Con altas expectativas, Rafael López Aliaga (RLA) les prometió a los limeños que su ciudad sería una potencia mundial. Era evidente que nunca lo lograría ni lo logrará, pero al menos los limeños esperábamos una gestión más eficiente, con mayor cantidad de propuestas y una marcada diferencia con relación a la corrupción que prevalecía en el ejecutivo hacia finales del año pasado. Esperábamos una gestión política y con proyectos, pero no tenemos ninguna de ellas.
Tras cinco meses de gestión, el hecho de que la playa artificial sea lo más relevante que ha construido o presentado solo nos recuerda a la arena que se fue de la Herradura en la gestión de Villarán.
Porky dice mucho y a veces lo dice fuertemente. Culpa a las administraciones anteriores, culpa al "genocidio de Vizcarra", a la corrupción de Castillo, entre otros males, de la situación lamentable del Estado y de lo difícil que resulta gobernar en ese sentido. Y seguro tiene razón. Además, ha tenido algunos aciertos, como el programa de voluntarios después de las lluvias y huaycos, pero eso no nos convertirá en una potencia mundial ni mejorará nuestra ciudad.
Los asuntos relacionados con la playa artificial, el contrato de los peajes, la falta de agua en los cerros y el presunto tráfico de influencias del regidor oficialista Julio Gagó, una de las principales figuras de su campaña, evidencian la falta de seriedad en la gestión de la Municipalidad hasta el momento.
Tampoco presenta proyectos de cambio estructural, ninguno. ¿Los tendrá? Esperamos noticias. Sin embargo, dice que hará un campo de golf en el Rímac, ¡justo lo que necesitaban en ese distrito! Hasta la mediocre gestión de Muñoz hizo un Bypass. Hasta Villarán, luego del intento de revocatoria, se puso las pilas (corrupción mediante). ¿Algo así quiere esperar RLA?
En materia de seguridad, el tema principal para los limeños hoy en día, dijo que tendría un plan Bukele. Hasta ahora tampoco lo ha presentado y la única idea que tiene es la de comprar 10,000 motos. No hace falta ser un experto en seguridad para saber que no se necesita tanto personal ni se requieren 10,000 motos. Es un sinsentido. Los invito a hacer clic aquí para leer un texto en el que se detalla técnicamente por qué.
Un manejo poco serio no nos llevará a ser una potencia ni a mejorar mínimamente, pero el alcalde aún está a tiempo no solo de mejorar su gestión, sino también de dejar un legado político.
La dimensión simbólica de su mandato
Sabemos que Porky nos llenó de falsas expectativas, como la de ser una potencia mundial, y también sabemos que ganó la alcaldía por muy poco. Vencer en Lima, durante la época de Castillo, y por poco más del 1% a Urresti, que está preso, no fue una gran victoria. Fue, por supuesto, una victoria pírrica. Sin embargo, fue una victoria de la derecha y el alcalde probablemente esté enterrando las posibilidades futuras de este sector si su gestión continúa como hasta ahora. Le pone fácil a izquierdistas y caviares hacerle oposición, y manchar a todo el sector.
Gestionar Lima no es sencillo. El municipio no tiene experiencia en proyectos ambiciosos ni un gran presupuesto. Eso no lo exime de hacer grandes propuestas e implementarlas, pero mientras lo hace, lo cual seguramente llevará tiempo, puede avanzar en otros aspectos.
¿Qué ha hecho Porky hasta ahora que podríamos llamar derechista? ¿Qué ha hecho por sus electores ideológicos, entre los que me incluyo? Solo palabras. Un columnista de estas páginas le ha pedido que regrese la estatua de Pizarro a la plaza de armas. Ese sería un buen avance. Además, el alcalde dijo en enero que por fin retiraría ese monumento al relativismo moral llamado "El Ojo que llora", que se encuentra en Jesús María. ¿Por qué aún no lo ha hecho? ¿Ya borró los murales de esos falsos héroes y comprobados delincuentes de Inti y Bryan?
Si Porky aún no puede gestionar, al menos que confronte ideológicamente y así mantenga su base. Un amigo periodista me decía que poner estatuas como las de Pizarro o quitar el "Ojo que llora" era un desgaste innecesario y creo que está muy equivocado. Si se gana la elección y se accede al poder, es para llevar a cabo la agenda por la cual se te ha elegido.
Porky intenta representar a una derecha que mundialmente eleva el tono, que se caracteriza más por la acción que por las palabras. Que actúe y se deje de medias tintas, como decir que es de "centro izquierda". Así no mantendrá a su base y, sin proyectos, tampoco se ampliará su popularidad ni se mejorará la ciudad.
López Aliaga está en una encrucijada, tiene la oportunidad de decidir si será un alcalde recordado por los cambios que legó a la ciudad o si será un alcalde que destaque por su incapacidad, al igual que Susana Villarán. Todos los limeños, y en particular sus electores, necesitamos saber qué acciones tomará y qué podemos esperar de él. El destino está en sus manos y es él quien puede liderar el cambio necesario, pero no podemos esperar para siempre.