Periodista

Diana Seminario

Ningún peruano debe sentirse orgulloso de que tengamos a tres expresidentes en la cárcel. Uno de ellos con condena y los otros dos bajo el régimen de prisión preventiva.

La lista podría crecer si se tiene en cuenta que Martín Vizcarra tiene varios procesos pendientes y acaba de ser denunciado constitucionalmente por haberse vacunado subrepticiamente contra el Covid-19, mientras nuestros compatriotas morían. Vizcarra sacó ventaja de su cargo para beneficio propio y además bajo su mandato el Perú se convirtió en el país con el peor manejo de la pandemia y con el mayor número de muertos por millón de habitantes.

El caso de Ollanta Humala es distinto pues él ya superó la etapa de la prisión preventiva y, actualmente, se espera a la espera del inicio del juicio por el caso Gasoducto Sur.

¿Qué tienen en común estos personajes además de haber compartido techo en la prisión de Barbadillo o afrontar procesos por corrupción? Pues que todos se encumbraron en respuesta a un “anti”.

A finales de los 80, el Perú era un país atacado por las huestes terroristas y una crisis económica galopante. Los partidos políticos –aunque golpeados—seguían siendo el referente electoral. La candidatura de Mario Vargas Llosa surgió como una coalición de partidos tradicionales como Acción Popular y el Partido Popular Cristiano. El ahora Nobel de Literatura ofrecía la recuperación económica del país con un cambio de modelo.

Nada hacía presagiar la derrota del escritor liberal, hasta que apareció el hombre del tractor. Un ingeniero que ofrecía ‘honradez, tecnología y trabajo’, y desafiaba a los tótem de la política nacional. El “Chino” conectó con un pueblo que tenía hambre y miedo, pero además porque representaba la “anti” política. La izquierda de entonces lo apoyó sin reserva en el afán de combatir al modelo “neoliberal”, a la “derecha imperialista”. El ingeniero ganó y los peruanos conocimos la palabra ‘outsider’. Fujimori cambió el modelo económico y se olvidó de sus socios de ocasión. El resto es historia.

Diez años después, ya era un gobierno atacado por la corrupción y su autoritarismo era inocultable. El todopoderoso asesor en la sombra era sinónimo que algo se podría en el régimen de Fujimori. Apareció Toledo como un “salvador” de la democracia. Al ‘Cholo’ le perdonaban todo: desde sus noches en blanco, hasta al no reconocer a una hija. Pasada la crisis del 2000, Toledo fue elegido en las elecciones del 2001 en las que llegó a disputar la segunda vuelta con el expresidente Alan García. La lucha contraFujimori sumado al antiaprismo y las ganas de cambio, hicieron a Toledo presidente. Pero ya al tercer año de su gobierno no dudada en pedir una coima de 35 millones (soborno conocido).

Ollanta Humala se enfrentaba en el 2011 a la hija de Alberto Fujimori. Al ex militar también se le perdonaba todo con tal de que le gane a Keiko. Ni las denuncias de violaciones de derechos humanos ni su supuesto radicalismo antidemocrático pesaron al momento del voto. Keiko Fujimori no podía ser presidenta. No importaban ni las propuestas ni mucho menos los planes de gobierno. La única oferta válida era el “No a Keiko”.El ‘anti’ fue el movimiento político más organizado. 

Si bien Vizcarra llegó a la presidencia tras la renuncia de Kuczynski, (el triunfo de PPK también tuvo una alta dosis de “anti”) el moqueguano “neutralizó” a la ‘China’ y disolvió un Congreso de mayoría fujimorista. Suficiente razón para ensalzarlo. Ni su pésimo manejo de la pandemia y los indicios de corrupción lo bajaron del pedestal que lo pusieron algunos. Pero todo tiene su final.

El caso de Pedro Castillo es digno de estudio. Las pruebas de que no estaba mínimamente preparado para la presidencia y de su cercanía con la izquierda más violenta y radical eran públicas. Castillo significaba el retroceso, el salto al vacío, la peor pesadilla para la democracia. Pero muchos prefirieron obviar esas evidencias, pues una vez más la oposición al rival pesó más que las razón.

¿Habremos madurado como electores? Lo sabremos en las próximas elecciones en las que quienes creemos en la libertad, democracia y en la posibilidad de hacer un gobierno íntegro, tendríamos que llegar a un consenso para enfrentar mafias y radicalismos que siempre querrán el poder a costa incluso del país.

