El hecho ocurrió durante la conmemoración del Día de la Visibilidad Transgénero, cuando más de 30 invitados de la congresista —todos varones que se autoperciben mujeres— asistieron a una actividad organizada por su despacho. Uno de ellos ingresó al baño de mujeres del Parlamento, generando la inmediata indignación de legisladores de distintas bancadas, quienes advirtieron que este tipo de actos no solo rompen con normas básicas de convivencia, sino que comprometen la seguridad y privacidad de quienes usan esos espacios.

Lejos de asumir alguna responsabilidad, Paredes defendió con vehemencia el ingreso de sus invitados, repitiendo el argumentario típico de los sectores más radicales del progresismo. Aseguró que las personas trans corren peligro si acceden a baños de hombres y justificó su decisión afirmando que los varones podrían violentarlas. “Si ellas hubieran entrado al baño de hombres, podrían haber sido víctimas de agresión, porque los varones, cuando ven a mujeres transgénero, piensan que tienen derecho a violarlas o faltarles el respeto”, declaró, sin mayor evidencia.

Pero lo que más ha escandalizado fue su respuesta cuando se le preguntó si volvería a permitir esta situación. Sin inmutarse, dijo que sí, y que solo se aseguraría de que sus invitados cierren la puerta al entrar. “Todas las personas en el Perú somos iguales. Lo que voy a garantizar es que cierren la puerta, pero que sigan entrando al baño de mujeres, por supuesto”, sentenció.

La actitud desafiante de Paredes ha sido catalogada por muchos como una afrenta al sentido común y a la protección de espacios diferenciados por sexo biológico, especialmente en un lugar tan sensible como el Congreso. Lo que para ella es un acto de inclusión, para otros representa una peligrosa imposición ideológica que ignora principios básicos de biología, privacidad y respeto mutuo.

Mientras el debate sobre la identidad de género sigue siendo necesario y complejo, imponer una narrativa sin diálogo ni consenso parece estar alejando más que acercando a la sociedad peruana. Y en medio de esa tensión, Susel Paredes se posiciona no como una legisladora dialogante, sino como una activista con curul, dispuesta a desafiar límites sin medir las consecuencias.

¿Rendición ideológica en el Congreso?

La reciente declaración del presidente del Congreso, Eduardo Salhuana, ha encendido las alarmas entre quienes consideran que el Parlamento debe ser un bastión de la razón, el orden y el respeto por las leyes naturales —no un campo de ensayo para imposiciones ideológicas. Salhuana confirmó que la Mesa Directiva está evaluando la implementación de “baños neutros” o “trans” en el Legislativo, una medida que, lejos de resolver conflictos, amenaza con institucionalizar una visión radical de género que contraviene principios biológicos elementales.

Frente al incidente sucedido en el Legislativo, en lugar de poner orden y defender espacios diferenciados por sexo biológico, Salhuana optó por abrirle la puerta a una alternativa que muchos consideran absurda y peligrosa: baños "inclusivos".

“Estamos evaluando ello. Recuerden que cuando vino la OEA solicitó que en los espacios de reunión existiera un baño neutro. Vamos a analizar esa posibilidad”, declaró el titular del Legislativo, alineándose sin reparos con los postulados de organismos internacionales que presionan por introducir la ideología de género en las instituciones nacionales.

El presidente del Congreso añadió que, de concretarse la medida, se requerirían modificaciones estructurales y una “coordinación técnica” para garantizar el acceso equitativo a todos los ciudadanos. Sin embargo, lo que no mencionó es cómo piensa garantizar la seguridad, la privacidad y la comodidad de las congresistas y trabajadoras que usan estos espacios diariamente.

Más aún, Salhuana defendió a la congresista Paredes tras una supuesta agresión verbal de parte de una reportera, minimizando las consecuencias de su irresponsable convocatoria.

“Uno puede no compartir sus ideas, pero una periodista le sugirió que si se siente varón, que se vaya al baño de hombres. Yo invoco a que todos nos tratemos con respeto”, dijo, desviando el foco del verdadero problema: la imposición de una agenda que borra las diferencias biológicas entre hombres y mujeres.

Consultado sobre si esta medida responde a una ideología de género, Salhuana optó por la evasiva. “Son conceptos, son opiniones de cada uno”, indicó, como si los fundamentos biológicos fueran materia opinable.

Lo que está en juego no es solo la infraestructura del Congreso, sino el sentido común. Convertir el Parlamento en un espacio donde se diluyen las diferencias entre hombres y mujeres bajo el pretexto de la inclusión no solo es peligroso, sino profundamente irresponsable. La evaluación de los “baños neutros” es, en realidad, un intento de normalizar lo antinatural y convertir la excepción en regla.

En lugar de garantizar el orden y la lógica, Salhuana parece inclinarse ante una corriente ideológica que distorsiona la realidad biológica y amenaza con socavar los pilares más básicos de convivencia. ¿Hasta qué punto llegará esta claudicación institucional?

Si quiere suscribirse a todo nuestro contenido Vía WhatsApp dele click a este link: https://bit.ly/49m0YNU

También puede ingresar a nuestra cuenta de Telegram: https://t.me/elreporteperu