OpiniónDomingo, 13 de julio de 2025
Perú y Chile: Entre la seguridad social y las AFPs, por José Antonio Torres Iriarte
José Antonio Torres Iriarte
Abogado y analista político

La seguridad social en el tiempo se convirtió en el eje del Estado de Bienestar que se estableció en el Reyno Unido y en los países miembros de la Unión Europea. En América Latina, la seguridad social se fue gestando progresivamente en el campo de la salud y pensiones fundamentalmente. En el Perú se creó la Caja Nacional del Seguro Social Obrero y posteriormente la Caja Nacional del Seguro Social del Empleado. El Instituto Peruano de Seguridad Social data de 1980.

El Sistema Nacional de Pensiones a cargo del IPSS durante los años ochenta, será absorbido por la Oficina Nacional Previsional (ONP) unos años después. La creación de las AFPs en 1992, replicó el modelo chileno de naturaleza privada, con la seguridad de poder desplazar del mercado al sistema público de pensiones.

Desde las AFPs se cuestionó el sistema de reparto, asegurando como principio que cada trabajador debe ser "dueño de su jubilación". Para tal efecto cada trabajador debería aportar durante su vida laboral a una cuenta de capitalización individual, que le garantizaría una pensión en función de sus ahorros y la rentabilidad generada por la buena gestión de la administradora de pensiones. Lo cierto es que a lo largo del tiempo, los fondos de pensiones han sido afectados por sucesivas crisis internacionales, tales como la del Sud Este Asiático de 1998 o la crisis inmobiliaria del 2008 que remeció el sistema financiero norteamericano. La coexistencia de las AFPs con la ONP en el mercado nacional, en mi concepto han diluido o atenuado las demandas en contra del sistema privado de pensiones.

Por su parte Chile como pionero del sistema privado de pensiones, ha sido testigo de largos debates políticos con propuestas que oscilan entre la reforma del sistema e incluso su liquidación. Hoy la candidata de la coalición oficialista Jeannette Jara, militante del Partido Comunista de Chile, no duda en asegurar que su eventual gobierno alentaría el cumplimiento de la reforma previsional aprobada por el Congreso. Más aún asegura que si sólo dependiera de ella, aprobaría la liquidación de las AFPs.

Si en Chile, las AFPs son parte esencial del debate político, no descartemos que en el Perú en la próxima campaña electoral, se expresan propuestas políticas que propongan la liquidación de las AFPs. En el tiempo varias administradoras de fondos de pensiones salieron del mercado o fueron parte de procesos de absorción o fusión empresarial, demostrándose las limitaciones del mercado y la escasa cobertura del sistema, más aún cuando en el Perú existe una alta tasa de informalidad laboral. A la par no podemos negar, la relación existente entre las cuatro AFPs y determinados grupos empresariales ávidos de administrar fondos que pueden ser invertidos en operaciones de largo plazo.

Es oportuno precisar que hasta 1990, el Sistema Nacional de Pensiones fue solventado con los aportes obligatorios de los trabajadores y empleadores. Los trabajadores aportan el 3% de sus ingresos y los empleadores un 6% como cuota patronal. Las mismas tasas de aportaciones, eran aplicables al Sistema de Prestaciones de Salud. Actualmente son los empleadores, los que asumen íntegramente el financiamiento de las prestaciones de salud establecidas en la Ley 26790. Luego de la reforma previsional y de la salud, se puede comprobar cómo el sector privado en el campo de la salud, tiene una oferta aún limitada si la comparamos con la oferta de EsSalud en materia de infraestructura hospitalaria y asistencial.

Por su parte el sistema público de pensiones otorga pensiones mínimas de 600 soles a los pensionistas que han aportado no menos de 20 años durante su vida laboral. Las AFPs han demostrado ser eficientes en otorgar mejores pensiones a los trabajadores de mayores ingresos, sin embargo es claro que ante un mercado laboral signado por bajos ingresos, resulta insuficiente la capacidad de ahorro de la gran mayoría de trabajadores peruanos.

La evidencia empírica demuestra la eficiencia de las AFPs para otorgar pensiones sustantivamente altas a los trabajadores de mayores ingresos. Por el contrario, las AFPs no pueden satisfacer las expectativas de los trabajadores con menores ingresos, que han realizado aportes intermitentes en el tiempo. La ONP garantiza una pensión mínima de 600 soles, por su parte las AFPs tienen serias dificultades para hacerlo.

El sistema de reparto de la ONP ayuda a los trabajadores de menores ingresos, castigando a los trabajadores de ingresos más altos, al imponer un tope máximo a las pensiones, que no supera los 900 soles.

No puede negarse que las AFPs fueron afectadas con la aprobación del retiro del 95.5 % de las cuentas individuales aprobada por la representación nacional en el 2016. A ello se ha sumado las sucesivas autorizaciones de retiros de las cuentas individuales de los fondos de pensiones aprobadas por el congreso de la República.

En Chile, la candidata del oficialismo y del Partido Comunista Jeanette Jara, desde su condición de Ministra de Trabajo impulsó la reforma de las AFPs, logrando adhesiones y popularidad, no descartemos que pase lo mismo en el Perú, con motivo de las elecciones generales del próximo año.

Más allá de todo, en mi concepto la seguridad social debe ser fortalecida y las AFPs por su parte deben especializarse en administrar los fondos de pensiones de los trabajadores de mayores ingresos.

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