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El “anti” como protagonista, por Diana Seminario 

El expresidente Alejandro Toledo siempre ha sido un personaje histriónico. Podríamos darle el título de precursor de los memes aun cuando las redes sociales eran una lejana realidad. A Toledo se le acabó el chiste.

El ex mandatario que se vendió a sí mismo como un “error estadístico”, resultó siendo más bien la confirmación que el origen o los rasgos étnicos no convierten a las personas en seres inmunes a la corrupción.

Toledo coimeó con la misma facilidad con que se tomaba un whisky etiqueta azul, y le reclamó a Jorge Barata de Odebrecht con la misma intensidad con que llamaba a “Galleta” para que anime sus juergas.

Pero las innumerables anécdotas de Toledo no deben distraernos de lo que es el fondo del asunto. Es el funcionario público de cuya corrupción existen probadas y sustentadas evidencias. La coima de 30 millones de dólares por la Carretera Interoceánica es solo una muestra.

El hombre de Cabana no solo tiene suerte, sino también cómplices que ruegan a todos los santos para que su ex amigo no vuelva. Se muestran circunspectos ante la prensa asintiendo que Toledo debe ponerse a derecho, pero los imagino haciendo “contra” con los dedos. Otros prefieren el silencio y los más optimistas sueñan con la prescripción.

Toledo no se apellida Fujimori ni García. Es más bien collera de los Humalas, Vizcarras y Villaranes. De otro modo no se explica cómo los mismos que se quedan afónicos señalando a los Fujimori y que hicieron escarnio de García, se convierten en mansas palomas cuando del “sano y sagrado” se trata.

Convivieron felices con Toledo, digamos que fue su salto al estrellato, su trampolín a la fama. Por eso no extraña su silencio disfrazado de falsa lealtad.

Toledo sigue haciendo malabares para rehuir a la extradición, pero este viernes 21 de abril se le vence el plazo, aunque no dudamos que viene tramando una nueva triquiñuela para evadir la justicia.

Hay quienes incluso se atreven a apostar, ¿Viene o no viene Toledo? Los más pesimistas alegan que hay demasiados intereses en juego, lo otros prefieren creer en la justicia.

Lo cierto es que su ex edecán, el hoy ministro del Interior Vicente Romero, deberá organizar toda la seguridad para el recibimiento de quien fuera su jefe.

Quienes creemos en la justicia y la democracia tenemos la secreta esperanza de que Toledo venga a pagar sus culpas.

A Toledo se le acabó el chiste, por Diana Seminario

Rescatan a damnificados por inundaciones, desborde del rio deja a cientos de personas en la calle, desastres naturales dejan sin cosechas a pequeños agricultores, escolares no podrán asistir a clases por daños en la estructura de sus colegios ocasionados por las fuertes lluvias, equipos de hospitales colapsan.

Estos titulares se repiten cíclicamente. Basta una sola lluvia fuerte e intensa para que importantes ciudades como Piura o Chiclayo colapsen ante la falta de un adecuado sistema de alcantarillado.

La última experiencia dramática fue el Niño Costero del 2017, cuando el entonces gobierno de Pedro Pablo Kuczynski puso en marcha la campaña #UnaSolaFuerza, el ex ministro Jorge Nieto era la “estrella” del gobierno por su trabajo durante el desastre.

Estamos asumiendo con la mayor seriedad en el Ministerio de Defensa, sector en el que está asignado el Cenepred e Indeci, eltrabajo que se nos han encomendado de gestionar la prevención de riesgos, de prepararnos para eso y usar las lecciones que aprendimos cuando tuvimos que enfrentar todos juntos el fenómeno de El Niño costero”, decía un orgulloso Nieto en diciembre del 2017.

Ni prevención, ni planificación, ni nada. El paso del ciclón Yaku nos ha reventado en la cara y nos ha demostrado que una buena campaña de marketing y comunicaciones no es sinónimo de efectividad en la gestión.

Fue en ese fatídico 2017 que a pedido del Ejecutivo el Congreso aprobó la llamada ‘Autoridad para la Reconstrucción con Cambios’. En abril de ese mismo año el Pleno de aquel “Congreso obstruccionista”, aprobó la iniciativa con 90 votos a favor, 18 en contra y cero abstenciones”

Seis años han pasado y la inacción, desidia y corrupción han puesto en evidencia que el norte se sigue ahogando y que millones de soles han sido arrojados al agua. El Niño Costero del 2017 dejó 101 fallecidos, más de 140 mil damnificados y casi un millón de afectados.

