El Perú está en una situación de inseguridad que es insostenible desde todas las ópticas habidas y por haber del tema, las medidas que se están adoptando; más parecen manotazos de ahogado por parte de una administración que demuestra estar arrinconada en una batalla contra la criminalidad.
En esa perspectiva, la ciudadanía se halla en mucha incertidumbre por sobre lo que vaya a pasar en su día a día y las situaciones que se presentan con respecto a la peligrosidad que se vive en la capital y diferentes otras zonas del país.
Desde el gobierno de Dina Boluarte, no parece haber una planificación estratégica para combatir estos índices de inseguridad, al contrario, como medidas de, supuesta prevención, está atacando a las variantes del tema, más no al problema de raíz, lo que representa total improvisación sobre una situación que parece irse de sus manos cada vez más.
Una de las medidas que ha tomado es ampliar el estado de emergencia, lo cual, está comprobado, no significa nada para mejorar la seguridad en el Perú. Durante mucho tiempo hemos vivido con estas medidas, sin embargo, no ha cambiado nada, al contrario, se han fortalecido, e incluso han aparecido más víctimas lamentables de esta ola de extorsión y asesinatos.
El gobierno, dentro de su último decreto, afirma que poniendo regulaciones absurdas para los motociclistas en Lima Metropolitana, el índice de criminalidad se reducirá, algo que no está comprobado en ningún país del mundo, ni en ninguna ciudad. Es simple, el delincuente no va a respetar las normas, pongas lo que le pongas.
Ahora, ¿cuál es el verdadero problema? Lo dialogamos hace un tiempo con el abogado Humberto Abanto: para que los índices de actos delictivos se reduzcan y haya efectividad en la captura de delincuente, lo primero que se debe hacer, es regular el sistema de justicia.
Estamos en un país donde, lamentablemente, los efectivos de la PNP capturan a delincuentes y los llevan para ser procesados, y por obra magia del destino, el Poder Judicial los determina inocentes, pese a que hay testigos, y víctimas. No puede ser posible que este tipo de situaciones exista, y peor aún, que sea una constante. Lo principal es que exista mano dura en la justicia nacional y eso parte desde el gobierno, porque ellos son quienes deben reformar este sistema importantísimo para los peruanos.
Otro tema indispensable es el respaldo a la Policía Nacional del Perú, ¿cómo es posible que, en un país donde se comenten importantes actos delictivos, los efectivos no puedan usar su arma de reglamento? Recientemente, se les ha otorgado esta facultad, la cual, debieron haberlo tenido desde un inicio. Sin embargo, recién se le ha dado permiso para poder actuar ante tanta lacra delincuencial nacional y extranjera.
Aún estamos en este bendito estado de emergencia que, a todas luces, no ha demostrado efectividad alguna, pues hace unos días, pese a la presencia de militares en las estaciones del Metro de Lima y del Metropolitano, delincuentes intentaron ingresar a alguna de estas, ¿Qué más evidencia quieren?
Acá la solución es clara: atacar a las cabezas del monstruo que incluso podría estar enquistada en las cúpulas del Poder Judicial y así poder devolverle la tranquilidad al Perú. Es hora de que el gobierno tome cartas en el asunto porque para ayer ya es tarde.