OpiniónDomingo, 1 de junio de 2025
Batalla cultural y el Ministerio de Capital Humano, por José Ignacio Marsano

Las instituciones públicas en el Perú se encuentran intoxicadas de socialistas y políticos de izquierda; ellos solo tienen una cosa en mente: la decadencia, a través de la corrupción, generando así mayores niveles de pobreza y un total fracaso económico y social. Las élites deben entender que, si no reaccionan, la izquierda se llevará las elecciones de 2026, tal como ocurrió en 2021. La derecha debe comprender que, si no abrazamos las ideas de la libertad, estamos perdidos. No solo porque perderíamos las elecciones ante estos socialistas y su casta política, sino porque el Perú debe entender que, si no limpia sus instituciones, los colegios progresistas o “woke” seguirán adoctrinando a los niños con inmundicias —y el statu quo no cambiará. Esto es perjudicial para la inversión privada y, entre otras cosas, para la creación de empresas.

Por ello, considero coherente plantear una reforma educativa que implemente programas conservadores, de derecha y de libre mercado desde la infancia, para que los niños comprendan el daño que el socialismo y las ideas comunistas han causado al Perú en las últimas décadas. Como menciona Agustín Laje: “La obra maestra de la política consiste en modificar de tal modo el corazón humano por medio de la educación”. Es sencillo: los colegios que fomenten el comunismo y las políticas fallidas no recibirán financiamiento público.

Es importante aclarar que la libertad no consiste simplemente en tener dinero para comprarse lo que uno quiera. Decir “si no tienes plata, no tienes libertad” o “hay que quitarles a los que tienen para darles a los que no tienen” es un claro ejemplo de las falacias socialistas. Además, la manipulación del lenguaje por parte de los socialistas resulta aberrante: al modificar las definiciones reales, alteran la forma en que los individuos perciben la realidad, convirtiendo el lenguaje en un arma política. Como señala Milei: “Los radicales de izquierda quieren hacer parecer que la desigualdad de ingresos es injusta y, por lo tanto, tiene que haber responsables —los ricos— y víctimas —los pobres—”.

Asimismo, la casta política en el Perú fomenta el odio, el resentimiento y la envidia, generando una división social y política entre ciudadanos de distintas clases. Son los socialistas quienes, en vez de utilizar los recursos del Estado para mejorar la infraestructura pública, los sistemas de salud o facilitar la desregulación para fomentar la creación de empresas, prefieren colocar a sus parientes en el Congreso y robar sistemáticamente de los impuestos que pagan todos los peruanos.

En Perú, cada vez más personas optan por estudiar arte, literatura o cine, carreras que no ofrecen buenas oportunidades en el mercado laboral. Cuando estos egresados, orgullosos de su formación en las universidades "rojas", descubren que el verdulero gana más que ellos —los autodenominados “artistas”—, culpan al mercado laboral. De ahí surge el pensamiento redistributivo, basado en la creencia de que la sociedad, a través del Estado, debe reconocer su “supuesto valor”. Pretenden entonces que el Estado le quite al verdulero o carnicero —“pobres tipos” que, según ellos, nunca han leído a Marx— para compensar sus frustraciones.

Con el tiempo, estos egresados de filosofía, letras, cine, arte y música, adoctrinados desde temprana edad, terminan ingresando a vientres de alquiler como Perú Libre y otras entidades comunistas para llevar a cabo su barbarie ideológica.

Antes de crear cualquier ministerio nuevo, el presidente electo debería eliminar y fusionar ministerios hasta reducir los actuales dieciocho a solo los siguientes: Defensa, Desregulación y Transformación del Estado, Economía, Justicia, Relaciones Exteriores, Salud y Seguridad Nacional. Una vez lograda esta reestructuración, considero coherente que el Perú cree el “Ministerio de Capital Humano”. Este ministerio contaría con tres secretarías:

- Niñez, Adolescencia y Familia, encargada de promover programas educativos y de seguimiento desde temprana edad para que todos los peruanos tengan las mismas oportunidades de crecer y mejorar su calidad de vida.

- Educación, encargada de trabajar con las distintas ciudades del país para lograr una educación cada vez más inclusiva y generadora de oportunidades para todos. Gestionaría becas, cursos y capacitaciones, materiales educativos, trámites y datos por ciudad. Cuando la educación es inaccesible, se cierra el potencial de millones de personas, limitando no solo su futuro individual, sino el bienestar del país en su conjunto.

- Trabajo, Empleo y Seguridad Nacional, orientada a la capacitación laboral y al fortalecimiento del mercado de trabajo.

Los vientres de alquiler políticos deben entender que solo invirtiendo en el “peruano” —mediante seguimientos desde temprana edad, programas técnicos e incentivos— se puede aumentar la productividad y diversificar la economía, haciéndola más robusta. Esto también reduciría la dependencia en los sectores primarios, impulsando el avance tecnológico y empresarial en un país que hoy se encuentra en decadencia.

Yo me considero un anarcocapitalista, como muchos otros jóvenes peruanos que quieren un mejor futuro para su país. Nosotros sí entendemos lo que es la dignidad, mientras que los socialistas, como señala Axel Kaiser, “la utilizan como un concepto en la batalla política para persuadir y seducir al electorado, que finalmente termina oprimido”.

Por todo lo expuesto, considero urgente remover a todo político anticapitalista del sistema público peruano.

Si quiere suscribirse a todo nuestro contenido Vía WhatsApp dele click a este link: https://bit.ly/3JTiLk8

También puede ingresar a nuestra cuenta de Telegram: https://t.me/elreporteperu