En declaraciones dadas en diciembre del 2021, Amalia Moreno, entonces directora ejecutiva de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC), señaló que ya se había usado el 66 % del presupuesto. Moreno fue destituida en mayo del año pasado. Robert López la reemplazó.

Dos años después de este anuncio la ARCC admite que se concentraron en la infraestructura educativa, “olvidando” los ríos y quebradas

¿Qué se ha hecho con los millones de soles destinados a la reconstrucción y prevención?. El presupuesto del 2022 fue de 8 mil millones de soles. ¿En qué quedó el tan publicitado convenio de gobierno a gobierno con Reino Unido para las obras de reconstrucción? Martín Vizcarra lo promocionó como un logro de su gestión.

¿Qué papel asumen las autoridades locales y regionales?. ¿Dónde están los congresistas de Piura, Lambayeque y La Libertad que son incapaces de fiscalizar el avance o la ejecución de obras de prevención?, ¿Y la Contraloría?, ¿el Ministerio Público?

Los norteños somos personas alegres, generosas que no conocemos ni de marchas ni bloqueos de carreteras, pero eso no significa que nos vean la cara de tontos, ya que no tomamos medidas de fuerza ante la inacción e impunidad que deja a miles de inocentes en las calles, perdiéndolo todo.

Sí, el norte no es el sur y tampoco Lima, pero tiene el derecho a reclamar con igual fuerza por tantos años de injusticias.

Cuando el norte despierte, por Diana Seminario 

Ambos se presentaron ante el Perú y el mundo como personas discriminadas por su origen, honestos por el solo hecho de su “choledad”, luchadores incansables por la reivindicación de los “suyos”.Ambos cayeron seducidos por el poder y la corrupción, pero la justicia con todas sus imperfecciones los alcanzó.

Alejandro Toledo se vendió como el “error estadístico” que acabaría con la corrupción que había dejado a su paso el gobierno de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos. Era el presidente bilingüe que salió de Cabana y que sus discursos expresaban más bien palabras traducidas del inglés.

Era el “cholo sano y sagrado” que se convirtió en la delicia de los caricaturistas y los imitadores. A Toledo se perdonaba todo… incluso que gobernara con 7% de aprobación y no ocultara el rezago de las juergas cuando hacia apariciones públicas. Dicho en peruano: Toledo fue ese peruano “pendejo” que siempre se sale con la suya.

Pero hasta la “pendejada” tiene punto final. Desde su fuga en enero del 2017, pasaron siete largos años para que Estados Unidos aprobara la extradición del ex mandatario al Perú. Cómo olvidar cuando tras la huida, su entonces abogado Luciano López declaraba ante los medios: “ El doctor Toledo desempeña sus labores profesionales en Stanford. Por tanto vino para pasar las fiestas navideñas en el Perú y regresó a Estados Unidos”.

Toledo Manrique deberá responder a la justicia por la coima de 30 millones de dólares que recibió de Odebrecht para la construcción de la Carretera Interoceánica durante su gobierno.Durante la administración de Toledo, Odebrecht estaba impedido de contratar en el Perú, pero un orgulloso Fernando Olivera se ufanaba de haber “destrabado” esa dificultad con la Contraloría. Fue un hecho público durante una conferencia de prensa del 13 de agosto del 2005.

El caso de Pedro Castillo tiene algunas similitudes con el de Toledo. El dirigente sindical se presentó como un maestro rural venido de Chota y que se impuso al “stablishment” político. Su discurso se centró en que fue el primer maestro rural provinciano en llegar a la presidencia en 200 años, y por eso lo atacaban. Como si ser maestro y provinciano le diera un certificado de buena conducta.

Durante el año y medio que duró su gobierno se estima que Castillo se “embolsicó” 25 millones de soles de manera ilegal y a punta de corrupción, por lo que es un logro del Congreso que el pasado viernes 17 de febrero el Pleno del Parlamento haya aprobado la acusación constitucional contra Pedro Castillo.

Ser el cabecilla de una organización criminal enquistada en el poder para beneficiarse es uno de los principales delitos por los que viene siendo procesado. Su prisión preventiva por el golpe de estado del 7 de diciembre es solo un aperitivo de las condenas por corrupción que deberá afrontar.

