OpiniónJueves, 15 de febrero de 2024
El juego de la izquierda, por Patricio Krateil
Patricio Krateil
Comunicador

La política peruana se encuentra en un despliegue de noticias que día a día conmocionan más a sus pobladores. Jaime Villanueva no se ha guardado una, está sacándole los trapitos a todos. Tanto izquierda como derecha han sido desnudados, pero ciertamente, los personajes más resonados y los que están en el ojo de la tormenta son Domingo Pérez, Rafael Vela y el periodista Gustavo Gorriti.

Es increíble como pese a que existen testimonios en contra de estos actores, la prensa mainstream ni los toca. Parece como si es que no tuvieran el permiso de hacerlo. Esto nos golpea aún más cuando vemos que semanas antes de este destape, Patricia Benavides sufrió enormes ataques e incluso, una suspensión de su cargo por algo notablemente menor que las acusaciones recientes. Este tipo de acciones, donde a unos se les golpea y a otros se les ignora es muy común del sector izquierdista peruano.

¿Por qué a Patricia Benavides se le destituyó del cargo y a los señores Pérez y Vela ni un mero rasguño? ¿Por qué el aclamado investigador de IDL Gustavo Gorriti, sigue gozando de impunidad? ¿Dónde están las marchas, los tuits o las reprimendas de la sociedad civil? ¿Estamos todos ciegos o solo tenemos sesgos ideológicos?

Dada esta inmadurez política y doble moral de la izquierda, me resulta oportuno dejar en claro, al menos, dos aspectos esenciales que refieren a como ordenar la justicia.

En primer lugar, la justicia antes que buscar una posición favorable a la ideología de turno tiene que ser estricta respecto a las cosas que son incorrectas y denotan una falta de respeto a las leyes. Es decir, si es que X persona, independientemente de su afiliación o postura política, es acusado a un acto criminal, tiene que ser no solo sancionado sino no justificado. Se debería conforme a una correcta noción de justicia, tratar de llegar al meollo del asunto y hacer que impere la ley, no los arreglos afuera de esta.

En segundo lugar, la justicia no puede ser de unos solamente. Como puede ser posible que solo para un sector, el de las derechas, es que los mecanismos jurídicos funcionen y para el otro se disipen. Desde cuándo la justicia ha de ser doble cara, desde cuándo existen dos varas diferentes para medir el mismo delito. Si es que a un determinado grupo se le impone fuertemente las leyes ha de ser exactamente igual para el otro. No hay razón de ser que sean diferentes, ¿O acaso vivimos en una sociedad que no concuerdo con la igualdad ante la ley?

En otras palabras, no es una incapacidad o negligencia en el uso del derecho, sino todo lo contrario. Lo que vemos es una directriz sumamente tajante para utilizar la ley conforme esta debe ejecutarse únicamente para un grupo. Unos gozan de privilegios y otros no. Unos tienen corona y otros son la plebe. En resumen, existe una manipulación de las normas jurídicas que son únicamente puestas en un grupo político, lo cual evidencia que aquello que poseen las herramientas estatales son los enemigos. La izquierda controla las reglas del juego.

Es normal a estas alturas de la vida darnos cuenta de la enorme hipocresía de los zurdos. Sin embargo, lo que hay que atender con más mesura, es que no solo es una hipocresía que reivindica la bajeza moral del izquierdismo, sino que nos estamos viendo atacados y amedrentados todos aquellos que no comulgamos su pensamiento. Hay que recapacitar un momento y darnos cuenta que en este país la justicia es un arma política. Dicha arma, sin lugar a dudas, esta hoy en día copada por el pensamiento caviar, aquel que enmudece cuando se habla de terrorismo y que aplaude cuando se trata de Cuba.

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