OpiniónDomingo, 6 de julio de 2025
Manuel Ayau y la libertad académica, por Diego Vega Castro-Sayán
Diego Vega Castro-Sayán
Secretario General de la UPC

Fue una fría noche de septiembre de 2010. Acudí al llamado de nuestro entonces rector, Luis Bustamante Belaunde, a un homenaje que, poco después de iniciado, los presentes reconocimos como muy importante para él. Manuel Ayau había fallecido días atrás, trascendiendo las fronteras con su apasionada promoción de la libertad individual y la economía de mercado.

Al auditorio del campus Monterrico de la UPC llegaron varias personalidades del derecho, la economía, la empresa privada y la gestión pública peruana1. Muchos hablaban de Muso (apelativo de Ayau, el mítico gestor de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala —UFM—).

Volviendo a aquella noche fría, en la mesa principal estaba Luis Bustamante, y destacaba también el recientemente nombrado decano de la Facultad de Economía, Carlos Adrianzén. Ambos reconocieron la batalla eterna de Muso por la libertad y un Estado limitado (ente al que conoció de cerca Manuel Ayau como miembro de la Asamblea Legislativa y candidato a la presidencia de su país). Igualmente recordaron sus inicios en la ingeniería y su destacado paso por el mundo empresarial.

Luego de esa primera etapa profesional, Ayau decidió en 1971 fundar y presidir ese faro de ideas lúcidas —al que bautizó en honor al primer obispo y prócer de Guatemala—. Escogió para la cátedra en la UFM a académicos de alto nivel y comprometidos con la libertad, pero también a gestores, consciente de que, como cualquier institución, una universidad no solo se gobierna con grandes ideas.

Fue esa su obra cumbre y —como sostuvo el rector Bustamante aquella noche— la coronación de su vocación intelectual y académica2.

Pero su contribución más importante al mundo universitario, más allá de su ímpetu, visión y sacrificio, ha sido, en mi opinión, la defensa de la libertad académica en su proyecto educativo. Una libertad que hoy debe permitir a toda universidad enseñar, investigar, plantear cómo será su currícula y sus métodos de evaluación, y seleccionar libremente a sus profesores según sus méritos y (¿por qué no?) su orientación ideológica. Todo ello sin que ninguna fuerza externa intervenga.

Hoy, la regulación universitaria peruana impone un número importante de exigencias a las universidades. Por ejemplo, requiere la inclusión de cursos con temáticas obligatorias; un mínimo de docentes a tiempo completo (obligando a muchos y destacados tiempos parciales a dejar la docencia); doctorados presenciales —en un mundo digital— para el acceso a determinados puestos en el claustro; la “ordinarización” de sus docentes, entre otras. Habrá oportunidad para analizar estos temas, alejados de lo que la libertad académica implica.

La Universidad Francisco Marroquín de Guatemala, quizá no tan conocida por el gran público, es respetada y admirada mundialmente por aquellos que creen en las ideas y el debate sin interferencias. Es un monumento a la resistencia frente a quienes no creen en una sociedad libre, y un ejemplo de la coherencia de Ayau.

[1] Quizá Enrique Ghersi, también un liberal clásico, es el peruano que mejor retrata a su amigo Muso en charlas y entrevistas. Con amenas anécdotas y conceptos muy claros, ha celebrado su vida y su obra muchas veces.

[2] Previamente en 2008, la UPC lo nombró Profesor Honorario.