Que los casos de Toledo y Castillo sirva de ejemplo y advertencia a quienes aspiran llegaral poder para enriquecerse, y a quienes ven al Estado como un botín.

Ni la procedencia, el sexo, la raza y religión son garantía de conducta intachable. La honestidad se demuestra con hechos y no con slogans de campaña.

Toledo y Castillo ni sanos ni sagrados, por Diana Seminario 

La violencia desatada tras el golpe de estado que anunciara Pedro Castillo el pasado 7 de diciembre, nos ha confirmado las endebles convicciones democráticas de algunos y la entraña violenta y desestabilizadora de la izquierda. Y también están, por supuesto, los defensores de la institucionalidad y la democracia, que, aunque no hagan tanto ruido son firmes en sus convicciones. Pese a que la cancha está trazada la salida de la crisis política pareciera inalcanzable.

Mientras los demócratas y peruanos de bien hacen denodados esfuerzos por trabajar, la izquierda radical que no tiene otra agenda que la Asamblea Constituyente, la cual solo empobrece aún más a ese “pueblo” por el que dice luchar.

Las imágenes desoladoras de Cusco sin turistas, la leche que debe ser arrojada al rio en Arequipa, los inocentes que murieron porque unos delincuentes disfrazados de “marchantes” no dejaron pasar ambulancias, solo alimentan las perversas intenciones de quiénes solo quieren recobrar el poder, sin importar las vidas que se lleven a su paso.

En medio de este “estallido” social que prometieron los fieles escuderos del golpista Castillo, se pretende forzar un adelanto de elecciones. Se equivocó Dina Boluarte el domingo pasado cuando le dio un ultimátum al Congreso, también se equivocaron en el Parlamento cuando desandaron lo avanzado y dejaron en fojas cero el esfuerzo que había supuesto alcanzar más de 90 votos en una primera votación para adelantar las elecciones para abril del próximo año. Lo bueno es que la pretensión de la izquierda de que se apruebe un referéndum para consultar sobre la convocatoria a una Asamblea Constituyente ha sido enterrada por 75 votos. Solo 48 estuvieron a favor del referéndum.

Pero ellos no cejan en su esfuerzo desestabilizador para hacerse del poder absoluto, por eso ahora van por la Mesa Directiva del Congreso, y para ello estén dispuestos a conseguir votos negociando incluso la impunidad de Los Niños de Acción Popular.

La renuncia de Digna Calle (Podemos Perú) la noche del viernes así lo confirma. Esta alianza contra Williams Zapata tiene como protagonistas a Guillermo Bermejo, José Luna y a Los Niños de AP, que harán hasta lo imposible por librarse del desafuero.La maniobra que pretenden es hacerse de la Mesa Directiva para luego ir por la vacancia de Boluarte y así hacerse del poder.

Saben que “la calle” no les ha funcionado, no han logrado que Boluarte renuncie y tampoco imponer su Asamblea Constituyente, por lo que van a jugarse sus últimas cartas.

Ante este embate, el bloque democrático en el Congreso debe estar más unido que nunca por preservar la legitimidad y la permanencia de Williams al frente de la Mesa Directiva. 

Estamos al filo de la navaja, caminando al borde del precipicio.Por eso es urgente apoyar a las instituciones que aquel aciago 7 de diciembre supieron hacerle frente a la intentona golpista de un personajillo que soñó con ser dictador.

Al filo de la navaja, por Diana Seminario 

En los últimos días y en medio de los violentos atentados que acompañan las “protestas”, desde distintos sectores empezando por la presidente Dina Boluarte, se empeñan en invocar al diálogo por la paz. La pregunta es: ¿Con quién podría ser posible conversar?

Desde el Ejecutivo, sus voceros dan la cara no solo para informar sobre la dramática situación que vive el país sino también para explicar que los reclamos de la turba: el cierre del Congreso sería ilegal —como lo fue le golpe de Estado que perpetró el 7 de diciembre Pedro Castillo—, la convocatoria a una Asamblea Constituyente no depende del Ejecutivo ni del Congreso y la renuncia de Dina Boluarte solo hundiría al país en un caos mayor.

Además, en su mensaje del último jueves, Boluarte subrayó que ninguno de los reclamos tiene que ver con las necesidades de las personas que se han desplazado a Lima desde el sur. Es que, si tuvieran que ver con las carencias de sus pueblos, debieran apuntar a las autoridades de sus regiones que reciben millonarias regalías de las mineras, las mismas que se empeñan en destruir.

“Ustedes quieren quebrar el Estado de Derecho y generar el caos y la violencia”, sentenció Dina Boluarte.

¿Quién da la cara desde el lado de la protesta?, ¿Con quién podría llegarse a un acuerdo? Nadie da la cara. Solo se ha visto a la congresista Sigrid Bazán, con su camiseta roja en las instalaciones de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos azuzando a los ciudadanos a marchar, ¿Se hará cargo Bazán de las consecuencias de la marcha que ella misma alentó? Ni siquiera tuvo las agallas de encabezar la movilización. Muy valiente posteando en Twitter con su Iphone, queriendo instalar el relato que el incendio del edificio histórico del Centro de Lima fue provocado por una bomba lacrimógena.

¿Quién se hace cargo de los peruanos movilizados desde diferentes zonas del sur? ¿Lo hará el rector de la UNI que albergó a los marchantes?

Al igual que los violentistas que se cubren el rostro para perpetrar sus fechorías y lanzarle piedras a los policías, así se parapetan los verdaderos azuzadores de la violencia. No dan la cara. Se esconden porque saben que sus acciones no quedarán impunes.

Valientes para azuzar y cobardes para enfrentar. Los peruanos que queremos la paz, defender nuestras instituciones y a la democracia y añoramos un país mejor para todos, no nos vamos a dejar derrotar por la violencia.

Valientes para azuzar, cobardes para enfrentar, por Diana Seminario

Uno escucha a la presidenta Dina Boluarte y es inevitable recordar el estribillo del éxito de ‘Los Prisioneros’, “Nunca quedas mal con nadie”. La señora pareciera que escoge sus dichos según el auditorio y el medio en el que se expresa, pero debe entender que ya no está en campaña, que ya no es la vocera de Pedro Castillo y que sus dichos y decisiones afectan a todos los peruanos.

Cómo olvidar cuando el 23 de diciembre en entrevista con Exitosa no tuvo ningún problema en dejar abierta la posibilidad de la convocatoria a una Asamblea Constituyente: “La Asamblea Constituyente no está cerrada pero es el pueblo que tiene que decidir sobre esa situación”.

De ese modo, Boluarte intentaba quizás congraciarse con su compañero de campaña electoral, con su camarada Vladimir Cerrón que no ceja en su empeño de una Constituyente, aunque ese intento acarree violencia, caos y muertos.

Aparentemente, Cerrón habría perdido la parcela de poder de la que gozaba cuando Castillo era el presidente. Digo aparentemente, porque no sabemos hasta dónde llega –o llegó—el vínculo con la actual presidenta. No debemos olvidar que en una cuenta bancaria a nombre de Boluarte se depositaba dinero para pagar la reparación civil de Cerrón Rojas.

El país viene siendo atacado por violentistas que solo quieren sembrar el caos. En los años ochenta, Sendero Luminoso le declaró la guerra al país con su denominada “lucha armada”. Cualquier parecido con lo que actualmente vivimos no es coincidencia, ¿La señora Boluarte llamará abiertamente a las cosas por su nombre?

Si bien se ha sabido que quiere “fumigar” los ministerios, el proceso es bastante lento. ¿Cómo explica la Presidenta que recién el viernes 5 se haya decidido dar por concluidas las funciones de Carina Palacios Quincho como embajadora de Perú en Bolivia? Palacios es fundadora de Perú Libre y la decisión se da luego de que Evo Morales interfiere groseramente en la política peruana alentando las acciones violentas en el sur.

Y respecto a Morales Ayma, Boluarte sigue haciendo malabares precisamente para “no quedar mal con nadie”. En entrevista con el periodista César Campos la mandataria dijo “estamos conversando con Migraciones para que, dentro de este contexto, veamos la situación del ingreso del señor Evo Morales al país”.

Dadas las circunstancias poco hay por evaluar y más bien se debería prohibir el ingreso del ex jefe de Estado boliviano.

Quien pareciera se encuentra en la otra orilla de los devaneos conceptuales es Alberto Otárola, quien en entrevista con Correo el pasado 31 de diciembre zanjó el tema de la Asamblea Constituyente que irresponsablemente Boluarte había dejado abierto. “La Asamblea Constituyente no está en la agenda del gobierno. No es una prioridad para nosotros”, dijo.

El martes 10, el Presidente del Consejo de Ministros Alberto Otárola acudirá al Congreso para solicitar el voto de Confianza al Gabinete que preside. Es importantísimo que tanto él como el equipo que encabeza tengan el respaldo de Boluarte. La esgrima verbal de la Presidenta le hace un flaco favor a su Gabinete.

Hoy más que nunca el país requiere acciones firmes y concretas por la paz y la democracia.

“Nunca quedas mal con nadie”, por Diana Seminario

Diez días después que Dina Boluarte asumiera el poder ha empezado a dar señales de que está gobernando y que la democracia, la paz y la estabilidad del país son los ejes que deben guiar su administración. Solo así, lo que empezó siendo un gobierno frágil podría asentarse y marcar un derrotero.

Ha sido positivo y esperanzador su decisión de no renunciar a la Presidencia de la República, luego que el último viernes voces que solo buscan suinterés e imponer una agenda divorciada con la realidad del país, salieran en coro a pedírselo.

La semana de zozobra y violencia que vivimos los peruanos, con la muerte de ciudadanos y niños inocentes, pareciera que encontró un respiro el sábado cuando Boluarte dijo: “Acá vamos a estar firmes hasta que el Congreso apruebe el adelanto de elecciones. Hay que pararnos firmes para decir no a la violencia”.

Tras zanjar el tema de la renuncia, Boluarte le dio espacio a los representantes de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional para informar sobre la situación del país ante el ataque de violentistas ligados a Movadef. En la víspera, los titulares del Congreso, Poder Judicial, Ministerio Publico, Junta Nacional de Justicia, Tribunal Constitucional, respaldaron las acciones de la Presidenta. Es decir, las mismas instituciones que impidieron que el Perú se convierta en una dictadura tras el golpe del 7 de diciembre, se volvieron a poner de pie para avalar a un gobierno legítimo y democrático.

Ahora es urgente e imprescindible que el Parlamento encuentre la salida a un adelanto de elecciones sin sobresaltos. El viernes no se logró este objetivo pues la izquierda radical y sus socios impusieron un chantaje perverso: adelanto de elecciones sí, pero con Asamblea Constituyente, lo que no solo es inviable sino un despropósito. Queda claro que para esa izquierda que dice defender al pueblo, no le interesa ni la paz ni las vidas de los peruanos; solo buscan imponer su agenda totalitaria. Pedro Castillo solo fue su vehículo para hacerse del poder.

Dina Boluarte tiene una responsabilidad inmensa por delante y solo le podemos desear éxitos. Aquí hemos criticado sus acciones, el haber sido utilitaria a Vladimir Cerrón y los Dinámicos del Centro, haber avalado con su presencia en el Gabinete el desgobierno de Pedro Castillo, pues Boluarte recién se aleja del Gobierno cuando se presenta la cuestión de confianza.

Sin embargo,Boluarte ahora se encuentraen una posición histórica y tiene que ejercer el poder y gobernar para todos los peruanos. Y quienes queremos vivir en paz y democracia somos mayoría.

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“Firmes para defender la democracia”, por Diana Seminario 

“Si al Presidente lo vacan yo me voy con el Presidente”, decía una acalorada Dina Boluarte el 7 de diciembre del año pasado, cuando se discutía la primera moción para destituir a Pedro Castillo. Exactamente un año después, Boluarte parece soñar con la banda presidencial y prefiere convenientemente olvidar aquella declaración de lealtad incondicional.

Si el miércoles 7 de diciembre se lograra vacar a Pedro Castillo, la sucesión constitucional establece que Boluarte asuma la Presidencia de la República. Y eso nos colocaría en otra compleja situación.

La urgente necesidad que Castillo deje la Presidencia, no debe llevarnos a ignorar la pesada mochila que carga Boluarte, quien no ha sido ajena a los enjuagues de Perú Libre incluso desde antes de la campaña electoral. Cómo olvidar su papel como tesorera de Vladimir Cerrón, cuando en una cuenta bancaria a su nombre se depositó el dinero que sirvió para pagar la reparación civil del sentenciado por corrupción Vladimir Cerrón. Nada menos que 900 mil soles.

Además, no se entiende cómo logró inscribirse como candidata a la Vicepresidencia de la República sin haber renunciado a su puesto como funcionaria de Reniec, que es uno de los organismos que conforman el sistema electoral peruano. La ley es clara en señalar que los funcionarios electorales no pueden ser candidatos a nada, a menos que hayan renunciado. Boluarte recién renunció en abril de este año siendo ya Ministra y Vicepresidenta.

A eso hay que sumarle los millonarios contratos con el Estado con los que se han visto favorecidos sus sobrinos.

Sobre Boluarte pese además una denuncia constitucional que apunta a su inhabilitación en la función pública pues siendo ministra y Vicepresidenta firmó documentos como Presidenta del Club Apurímac, hecho que también está prohibido por ley.

El proceso de inhabilitación, que sigue su curso en el Congreso, favorece a Boluarte. Es inexplicable que la oposición parlamentaria haya permitido que el informe de la denuncia contra la vicepresidenta haya recaído en Edgar Reymundo, parlamentario afín al régimen, quien recomienda el archivo de la denuncia.

Boluarte tampoco ha sido capaz de marcar distancia con las denuncias de corrupción del régimen del que forma parte. Recién dejó el Gabinete tras el nombramiento de Betssy Chávez como Presidenta del Consejo de Ministros.

No podemos ignorar que la llamada izquierda caviar, los mismos que encumbraron a los Humala-Heredia, festinaron con Susana Villarán, adularon y apañaron a Martín Vizcarra, se frotan las manos ante la posibilidad que Dina Boluarte se convierta en la primera mujer en asumir la Presidencia Constitucional de la República.

La urgente necesidad de que Castillo Terrones deje el poder no puede llevarnos a encumbrar a Boluarte como la solución a la crisis que vivimos. De darse el caso, su asunción sería constitucional, pero eso no debe significar de modo alguno borrón y cuenta nueva.

Ni tregua ni luna de miel. Estamos advertidos.

Dina o no Dina, esa es la cuestión, por Diana Seminario

Si los ciudadanos de a pie, como tú o como yo, tuviéramos la posibilidad de votar por la vacancia presidencial y la inhabilitación a Dina Boluarte, hace rato que este “dinámico” gobierno estaría fuera y muy probablemente estaríamos en medio de una campaña electoral. Pero no. La llave para salir de esta pesadilla la tiene el Congreso, más concretamente 130 parlamentarios.

Y la respuesta es tan obvia como complicada. El Parlamento existe para dar leyes en favor de los ciudadanos que eligieron a sus miembros, y también tienen la obligación de fiscalizar al gobierno de turno y la potestad constitucional de destituir al presidente de la República y a sus vicepresidentes cuando estos son pillados en actos de corrupción que los llevan a estar incapacitados moralmente para gobernar.

Es decir, si los 130 congresistas están sentados en sus curules es porque nosotros con nuestro voto les hemos dado el poder de representarnos, pues de lo contrario sería un caos que más de 30 millones de peruanos nos pongamos de acuerdo.

Además, son servidores públicos que reciben un sueldo que sale de la caja fiscal que se alimenta de los impuestos que nosotros pagamos diariamente.

Por eso, si ellos nos representan debemos exigirles con firmeza que actúen y hagan lo que nosotros directamente –quisiéramos--, pero no podemos hacer: ¡Saquen de una vez a Castillo y sus secuaces!, ya sea por vacancia, destitución o inhabilitación, pero, ¡háganlo ya!

Si bien la marcha #ReaccionaPerú es un hito importante para decirle al gobierno que el pueblo se cansó, es sin duda alguna un mensaje directo a los congresistas para que ellos también reaccionen de una vez por todas y vean que sus “representados” les están exigiendo que actúen ahora, mañana es tarde.

Hasta la fecha son 66 parlamentarios los que han firmado la moción de vacancia presidencial por incapacidad moral permanente. Es cierto que la exigencia del número de rúbricas para presentar el documento ya fue superado largamente y también es cierto que esas adhesiones no necesariamente se traducen en número de votos al momento de la verdad.

Por eso, como bien dice Lucas Ghersi: “sin un empujón de la calle el Congreso no va a reaccionar”. Sigamos empujando el carro.

Los parlamentarios deben honrar el importantísimo encargo que sus electores han puesto en sus manos, no hacerlo es incumplir los deberes para los que fueron contratados.